La serie “Black Mirror” no es novedad, pero ¿podría ser nuestra realidad? No escribo esto para promoverla sino por una cuestión de reflexión. Para tratar un tema que es cada vez más predominante en todos los sentidos. Debo confesar que yo no había visto esa serie y en realidad sólo le di la oportunidad a dos capítulos. En un curso, al hablar de twitter y la forma en la que se desempeña, me la recomendaron mis alumnos. Hice entre mis seguidores una encuesta sobre la cantidad de gente que ha visto la serie y el resultado fue que más del 60% no la había visto. Me animé a contarles un poco mi idea no sólo para el análisis sino para que la vean.
Black Mirror, Temporada 3, Capítulo 1
Siempre he sido una persona que aunque está a favor, en uso y en estudio de redes sociales, trato de que los usuarios sean conscientes de las graves desventajas (también sociales) que producen. Y que pueden llegar a ocurrir como consecuencia de su abuso. El capitulo que me recomendaron de la serie, es “Nosedive” (temporada 3, capítulo 1). Desde el primer momento me sentí completamente familiarizado no sólo con el desarrollo del tema sino con la construcción de los personajes.
El tema es quizás un poco exagerado. Habla de un futuro en el que todos estamos evaluados en una escala de 1 al 5 por la gente que nos rodea. Eso se convierte en nuestra calificación. Va en función de nuestro comportamiento social, evaluado por cuestiones de empatía, moral, educación, civilidad, etc. El puntaje limita entonces las relaciones, los privilegios y en general todas las oportunidades que pudiera tener un individuo en esa sociedad. De un futuro aparentemente no muy lejano, a partir de la evaluación que tenemos en las redes sociales. El personaje de ese capítulo hace lo imposible para subir 0.3 puntos adicionales y así tener acceso a un mejor lugar para vivir. Su historia se torna divertida o deprimente según la sensibilidad del espectador. Pero en todo caso, interesante.
Nuestra realidad
Todo eso parece irreal, es verdad. Pero ¿lo es?, ¿hasta qué punto es ficción? Esto me parece relevante, porque aunque puede ser exagerado, podría ser una parodia de lo que estamos viviendo hoy. Por ejemplo, hablemos del Klout. Bien es cierto que aún mucha gente no tiene idea de lo que eso significa. Pero todos los que tenemos una presencia (activa o latente) en redes sociales estamos medidos por un número que va del 1 al 100. Un número que determina qué tan influyentes somos. Ese indicador es importante por lo menos entre aquellas personas que están involucradas en la actuación o manejo de social media.
Es un número del que depende que se contrate o no a un gerente de marketing digital o a una agencia específica. El que tenga menos de 40 puntos ni siquiera debería ser considerado. Es un indicador que habla sobre la relevancia o la importancia que tiene alguien para las personas que lo siguen. Y da como resultado su influencia en redes sociales en los últimos 90 días. Número que hay que trabajar para mantener a flote.
Pensemos que el uso de números para calificarnos, es demasiado exagerado. Pero imaginemos que alguien solicita un empleo, que una persona acaba de conocer a alguien, que estás a punto de iniciar una relación con alguien, o cualquier otro caso en el que un nuevo individuo aparece en en nuestras vidas.
¿No es verdad que lo primero que se hace es buscar (y juzgar) su vida, su apariencia, su forma de ser y su capacidad en función de lo que encontramos en redes sociales?
Es un deporte social común el llamado “stalk”. Pero también debemos aceptar que la mayoría de la gente, que ignora además la repercusión que puede tener en su vida social las redes sociales, no tiene cuidado en su actuación. Y en esos casos, la manera en la que es percibida puede llegar a ser muy equivocada, o terriblemente verdadera. Sin embargo, en cualquier caso, no muy buena.
Pero veamos el caso del uso de twitter. Es hoy, sin lugar a dudas y si lo miramos de una manera aislada, el caso real que plantea la serie. Esa red social es un terreno árido. Entrar en ese terreno es como salir a la jungla de asfalto en la que tenemos que demostrar ser hábiles y la que tenemos que ir escalando de manera inteligente y certera, eligiendo con cautela con quién conversar, a quién dirigirse y sobre todo, qué diremos en el momento de hacer cualquier intervención.
Las personas que usan twitter adecuadamente para construir un lugar en esa red, no sólo cuidan de sus contenidos sino que además utilizan herramientas para poder determinar a quién es necesario dejar atrás en la medida en la que avanzan, es decir, es necesario dejar de seguir a personas con baja influencia, con pocos seguidores (relativo a cada cuenta) o con poca o nula actuación en la red que inició como un intranet. Eso es algo que ya está ocurriendo.
Y no se detiene ahí. Para las marcas, para las empresas, para muchas personas importamos en función del número de seguidores que tenemos en twitter o en instagram.
¿No es verdad todo esto?
Hace 20 años nuestros competidores se quedaban en ese espacio virtual que se conocía como “mercado”. Hoy nuestro competidor es nuestro amigo, nuestro vecino, nuestro colega.
Me ha parecido interesante el capítulo, y lo dejo a manera de reflexión. Yo uso las redes sociales, vivo de ellas de alguna forma, las necesito para muchas cosas y aportan demasiado. Pero mi intención es también contribuir de alguna manera un pequeño grano de arena para que podamos usarlas siempre a favor, y abstraernos un poco para mantener siempre el control sobre ellas.
Me gustaría mucho saber tu opinión.
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