Para hacer ese tipo de adaptaciones, hay que ir MUCHO-MUCHO más allá y conocer la mentalidad y la cultura del target alterno (o agregado).
Me regreso un poco: si tienes un blog o un sitio web, traducir es un acto de cortesía para quien no habla el idioma local.
Pero las redes son otra cosa. Las redes se dirigen a segmentos específicos y los contenidos tienen que ser adaptados, no sólo traducidos.
Esto es como pretender hablarle igual a los ninios de Yucatán que a los ¡niñosn! del Norti.
Además de traducir, hay que abrir una página para otros mercados y contratar un traductor que tenga la mentalidad de la cultura a la que pretendemos dirigirnos. Que la haya vivido, que la entienda y que sepa cómo comunicarse con ella.
Seamos profesionales. No improvisemos. La comunicación, hoy más que nunca, requiere de hablar con las audiencias en sus propios términos.
Y si el cliente ordena y no quiere escuchar, te invito a que leas y compartas con tu cliente libros como Vecinos Distantes (Alan Riding) o El Laberinto de la Soledad (Octavio Paz), para entender que ni somos iguales ni pensamos igual. Y que la comunicación va mucho más allá del idioma.
#AsíPuesn