Revista de Marketing y Negocios

Mi amor por el Buró de Crédito

Cuando te preguntan si estás en el Buró de Crédito, te están haciendo una pregunta figurativa y, en la mayoría de las ocasiones, sin que ellos mismos lo sepan.

Todos estamos en el Buró de Crédito. Todos. Solamente que unos tenemos un récord positivo y otros negativo.

Cuando solicitas un crédito, ya sea por contrato para comprar directamente en mensualidades o por una tarjeta de crédito, quien va a asumir el riesgo de otorgarte ese crédito checa tus antecedentes en los registros del buró. No tiene acceso a todos tus movimientos, pero sí se le entrega una calificación. 

Esa calificación está basada en tu comportamiento crediticio, de acuerdo a tus tiempos para liquidar, si eres “totalero” o si pagas el mínimo. Y, curiosamente, si tienes un gran número de créditos abiertos, aunque estés al súper día en tus pagos, la calificación baja. Eres de mucho más alto riesgo que alguien que igual tenga una sola tarjeta, también al día. 

Ese score se ve así:

buró de credito

También cuando contratas un servicio que requiere de pago regular, tienes una cuenta abierta con el prestador de ese servicio: Telmex, compañía de luz, AT&T, cualquiera de ésos se ven reflejados en el buró.

Pero el Buró de Crédito ofrece una ventaja incomparable y valiosísima de protección. Te cuento.

Se habla poco, pero México ha ido creciendo en cantidades escandalosas el robo de identidad. Por eso recibimos a cada rato llamadas de “bancos” por un “fraude”; y los discursos están tan pero tan bien pensados, que muchas personas caen y entregan toda su información. Son menores los casos de robo de identidad por medio de hackeos de empresas o instituciones. La gran mayoría se deben a que nosotros mismos –sin querer, quiero pensar- le abrimos la puerta de entrada a la delincuencia.

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Lo peor: la víctima de robo de identidad con frecuencia se entera ya que el daño no tiene remedio. Porque pudieron haber pasado meses o años, hasta que le llega un citatorio que le toma por sorpresa.

Cualquier documento personal puede ser la llave para esa puerta a tu intimidad. Cuando pagas en un restaurante, en el súper o en la gasolinería (por eso hay que ver la terminal en todo momento); tu IFE/INE que dejas en la caseta de vigilancia de empresas y de conjuntos residenciales; tu pasaporte, acta de nacimiento, cartilla, título… cualquiera, y siempre los andamos dejando en todas partes, sin pensar.

El Buró de Crédito tiene un servicio llamado Reporte de Crédito Especial que cuesta anualmente $200 y que permite hacer cuatro consultas al año de tu score, pero -lo más importante- cada vez que hay un cambio en tu comportamiento habitual financiero, y te manda un resumen mensual de movimientos, todo en tu email. 

Eso te permite reaccionar de inmediato y protegerte sin que tengas tú que hacerte responsable de todo lo que el ladrón de tu data anda haciendo en tu nombre.

No conozco otro producto en el mundo que por un el equivalente a 10 dólares ofrezca tanta protección, tanta seguridad y tanta tranquilidad.

Como me dijo un entrevistado en un focus-group “Contratarlo es paz”. #PonteLasPilas

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Liliana Bretón

Publicista e investigadora

Publicista e investigadora; maestra y estudiante; amante del cine, los libros y el buen sentido del humor; no cambio por nada una tarde de vino con una buena plática. Beatlefan y chocohólica. Socialmente analfabeta. Vivo en Cholula.

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