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Se busca candidato de buen ver para puesto de responsabilidad

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Tiene que ser experimentado, honesto, inteligente, con estudios, tener conocimiento del medio político, pero sin haberse embarrado del cochinero en el que a otros les encanta reptar. Es requisito tener alma democrática e inclusiva, que no haga diferencia entre ricos ni pobres; que apoye a los empresarios, pero que respete los derechos de los trabajadores. Qué vea con buenos ojos a nuestros vecinos del norte (inglés con excelente pronunciación, indispensable) y que mantenga relaciones cordiales —pero de lejitos— con todo lo que haya del Usumacinta pa’bajo.

Que trabaje por traer inversiones de grandes empresas extranjeras a nuestro país y si es de empresas cool como Tesla o Apple, mejor. Que tenga un pasaporte con hartos sellos de entrada a muchísimos países de los siete continentes, que haya estudiado maestría o doctorado en alguna universidad de la Ivy League o europea; que sepa de economía, finanzas, negocios internacionales pero que también tenga el carisma de un vendedor de cursos de coaching y la facilidad de palabra de un locutor.

Es requisito que tenga una familia de muchos hijos, con bebés hermosos y, si son güeritos, mejor; una esposa culta, también estudiada pero que no le haga sombra y que mejor haya tomado la correcta decisión de quedarse en casa cuidando a la hermosa decendencia en vez de meterse en los enjuagues de la política partidista como otras.

Es necesario que sea culto, que haya leído muchos libros y escrito aunque sea uno. Que tenga conocimiento básico de la cultura e historia universal, pero que también tenga un profundo amor por lo mexicano original, por nuestras profundas raíces del Anáhuac.

Deberá de tener un rotundo amor por la familia tradicional, por las buenas costumbres y tradiciones nacionales y que no se deje engañar por agendas y corrientes que buscan imponer en nuestra sacrosanta tierra ideas diabólicas y progresistas que causen el colapso de nuestra sociedad.

Si este personaje es “de buen ver” y fotogénico, mucho mejor, porque así saldrá bien en las fotos de la propaganda enfocada absolutamente a demostrar que en México tenemos harto material presidenciable.

Si tú cubres estos requisitos, preséntate, por favor, con tu currículo ante la Sociedad Civil, que se encuentra urgida de un mesías.

Candidato

Candidateando en redes

Esas son algunas de las exigencias que he encontrado en redes sociales para el ciudadano que la sociedad civil quiere presentar como candidato a la presidencia de 2024. Al parecer, solo así podrá tener alguna oportunidad ante la competencia oficialista.

Una enorme masa de personas que están a la espera de una luz, de una señal, de una guía que los lleve a través del desierto rumbo a la Tierra Prometida del 2024, donde esperan sacar del poder al partido oficial para colocar, ahora sí, a alguien que si sepa cómo hacerlo.

Miles de tuiteros diariamente barajan nombres, hacen encuestas ridículas de cuatro votos, comentan trasfondos así como currículos y publican fotos de los sonrientes prospectos. Exigen a los partidos políticos de “oposición” que pongan a X o a Y candidato, pensando que esos sátrapas “ahora si” van a colocar a la ciudadanía por delante de sus intereses. Al parecer, tienen la seguridad de que estos políticos están “apenados” por lo ocurrido en el pasado y están dispuestos a escuchar lo que la sociedad tiene que decir.

¡Qué pena, pero eso no va a pasar!

¿Quién les dijo que los partidos se deben a la ciudadanía?

Quizá en el papel, en los estatutos de cada uno, se hable largo y tendido del deber y compromiso que le tienen a esta, pero en la realidad, los partidos solo se deben a si mismos y a su intrigante militancia. Lo que opine la gente normal y de la calle, los tiene sin cuidado. Ellos lo que buscan, de forma desaforada, es el poder.

Pero los partidos de oposición son tan cínicos que luego de echarle la culpa a todo mundo por la derrota en el Estado de México no se detienen, aunque sea un segundo, a reflexionar sobre su papel:

Marketing Mix Modeling (MMM) | Rodrigo Martin & Moisés Maislin & Hans Hatch

—No voten por Morena, porque son como el PRI” —dicen con voz de sabiduría.

Entonces, —responde algún ingenuo— ¿Votamos por el PRI?

Ese es el nivel.

Arrieros somos

Creo que más allá de discusiones partidarias hechas en mayúsculas y al calor de las pasiones hay una cosa que nosotros, como ciudadanos, hemos perdido de vista:

No hay candidatos ideales, por más preparados, estudiados y guapos que sean. Si se encuentran en el medio político, son de la misma ralea de los que odian con toda su alma. Si están ahí, es por algo.

Por supuesto que no es un fenómeno exclusivo de nuestro país, en todas partes ocurre. Lo que pasa es que en nuestro México los niveles de cinismo han alcanzado cotos que harían sonrojar a más de un priista setentero con traje de solapas anchas.

Casi todos son iguales, están cortados con el mismo patrón y es una verdad —pesada como un tren— que están más preocupados por sus propios intereses que los de sus votantes.

Aunque odies a algún partido político, no le entregues tu voluntad y pensamiento de manera incondicional a los del otro lado de la calle y menos a su candidato.

Siempre hay que cuestionarlos, criticar lo que no nos parezca y exigir que cumplan con lo que prometen así como con las obligaciones que tienen, como administradores que son.

Son como un empleado ladrón: si no lo perdemos de vista, tratarán de portarse bien.

Te invito a conocer mi canal de YouTube.

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