Me acuerdo perfecto cuando, de niña, nos reuníamos todos para ver a Don Gato y su Pandilla. Era la época en la que había una tele familiar y mamá, papá y hermanos nos entreteníamos con media hora de travesuras y dicharachos de cada uno de los personajes.
El fallido nacimiento
Universal y atemporal, fue un programa que sólo cuenta con 30 capítulos (una temporada), de los cuales en su país de origen (Estados Unidos) solamente se transmitieron 12… ¡sí, DOCE capítulos!, mientras que en otros países del continente americano y muchos de Europa no sólo disfrutamos de todos ellos, sino que hasta la fecha seguimos disfrutando de las repeticiones una y otra y otra vez.
De acuerdo con algunos informes estadounidenses de la época de su lanzamiento, por allá por 1962, la liga de la moral y la decencia solicitó a la cadena ABC suspender la transmisión de la serie porque, según ellos, fomentaba un mal comportamiento asociado a pandillas gangsteriles y a la corrupción que existía en la supuesta sociedad entre la mafia y las autoridades.
Así, Don Gato vio el final de sus iniciales días, pero eso no impidió su arrolladora aceptación en el resto del mundo. De hecho, en algunos países su popularidad rebasó los ratings de Los Picapiedra, cuya producción alcanzó 6 exitosas temporadas
Cuando por fin se relajaron tales restricciones, casi 20 años después, la dinámica de las animaciones, incluyendo las de Hanna-Barbera, y el relanzamiento de la serie gatuna en EUA ya no despegó, por la agresiva competencia de las series vigentes en ese momento.
Sin duda, el elemento nostalgia y el valor de las historias por encima de los prejuicios fue lo que sostuvo -y sigue sosteniendo- el éxito de Don Gato a través de las décadas.
El valor del doblaje en español
Una de las razones por las cuales la serie tuvo tanto éxito en América Latina y, especialmente, en México fue el atinado doblaje con el que se produjo en México. Desde el rico casting de voces, la dirección y producción, y enfáticamente la libertad interpretativa de improvisación de los actores de doblaje tan profesional, fueron los elementos que dieron vida a esos personajes que en su idioma original no eran tan divertidos, hecho que contribuyó a que la serie no despegara en EUA.
El doblaje en México fue fenomenal… excelso diría yo. En una época en la que las series forzosamente debían de doblarse (lo cual por ley protegía la fuente de trabajo de actores y locutores), personalidades descritas como monstruos del doblaje, tales como Jorge Arvizu, Víctor Alcocer, Julio Lucena, Sergio Bustamante, Víctor Guajardo,
Armando Gutiérrez, entre algunos elegidos más, engrandecieron con su voz a cada uno de los sagaces gatitos del callejón neoyorkino.
¡Cómo olvidar las frases nombres y dicharachos que ahora forman parte de nuestro referente cotidiano! ¿Te acuerdas?
“Por la ley de lo cáido-cáido” “Eres un pedazo de zoquete” “Aló Hawai, aló Hawai, a nuka-nuka, huma huma, apa huapa” “El Marajá de Pocajú” “Laszlo Loszla” “Arabella”…
O mi canción favorita, la serenata de Cucho.
La película
Como prueba del irrefutable éxito de la pandilla de mininos en países de habla hispana, en 2011 se lanza la coproducción México y Argentina a la pantalla grande.
Esta película no generó los resultados esperados en taquilla, quizá -me atrevo a decir- se deba a la falta del alto atractivo que imprimieron las voces en español de la serie original. Quizá.
Al final…
Además de todo lo que ya revisamos en los párrafos anteriores, el contundente e innegable éxito de la serie nos deja una lección: el cuidado en los valores de producción, por muy triviales o invisibles que parezcan, son de alta trascendencia en la calidad del producto final y en la altamente deseada recordación de nuestros materiales.
Sin googlear, te dejo esta pregunta ¿te acuerdas del primer nombre de Matute?
Contéstame en Twitter. Y ven y cuéntame si Don Gato te trae memorias de alguna época de tu vida.
#TopCat