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Nace un profeta

Para ser profeta es necesario tener carisma. No importa que a uno le fallen las profecías y las predicciones; no importa que los dioses lo hagan quedar mal a uno, si se tiene el encanto, labia y los recursos suficientes, siempre se podrá convencer a un grupo de personas que se tiene propiedad de los secretos más arcanos de la humanidad.

Un ejemplo clásico de esto es el de los Testigos de Jehová, grupo religioso que vio sus orígenes en la década de 1870; como buenos fanáticos religiosos, sus fundadores no tardaron en descubrir la “inminencia” del apocalipsis, situación que les ayudó a que más personas se volcaran en el nuevo culto.

En un colmo de atrevimiento, le pusieron fecha a ese final del mundo: el 2 de octubre de 1914. Cuando el plazo se cumplió y no llegaron los fuegos artificiales, utilizaron todo tipo de pretextos para mandar la fecha final más atrás.

Se programó el nuevo apocalipsis para 1925 y, cuando ‒de nuevo‒ no pasó nada, se reprogramó hasta el muy lejano 1975 año en que, ya se habrá dado cuenta el lector, tampoco se cumplió la profecía. Desde ese entonces optaron por evitar poner fechas y hablan de forma muy vaga, tan sólo anunciando que “el fin de los tiempos está cerca”, pero para nada se atreven a poner marca en el calendario.

No están dispuestos a repetir el error aunque, a pesar de los fiascos, los creyentes siguieron creyendo. Son estos casos lo que ayudan a entender a los seguidores de la selección nacional de futbol.

Profetas de gran carisma, como Jim Jones, llevaron a cientos de personas a “tomar el Kool-Aid” en Guyana en 1974 o auto inmolarse junto con David Koresh en Waco Texas, en 1993.

A veces, la mente humana es algo incomprensible.

Aunque algunos optimistas digan lo contrario, seguimos en épocas de profetas; tiempos en que un movimiento político (bastante delirante desde mi punto de vista) se puede transformar en una religión mesiánica y apocalíptica en menos de lo que se dice “Trump”.

Tal es el caso de Michael Brian Protzman (es el de la foto principal), ex empresario, influencer en el infame movimiento QAnon (tiene 100 mil seguidores en una cuenta de Telegram) y ahora profeta de una nueva religión que alcanza niveles de paroxismo pocas veces vistos.

Este señor es practicante de un arte adivinatorio llamado Gematría, que se basa en la numerología hebrea y que consiste en sustituir las letras del alfabeto por números con los que se generan predicciones. Muy científico todo.

Nuestro buen profeta también tuvo el poder de convencer a unas mil personas para reunirse en Dallas, en la Plaza Dealey, el lugar donde el presidente John F. Kennedy fue asesinado, para esperar la resurrección del susodicho y su consiguiente nombramiento como vicepresidente de Donald Trump, quien en ese momento recuperaría su puesto como cabeza del ejecutivo estadounidense.

Poca cosa.

La gente se reunió en la plaza y, a manera de oración, recitaron el Juramento a la Bandera como si de una posmoderna oración se tratara, justo a la hora en que se cometió el asesinato hace 58 años…

…y nada, el presidente muerto no se dignó en regresar de ultratumba.

Justo esa noche, en Dallas, se llevó a cabo una presentación de los Rolling Stones y cuando Protzman vio que Kennedy no se presentaría, convenció a sus seguidores de lanzarse al concierto; más tarde diría que los que tocaron esa noche no fueron los septuagenarios británicos sino que estos fueron “sustituidos” por otras personalidades que también regresaron del otro barrio: Michael Jackson remplazó a Mick Jagger, John F. Kennedy Junior a Keith Richards (¡¡!!), Prince al baterista Steve Jordan mientras que Aaliyah cantó los coros.

No recuerdo Día de Muertos más exitoso.

Al igual que los testigos cuando Jehová les canceló el fin del mundo, Protzman se aventó la puntada de decir que “existía un error en sus cálculos” y que la fecha la había calculado con el Calendario Gregoriano cuando debió de hacerlo con el Calendario Juliano, mismo que fue dado de baja hace unos cinco siglos.

Marketing Mix Modeling (MMM) | Rodrigo Martin & Moisés Maislin & Hans Hatch

¿La nueva fecha? El pasado lunes 15 de noviembre.

Una vez más los seguidores de Protzman se reunieron en la Plaza Dealey para esperar el regreso de Kennedy, una vez más, no llegó.

¿Cuál es la obsesión de Protzman con Kennedy?

Pues resulta que este señor tiene la idea de que, hace dos mil años, Jesucristo se casó con María Magdalena y tuvieron cuatro hijos. Estos hijos crearon una dinastía de la que surgieron varios personajes históricos de gran relevancia entre ellos, la dinastía Kennedy.

Juro que no estoy inventando esto.

Al parecer el matrimonio de John F. Kennedy con Jacqueline Bouvier fue una especie de reencarnación conjunta y repetición de lo ocurrido hace dos milenios con Jesús y María Magdalena. No importa que ese nuevo mesías haya sido del partido Demócrata, su función es la de regresar a la tierra para reinstalar el mandato de Donald Trump y de transformarlo en una especie de rey constitucional del vecino país.

La “tetrainidad” de Protzman pone a Trump como el Espíritu Santo y al junior de la pareja Kennedy como el Arcángel Miguel.

Insisto, no estoy inventando nada de esto.

Por supuesto que este nuevo profeta tiene una ideología bastante delirante; además de todas las doctrinas de QAnon y las de su propia cosecha, es el clásico antisemita que cree que existe una conspiración mundial en la que los judíos quieren imponer un nuevo orden.

Entre las malvadas aspiraciones de estos se encuentra la de localizar a los descendientes de Cristo y la Magdalena, al parecer todos ellos son de sangre tipo “O”; para detectarlos inventaron las pruebas de Covid para así obligar a todos los habitantes del mundo a entregar una muestra de su sangre para ser revisada.

Otra de sus declaraciones es que este mismo grupo judío pretende realizar un gran reseteo económico y, para luchar contra éste, incita a sus seguidores a comprar monedas extranjeras como el Dinar iraquí o el Dong de Vietnam.

Casualmente, en el sitio web de Protzman, es posible adquirir esas divisas siempre y cuando se firme una carta responsiva, además de un compromiso de confidencialidad sobre los “negocios” que se realicen a través de esta. Hombre prevenido…

He hablado en este, y varios espacios, sobre el movimiento QAnon. Lo interesante ‒y escalofriante‒ es que el movimiento está a nada de transformarse en una religión mesiánica así como apocalíptica y en un descuido, llevarse entre las patas a la democracia estadounidense.

¿Hasta dónde está dispuesta la gente a llegar en seguimiento de sus más caros deseos y más profundos miedos?

Creo que estamos a punto de descubrirlo.

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