La no-estrategia del no-partido

Los juegos cambian con el tiempo. Las reglas de los juegos cambian con el tiempo. Además, aparentemente las reglas no son las mismas para los diferentes jugadores. Antes decíamos: el que se ríe se lleva, y el que se lleva se aguanta.

Sin pretender meterme en asuntos políticos, y mucho menos hacer un análisis político (para lo que hay que ser politólogo, cosa que muchos quesque analistas distan mucho de ser), recientemente se han observado algunas conductas que parecen reafirmar que no están dispuestos a seguir las reglas que ellos mismos imponen.

Mientras los de un bando que pertenecen a un no-partido juegan a ofender, insultar, adjetivar y provocar, lo cual todos hacemos en lo cotidiano, los otros no se pueden defender bajo la misma regla, porque terminan hasta inhabilitados porque su discurso resulta deshonroso.

Más allá de que quiera yo aplaudir a unos o descalificar a otros, es importante señalar que las reglas de hoy en la comunicación política están ausentes, desvirtuadas y disparejas. Y si tú no las respetas, tampoco te puedes dar por ofendido (u ofendida).

La primera-no-dama (¿o cómo era?) cometió un error terrible en su discurso, rompiendo una regla mega elemental: no se contesta con las vísceras

Después de ser señalada abrumadoramente, borra su tuit (del que todos tenemos captura de pantalla) y ofrece una disculpa que no es disculpa, defiende al chocoflan que no es chocoflan, y apoya la rifa que no es rifa, en un juego de intercambio de apelativos y descalificaciones que termina siendo un no-juego.

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La 4T rompe sus propias reglas y tiene una ausencia total de estrategia de comunicación. Más allá de los sucesos de ese día (en que había que contener la regada de la señora mientras su marido trataba de exponer su gran festejo bienal tristemente opacado por un “ande, ayúdeles”), el discurso del cuarto de guerra está sumamente gastado.

Llevan mucho, mucho tiempo contestando lo mismo. Se nota a leguas que las respuestas que dan en modo cut&paste están impresas sin haber sido renovadas en muchísimos meses.

Los “estrategas” están aferrados, están desarmados o están saturados y cansados. Sus bots son fácilmente identificables, primero porque su nombre tuitero es una palabra indescifrable seguida de un número que aparentemente es un ID con el que cobran por tuit publicado, y segundo porque palabras más palabras menos, todas sus respuestas son idénticas e igual de agresivas, sin argumentos y carentes de ingenio.

Mientras tanto, ciudadanos comunes y seguidores intelectuales de la 4T, que abundan en las redes, diario publican y defienden a su admirado régimen con argumentos fresco y nuevos, redactados de forma ingeniosa e inteligente, que podrían engalanar y enaltecer la comunicación cuatrotesca… aunque los encargados de la misma ya se sabe que no están dispuestos a escuchar ni a reconocer que fuera de su círculo hay talento que podría aportar contenido que no saben, no quieren, o no pueden desarrollar.

Por cierto. Nunca entendí por qué los agraviados por el tuit de la señora-no-primera subrayaron como punto principal de insulto el “no soy médico”, cuando –en realidad- lo ofensivo era el “ande, ayúdeles” que seguramente estuvo acompañado de un silente chasquido de dedos que muchos sí pudimos escuchar entre líneas.

Señores 4T: Se les nota desesperados y desarmados  #PónganseLasPilas

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