Todos los días me recuerdo que “la información es hermosa”, como bien dice David McCandless; y que tenemos que trabajar por que eso sea una realidad no solo para nosotros como investigadores o tomadores de decisiones, sino también por el bien de los clientes.
¿Y cómo le hacemos o qué? Les recomiendo que se echen un clavado a YouTube y busquen a McCandless. Es un crack de la data. Tiene muy claro cómo la información puede ser digerible a través de recursos visuales llamativos, amigables y sencillos con un buen diseño (sin tener que ser diseñador). Cada que tengo chance, me echo por enésima ocasión una de sus pláticas en esa plataforma. Vale la pena. ¡En serio!
Ahí les va mi tren de pensamiento (pa variar). Hace unas semanas me di una vuelta por algunas iglesias en la bella Cholula, Puebla. ¡Qué cosas más chulas! Todas hermosas, coloridas, retacadas de angelitos y pasajes bíblicos, y símbolos, y adornos , e historia e información. Algunas están abandonadas, otras medio visitadas, pero polvosas. Básicamente, me recordaron a los reportes de Investigación de Mercados.
Es curioso darse cuenta de estas cosas cuando uno ya no está enrolado en el día a día de trabajar en una agencia como empleado. Y reconozco que cada organización tiene sus métodos y sus procesos por diferentes motivos: estándares, indicaciones, “tradiciones”, o incluso normas. Pero seamos sinceros: hacíamos (y algunos siguen haciendo) reportes churriguerescos.
Recuerdo que en aquella etapa de mi vida laboral, entregábamos documentos kilométricos porque queríamos apantallar a nuestros clientes y demostrarles nuestro súper poder de análisis. A veces no sabíamos exactamente qué querían saber y con un tiro de escopeta de gráficas se lo intentábamos resolver. En otras ocasiones solo queríamos hacerles sentir que por haber invertido mucho dinero en un proyecto, recibirían 300 diapositivas, aunque al final, leerlo se sentía igual que escuchar una Conferencia Mañanera.
Hoy, más que nunca estoy peleado con esa idea. Ni antes, ni ahora, deberían entregarse reportes así. Como referencia, en columnas anteriores he platicado sobre la importancia del brief para encontrar la información necesaria (dense una vuelta, no sean crueles). Ahora bien, ¿qué pasa si ya contamos con esa data, pero aún así se nos reaviva ese espíritu de artista barroco y se nos antoja entregar biblias de información?
Así como hay que respetar a otras personas siendo puntuales, también hay que ser considerados con los tiempos y agendas de los clientes. Ellos también lidian con varios temas en un tiempo limitado.
En fin, para este asunto, después de varias pláticas y aprendizajes con ellos y amigos de agencias aliadas, empezamos a trabajar en algo llamado Visual Thinking.
No es tan nuevo como se imaginan, pero es eficiente como no tienen idea. De hecho, nació para temas educativos. Para cuestiones de Investigación de Mercados, la graficación de insights a través de la ilustración ha resultado ser una herramienta muy útil.
La finalidad del visual thinking es clara. Sirve para…
- Ver la información desde un punto de vista global.
- Involucrar todos los sentidos en el proceso de un proyecto.
- Mejorar la memoria, la atención y la concentración.
- Colaborar en el desarrollo creativo y emocional.
- Suponer un papel protagonista y activo de la marca.
- Ayudar a ordenar y organizar las ideas de forma lógica.
- Promover la reflexión sobre el propio aprendizaje.
La buena noticia es que el Visual Thinking no solo aplica para graficar insights de Investigación de Mercados, sino también para evitar la sobrecarga de información en otras disciplinas o industrias. En las palabras de McCandless:
“Entonces, visualizamos la información, para que podamos ver los patrones y las conexiones que importan y luego diseñamos esa información para que tenga más sentido, o cuente una historia, o nos permita concentrarnos solo en la información que es importante”.
Hablemos de Visual Thinking y hagamos un proyecto juntos.