Como profesionales de la comunicación, una de las tareas más importantes de nuestro trabajo es educar clientes. Seamos realistas: muchos de nuestros clientes (la gran mayoría) esperan que las redes sociales los llenen de ventas. Por lo tanto, su expectativa al contratar a un community manager es de tener a un vendedor digital… a bajo costo… sin comisiones… y que le garantice un X número de clientes al mes.
Sabemos que eso es una falacia. Y sabemos también que muchos ‘colegas’ toman el mentado reto con tal de ganar un cliente más de forma momentánea, pero que a la larga terminan por defraudarlo. Esto ha ido alimentando la desconfianza creciente que nuestro gremio tristemente ha construido, para su propio perjuicio.
Pero ¿cómo podemos hacer para sacudirnos ese halo de falta de resultados? Muy simple: hay que hacer una labor de desmitificación y de educación.
Desde el primer contacto con el cliente debemos presentarnos totalmente seguros de nuestra función dentro de su cadena comercial. No somos vendedores, somos comunicadores. Y como tales, nuestra función es llamar la atención del consumidor potencial hacia nuestra marca. El resto es una labor conjunta, cuyo ciclo termina cerrando el cliente anunciante, no el comunicador.
Esto se lo puedes explicar muy clara y gráficamente al cliente con esta modelo. Es el embudo AIDA de conversión.
No te comprometas a fallar. Mejor dedícale un ratito al cliente para educarlo. Y, de paso, te haces un favor y le haces un gran favor a nuestro gremio #CMdesmitificado