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Tenemos que hablar de Disney+

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El 17 de julio de 1955 abrió sus puertas “el lugar más feliz del mundo”, Disneyland, el primer parque temático de la famosa cadena de Mickey Mouse, en Anaheim, California. 

La inauguración fue transmitida por televisión a través de la cadena ABC y Walt Disney mismo, acompañado por celebridades de la época, presentaba las instalaciones del parque en una transmisión que fue vista por 90 millones de personas desde sus casas, deseando estar ahí.

Pero mucha gente no se quedó con las ganas de ir, a la inauguración asistieron 30 mil personas, muchos de ellos con boletos falsificados. La cantidad de gente complicó la operación del parque, algunas atracciones no estaban listas, reclamos por la falta de bebederos, tacones de las mujeres enterrados en el pavimento aún fresco, entre otras “eventualidades”, parecían una pesadilla de Relaciones Públicas para cualquier empresa. 

Al final la historia de ese “Domingo Negro”, como se le bautizó en algunos titulares, quedó para el anecdotario y el evento fue catalogado en general como todo un éxito. Hoy, después de 65 años el parque sigue siendo ese lugar mágico al que todos quieren ir. 

Esta historia que nos enseña que los lanzamientos no son perfectos es contada en The Imagineering story, un documental disponible en la recién estrenada plataforma Disney+, que llegó a nuestro país con bombo y platillo esta semana, después de una muy larga espera. 

El nuevo universo de películas y series llega a subirse al ring de las plataformas de streaming ofreciendo contenidos tradicionales de Disney que mezclan ahora la nostalgia de los clásicos con las más recientes creaciones de Pixar, pasando por interesantes contenidos de National Geographic, además de algunas de las licencias más populares de los últimos años: Marvel, Star Wars, The Simpsons, entre otros.

El ruido (literal) causado por la llegada de este fenómeno del entretenimiento hace necesario que tengamos que hablar de Disney+ desde la perspectiva de las Relaciones Públicas, es por eso que aquí les comparto algunos aspectos importantes de lo que hemos visto estos días sobre su estrategia de comunicación y algunas reacciones destacadas:

La expectativa.

Desde hace varios meses la marca fue construyendo sobre el interés de la gente. Siendo un producto probado en Estados Unidos, la gran pregunta era para cuándo iba a llegar a América Latina. El poder de sus licencias es lo suficientemente atractivo para haber soltado la fecha de estreno y mantener el interés con expectativas elevadas.

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El comunicado.

“Hoy comienza una nueva era de entretenimiento” fue el emitido el 17 de noviembre por su oficina de prensa, el cual destacaba tres atributos principales: el apalancamiento en sus exitosas licencias, una asombrosa numeralia de contenidos y las opciones de subscripción que ya habían sido anunciadas semanas antes. 

Un stunt de Relaciones Públicas.

Una actividad especial realizada en el WTC, uno de los edificios icono de la Ciudad de México, donde se llevó a cabo un espectáculo de pirotecnia que enmarcaba a una pantalla gigante que anunciaba el minuto cero de su fecha de llegada a México. El evento, para bien o para mal, fue tendencia en redes sociales con fotos, videos, celebraciones y quejas por el espectáculo. Algo es un hecho, cumplió con su objetivo de RP: hacer ruido (por cierto, sí pensé que Tinkerbell iba a salir volando por ahí). 

El manejo de los comentarios.

En mi percepción, la conversación fue en general positiva en redes sociales, aunque el retraso de series como Wandavision y la entrega de solamente las dos últimas temporadas de Los Simpson fueron algunos de los detalles que vinieron a recordar esos tacones clavados en el pavimento en la inauguración de Disneyland.

Las reacciones.

Mucho se habló del tuit de Netflix dándoles la bienvenida y la subsecuente respuesta amistosa de Disney+. Ambas marcas gozan de una gran base de seguidores y la interacción provocó chispas que salpicaron a los medios que retomaron la historia de amor. Un poco de la inercia que traía el reciente mensaje de Burger King se pudo ver en este caso: la humanización de las marcas que enamora a sus audiencias. 

Para Relaciones Públicas, Disney se pinta solo, así que estaremos atentos a como va evolucionando su comunicación ahora con la plataforma en operación. Mientras tanto me sentaré a disfrutar de una de sus grandes joyas: The Mandalorian, pero esa, es otra historia. 

Reto de la semana: Comenta en Twitter si contrataste Disney+ y recomiéndame una serie o película, mencióname como @RobertoBaez y te recomiendo algo de vuelta. 

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Roberto Báez

Especialista en Marketing & Comunicación

Internacionalista y relacionista público con trayectoria de más de 25 años de trabajo en la industria del entretenimiento y más de 17 años en las áreas de Marketing y Comunicación. Especialista en comunicación corporativa, planeación estratégica de comunicación, reputación corporativa y manejo de crisis.

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Una respuesta

  1. Disney es la base con la que hemos crecido muchos. Las adquisiciones hechas recientemente (que hasta han desatado memes) demuestran el poderío de una corporación mundial de entretenimiento que, honestamente, no se compara con otra. Podría decir que fue por mis hijos, pero la verdad es que mi esposa y yo también deseábamos suscribirnos. Que buen análisis desde la perspectiva de las RRPP porque nos demuestras que son de esas compañías que dicen “mira y aprende”.

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