Paul Watzlawick manifestaba en su libro “Teoría de comunicación humana“, que, para una persona, es literalmente imposible el no comunicar. Yo añadiría, “inclusive sin la boca”. Y es que se nos habla de que un 90% de nuestra comunicación es no verbal, es decir, nuestros interlocutores no solo reciben nuestras palabras como ondas sonoras, sino que tienen una percepción, emitida por nosotros, basada en un lenguaje que no es verbal. Somos comunicadores, pero nos hemos enfocado en la comunicación hacia afuera, y hemos minimizado a la que sucede dentro.
La comunicación “no verbal” dentro de la oficina
Dentro del contexto del trabajo, lugar donde permanecemos por lo menos 8 o más horas en el día, no hace falta tampoco el emitir comunicación solo con palabras para que nuestros compañeros de labores obtengan datos nuestros. Quiero llegar al punto donde estamos claros que vivimos desde hace muchos años ya en una época donde se entiende y valora la necesidad de una comunicación efectiva a la interna de la empresa, pero son pocos los que comprenden el axioma de que las buenas relaciones interpersonales se construyen con algo más que palabras, y que las posibles brechas laborales pueden ser acortadas cuando existe una verdadera comunicación efectiva, que de paso, repercute de manera directa en la producción de dicha empresa.
De la deshumanización interpersonal a la humanización
Han pasado varias décadas desde que las teorías de Henry Ford o Frederich Taylor pretendían una deshumanización de las tareas dentro del trabajo, específicamente en la industria, donde el escueto y único canal de comunicación existente era unidireccional de jefes hacia empleados. Los mismos sindicatos vieron su origen, justamente en la necesidad de ser escuchados ante demandas propias del trabajador, pero que iban más allá… eran demandas también del ser humano. Si bien es cierto la realidad ha cambiado significativamente, las relaciones interpersonales en el trabajo siguen sustentadas en los principios de obediencia, orden, miedo, condicionamiento y control. Continúan siendo válidos determinados procesos inquebrantables basados en una operatividad de “cabeza agachada” (llamémoslo así) porque “al trabajo se va a trabajar”. La gestión del cambio tan necesaria no es parte de los momentos interrelacionales, solo lo son en los técnicos y estratégicos.
Las prácticas actuales no son suficientes
Pero hay otras empresas donde sí se busca de ejecutar relaciones humanas en función de la producción, pero se lo hace sin un pleno conocimiento de la comunicación como ciencia, que no es suficiente, es decir, bastará a criterio de los líderes, como una volante en una cartelera, sumada a una serie de correos electrónicos, o un souvenir que brindarán la eficiencia en su comunicación, y entonces darán por entendido que todos lo saben y… ¡listo! se ha cumplido la misión con esa práctica. Pero la comunicación va más allá de informar, como tal. Debe volverse algo de ida y vuelta, es decir, que obtenga una respuesta (el famoso feed-back) sobre la información entregada, y es ahí donde los pilares de la comunicación efectiva, que son asertividad, claridad, escucha activa y empatía se manifiestan a nivel individual, colectivo y mixto. ¿Qué pasaría si el CEO de la empresa decide llamar a un empleado de rango medio, para conversar sobre cómo ve a su área? ¿Qué sucedería si al reunirse, y aunque ese mismo CEO tuvo una mañana complicada, sus palabras van acompañadas de comunicación no verbal asertiva, empatía y escucha activa? Bueno, seguramente la mayoría dirán que no hay tiempo para eso, pero si lo pensamos bien, no hay que perder más tiempo para empezar a hacerlo.
Comunicación verbal y no verbal es sinónimo de productividad
Las teorías continúan desarrollándose y abarcando más parámetros en función de una cada vez mejor comunicación interpersonal. Los conceptos de comunicación kinésica y proxémica nos invitan a introducirnos en ese lenguaje no verbal que respalda la afirmación de Watzlawick con la que arranqué. Si fuéramos más conscientes de estos estudios, y de cómo podemos ponerlos en práctica, podríamos desarrollar mejores relaciones interpersonales en el trabajo (y en cualquier área). Martin Joos, en el libro “Los 5 relojes”, ya habla de 5 niveles de comunicación proxémica a tomar en cuenta. Las investigaciones científicas demuestran la importancia de la comunicación no verbal dentro de las interacciones humanas como enorme complemento a la verbal. De ahí que la capacidad de comunicación de una persona, dentro de su trabajo, definitivamente influenciará en su desempeño productivo y laboral.
