¡Ándale pues!
Todos se separaron hacia sus autos “tradicionales” y fue cuando Adolfo extendió su comentario al cuarto observador que no había dicho una palabra durante todo el trayecto, -¡Bueno! No podía decir otra cosa, es que Benjamín siempre sueña y, a veces es ¡TAN desesperante! ¿Cuántas cosas de lo que dice que hará, ha hecho? Como la mitad, a veces me da un poco de pena, ¿Sabes? El acompañante sólo sonrió y finalmente dijo –¡No te preocupes!