En este espacio, de vez en cuando, me echo mis “carnitas al aire”. No, no piensen mal, con eso me refiero a que en algunas ocasiones dejo de tocar temas relacionados con el marketing o la publicidad, para acercarme más al derecho puro y duro. Usualmente, ese tipo de columnas aparecen en momentos de coyuntura a fin de generar una cultura política y jurídica en nuestros lectores digna de utilizarla en cualquier boda, bautizo o reunión familiar, para cuando las aguas estén calmadas y se quiera iniciar pleito de a gratis.
Porque sí
El tema que actualmente a mucha le gente le trastorna y a otros cuantos les extraña simplemente tiene que ver con lo que está pasando en el Poder Judicial de la Federación, el cual, como saben, se encuentra a la par del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, es decir, no representa subordinación a nadie porque su función es administrar justicia.
Todo comenzó cuando el Presidente de la República presentó una iniciativa de reforma ante el Congreso de la Unión para modificar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (nuestra Carta Magna, Norma Fundamental, ordenamiento jurídico más alto en la pirámide) que, sustantivamente modificaba aspectos del Poder Judicial, cuyo elemento más sonado, es que los jueces y magistrados, además de los propios Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se eligieran por el voto popular.
Tampoco es estar en la gloria
Actualmente, los Ministros son elegidos de una terna que manda el Presidente al Senado de la República y estos eligen al bueno o a la buena. En el caso de jueces y magistrados, la forma de elegir es por medio de una convocatoria donde les hacen un examen, entrevistas y los mejor evaluados ostentan el cargo.
Pero más allá de eso que para muchos resulta una aberración porque implicaría que cualquier persona con dinero para hacer una campaña y no precisamente un jurista capaz y preparado, puede acceder a un espacio de decisión donde se aplica la “justicia”. Pero, hablemos directo. El Poder Judicial de la Federación tiene una grieta criticable que implica que es un círculo muy cerrado (los sueldos son bastante dignos) donde pocos entran y un buen número de esos que entran lo hacen por su cercanía a jueces y magistrados que los incluyen como si se tratara de un coto de poder. No son los más, pero sí hay bastantes.
Esta primera elección se llevaría a cabo en 2025 eligiendo de forma gradual a los “togados” tanto de la Suprema Corte, como del Tribunal Electoral, los magistrados de circuito, jueces de distrito y, desde luego, los miembros del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial.
Disciplina ciega
Por cierto, ese Tribunal de Disciplina Judicial se encargará de sancionar a todos esos cargos en caso de indisciplina o faltas, por ejemplo, emitir sentencias en contra del interés público. Soy mas claro; en caso de que el Presidente envié una reforma legislativa a todas luces mal hecha y ventajosa, algunos jueces de distrito o la Suprema Corte (dependiendo el tipo de “demanda” que se presente) puede declararla inconstitucional y hacer que no se aplique. En casos así el Tribunal de Disciplina puede decir que esa sentencia contraviene el interés público y entonces sacar la guadaña en contra de ese juez o ministro; entonces, digamos que puede usarse como un control casi inquisitorial.
Es preciso decir en este momento que la reforma del Presidente en su momento no se aprobó porque, para modificar la Constitución, se requiere de mayoría calificada, es decir, el voto de las dos terceras partes de los miembros del Congreso, sin embargo, en esta legislatura que acaba en agosto no tenían ese tipo de mayoría MORENA y sus aliados, sin embargo, todo parece que para la siguiente legislatura que empieza en septiembre, sí tendrá esa mayoría en Cámara de Diputados y le faltarán uno o dos legisladores para tener esa mayoría en el Senado de la República. El Plan C, le llamaron.
Los pormenores
Con la reforma, además se implementan otras cositas, a saber:
- Los asuntos en materia fiscal deben resolverlos en 6 meses, de lo contrario pueden ser sancionados por el Tribunal de Disciplina.
- La administración del Poder Judicial ya no corresponderá al Consejo de la Judicatura sino a un órgano apartado.
- Ya no serán 11 sino 9 Ministros de la Suprema Corte.
- Nadie podrá ganar más que el Presidente de la República (hoy ganan, entre salarios y beneficios hasta 600 mil pesos mensuales los ministros).
- Los Ministros tendrán un periodo de 12 y no de 15 años, además que no se les dará su haber de retiro (una muy buena pensión).
- Para ser ministro se elimina el requisito de tener 35 años cumplidos por lo menos.
- Para ser ministro, magistrado o juez, se debe tener título de Licenciado en Derecho con un promedio general mínimo de 8.
Justicia política
Pues sí amiguitos, el golpe en el bolsillo y las elecciones para cualquier pelado que quiera ser juez, es lo más criticado de una reforma que parece más un capricho que una pensada idea de reformar a un Poder que, sin duda, lo requiere a gritos. Hoy parece que la justicia estará a merced de la política y la historia nos demuestra a cada rato qué pasa cuando eso se aparece.
El paro del Poder Judicial de la Federación es de las y los trabajadores que se rehúsan a esos cambios, el problema es que no se sabe hasta cuando resistirán ante la presión política de un grupo dispuesto a todo, además de la importancia de su papel que implicaría tener detenida la justicia aunque, digámoslo claro, los asuntos urgentes se seguirán atendiendo.