Dios está en los detalles, dicen por ahí, y algo debe tener de cierto la frase, pues cada vez que llega un paquete de alguna compra realizada online con un mensaje de aliento escrito de puño y letra, algo mágico sucede.
El mensaje escrito a mano, acompañado de un dibujo o alguna figura de papiroflexia, parece contener cierta energía que ensancha el espíritu cuando se le da lectura en medio de los aciagos tiempos y del agobiante encierro transcurrido entre el home office y las clases en línea.
Más que el mensaje en sí, se agradece el tiempo tomado para enviarlo, el cuidado puesto para sorprender y desear buenas cosas a quien ha decidido optar por determinado producto, como un acto de confianza en tiempos donde lo que más reina es todo lo contrario.
Y sí, ésta es otra de las cosas que se le debe agradecer a la pandemia, pues nos ha hecho recordar que nuestros productos y servicios están destinados para las personas, y quizá para una en específico, quien tal vez no la esté pasando tan bien, o a quien simplemente le caiga como anillo al dedo recibir un agradecimiento, mirar un dibujo o sorprenderse ante un producto esperado dentro de un empaquetado jamás imaginado.
Ese pequeño mensaje se suma a otros detalles, que hacen del empaquetado, un sello distintivo de la marca y/o producto, brindando un valor extra en la adquisición y elevando la experiencia del comprador.
Así el packaging se convierte en una herramienta fundamental para el boom del comercio electrónico y para el envío general de mercancías, pues toma la forma de un elemento que comunica y transmite los valores de las empresas y sus marcas.
Por eso, entre otros detalles que cobran relevancia, destaca el uso de materiales eco-friendly, cuya tendencia fue previa a la pandemia, pero que ahora regresa con más fuerza y consciencia.
La previsión es que se siga optando por prescindir de los plásticos en los casos que más se pueda. Reducir la huella de carbono es algo que el consumidor agradece y recompensa.
Cuando de comida se trata, sobre todo en estos tiempos de contagio, el empleo de los empaques sellados, es altamente valorado, razón por la que su uso se populariza cada vez más.
Llamados safe-t-fresh, estos paquetes suelen estar fabricados con PET reciclable y con sello de seguridad que garantiza que no se manipule el contenido luego de ser depositado en el interior. Sólo se puede abrir al romper el sello, lo que certifica que no hubo contacto en el trayecto a tu domicilio.
De la mano de esos empaques, hay una tendencia hacia el uso de contenedores reutilizables para realizar el envío de comida, con lo que se propician ciclos de reutilización de productos, en pro de una economía circular.
Hay casos destacados en el campo de las bebidas. Por ejemplo, Starbucks, Burger King y Carl’s Jr, suelen dar la opción de adquirir vasos de reúso por un extra mínimo.
Otro tema importante tiene que ver con el diseño, pues más allá de la caja cuadrada, el empaque puede tener todas las formas posibles, a veces como eco de la forma que contienen, esto sin descuidar su función primera que es proteger el contenido.
La consultora Deloitte, que calculó el mercado del empaquetado en 424 billones de dólares en 2016, incluso va más lejos al señalar que más allá de crear valor, el enorme potencial del empaquetado, es su capacidad de idear ‘fuera de la caja’, que tiene que ver con crear disrupción en los modelos tradicionales de negocio.
La disrupción puede tener muchos rostros. Como ya mencionamos puede ir desde el detalle de la comunicación artesanal, a través de la inclusión de un mensaje escrito de puño y letra o, incluso, una pieza de arte. Pero también toca las innovaciones tecnológicas. Deloitte refiere el caso de los llamados ‘empaques conectados’ que incluyen, sensores, códigos o etiquetas para generar datos.
Pone como ejemplo a la vinícola Ferngrove Vineyards que en 2015 embebió un chip en sus botellas de vino para facilitar a los consumidores interactuar con la marca a través de sus entregas inteligentes.
No hay límites, las soluciones parecen tan extensas como la creatividad, sólo que parecen encerrarse en pequeños detalles.