Las relaciones públicas, a pesar de tener sustento y antecedentes en grandes historias, suelen ser una de las áreas donde muchas personas tienen ideas erróneas sobre lo que realmente implican. Aquí te comparto algunos de los malentendidos más comunes, con ejemplos que te ayudarán a entender la verdadera esencia de las relaciones públicas.
1. Las relaciones públicas solo consisten en tratar bien a la prensa
Aunque es fundamental tener una buena relación con los medios, las relaciones públicas van mucho más allá. Su propósito es construir y mantener una imagen sólida frente a distintos públicos: empleados, inversionistas, comunidades y clientes, por ejemplo. No se trata solo de entrevistas y comunicados, sino de crear relaciones de confianza. Imagina una empresa que lanza una campaña de voluntariado en su comunidad: eso también es relaciones públicas.
2. Las relaciones públicas son solo para limpiar crisis
Usar las relaciones públicas solo para “apagar incendios” es un error común. En realidad, una de las metas clave es prevenir esas crisis construyendo una reputación sólida desde antes.
3. Las relaciones públicas y la publicidad son lo mismo
Aunque ambos campos buscan visibilidad, la diferencia es clave. La publicidad compra espacios para llegar a una audiencia, mientras que las relaciones públicas se centran en construir credibilidad a través de comunicación auténtica. Por ejemplo, mientras un anuncio promociona un producto, las relaciones públicas logran que una revista haga un reportaje sobre los esfuerzos de una marca por la sostenibilidad. La publicidad grita; las relaciones públicas conversan.
4. Cualquiera con buen trato puede hacer relaciones públicas
Las relaciones públicas no son solo “caer bien”. Requieren habilidades en estrategia, redacción y análisis. Un profesional en esta área no solo organiza eventos o “habla bonito”, sino que desarrolla estrategias para manejar la imagen de una marca. Imagina una empresa que enfrenta críticas en redes sociales; un profesional de relaciones públicas sabrá cómo responder de manera que proteja la reputación y recupere la confianza del público.
5. Solo las grandes empresas necesitan relaciones públicas
Desde pequeñas empresas hasta emprendedores, todos pueden beneficiarse de una buena estrategia de relaciones públicas. Un ejemplo: un negocio local que organiza un evento comunitario no solo genera ventas, sino que fortalece su reputación en la comunidad. No se trata de tamaño, sino de construir relaciones que generen respeto y apoyo en el entorno de cada organización.
6. Las relaciones públicas controlan todo lo que se dice de una marca
En el mundo digital, no es posible controlar cada opinión o comentario, pero las relaciones públicas pueden guiar la narrativa. Si una marca recibe una crítica inesperada, el equipo de relaciones públicas puede responder y ofrecer transparencia, pero no siempre puede eliminar el comentario. El trabajo consiste en equilibrar la percepción, no en ocultar los puntos de vista negativos.
7. Las redes sociales han hecho obsoletas a las relaciones públicas
Las redes sociales son solo una herramienta; no reemplazan la estrategia y el análisis que aportan las relaciones públicas. De hecho, estas plataformas necesitan de las relaciones públicas para que la marca mantenga una comunicación coherente.
8. Relaciones públicas es manipular la percepción de los demás
Las relaciones públicas no son un truco para manipular. Al contrario, buscan comunicar con transparencia para crear confianza y construir relaciones duraderas. Un buen ejemplo es cuando una empresa admite un error y explica las medidas que tomará para solucionarlo: este tipo de comunicación honesta y responsable genera más respeto y lealtad que tratar de ocultar o desviar el problema.
Las relaciones públicas son una herramienta estratégica y ética para construir lazos de confianza. No se trata de crear una imagen falsa o de reaccionar solo ante problemas, sino de fortalecer la conexión con el público a través de comunicación honesta y respetuosa. Al entender lo que no son las relaciones públicas, podemos ver su verdadero valor y el impacto positivo que aportan en una sociedad que cada vez exige mayor transparencia y autenticidad.
Felipe Reyes Barragan
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