El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico cada vez más frecuente en nuestra sociedad.
Las personas que son “atrapadas” en él dudan de sus habilidades y debido a que sus expectativas son muy altas, el miedo a fracasar es el fantasma que acompaña todas sus acciones.
Generalmente la persona que experimenta el síndrome del impostor lo vive en silencio y está convencida de que es un fraude o que no está a la altura de las exigencias laborales, lo que merma la confianza en sí mismo y puede perjudicar a la larga su desarrollo profesional sino se aprende a manejarlo.
El término no es nuevo, fue acuñado en 1978 por las psicólogas estadounidenses Pauline Clance y Suzanne Imes en su artículo “The imposter phenomenon in high achieving women”.
En el momento de su publicación se pensaba que este fenómeno afectaba más a las mujeres que a los hombres, sin embargo, en 1985 las investigaciones demostraron que se puede presentar en cualquiera de los dos géneros.
De acuerdo a un artículo publicado en el “International Journal of Behavioral Science”, 7 de cada 10 personas se han sentido como un fraude o impostor en algún momento de su vida laboral.
Cualquier persona puede experimentar el síndrome del impostor, ya sea un recién egresado, un profesional en desarrollo o alguien con mucha experiencia en su campo.
Por el tipo de actividades y la alta competencia que existe puede afectar particularmente a quienes trabajamos en industrias de creatividad, marketing o ventas.
En estas profesiones estamos expuestos al escrutinio, al rechazo y a la crítica por lo que es muy fácil que comparemos la creatividad y los conocimientos de los demás frente a los nuestros y se crea (a veces) la falsa ilusión de que alguien es mejor que nosotros.
Una persona que sufre del síndrome de impostor cree (erróneamente) que sus éxitos son producto de la casualidad en lugar de pensar que son resultado del esfuerzo y habilidades de ellos mismos.
4 Señales que podrían indicar que tienes síndrome del impostor:
- Miedo al fracaso. Uno de los principales errores que cometemos es el tener miedo a equivocarnos o a fracasar ya que eso nos limita a hacer las cosas. El fracaso debe ser visto como trampolín, como una oportunidad para mejorar y no como un grillete que no te permita volverlo a intentar.
- Perfeccionismo. Esa necesidad de que todo salga perfectamente y ser el mejor está bien siempre y cuando no afecte tus relaciones profesionales y, sobre todo, tu calidad de vida. Cuando trabajamos buscamos siempre poder entregar las cosas bien hechas pero obsesionarse con que todo salga de acuerdo al plan te puede generar mucha frustración y estrés, además de mostrarte como una persona rígida.
- Incredulidad de las capacidades. Crees que no serás capaz de cumplir nuevos retos y haces responsable de tus éxitos a la suerte. Es importante reconocer nuestros logros, por pequeños que estos sean y aceptar con humildad cuando alguna persona reconoce nuestro trabajo, en lugar de querer minimizarla atribuyéndola a otras personas o a causas externas.
- Altos estándares autoimpuestos. Está bien trazarse planes pero deben ser alcanzables. Establecer metas y objetivos que pueden ser medibles ayuda a contrarrestar el síndrome del impostor, de no hacerlo se convertirán en exigencias difíciles de cumplir que a su vez confirmaran la errónea visión que tienes de ti mismo.
Cuando se trabaja en una empresa, el líder puede ayudar a que la gente que está bajo su cargo pueda ver sus competencias y habilidades sin que se centren únicamente en las cosas que les faltan. Pero cuando se trabaja de forma independiente se necesita que uno mismo se dé palmaditas en la espalda.
¿Cómo ayudarnos en cualquiera de los dos casos?
- Lleva un registro de tus logros
- Demuestra (y muestra) tus conocimientos
- Di sí a nuevas oportunidades
- Traza metas cortas
- Concéntrate en el proceso y no en el resultado
- Atrévete a salir de tu zona de confort
- Ve el lado positivo de tus fracasos y no los generalices
Recuerda que lo que crees y lo que es real son cosas diferentes, enfocarte en tus logros puede ayudarte a reforzar en tu mente que no eres ningún impostor y que eres mejor de lo que crees que eres.
¿Alguna vez te has sentido como un impostor en tu trabajo?
Te invito a dejar tus experiencias y cómo lo manejaste.