Cada vez hay más gente que decide cambiar sus hábitos alimenticios obedeciendo a dietas que ofrecen beneficios a corto plazo.
Por un lado, tenemos los alimentos sin gluten que se comenzaron a comercializar como solución para las personas que padecen una enfermedad llamada celiaquía, muchas personas sin padecer ningún problema médico han decidido seguir la dieta con el propósito de eliminar el pan y las pastas de su dieta y así bajar de peso. Sin embargo, no siguen ninguna pauta nutricional y podrían estar dejando de lado importantes nutrientes.
Pese a ello, se espera que el mercado mundial de productos sin gluten continúe creciendo a un ritmo constante entre 2020 y 2025.
Por su parte la dieta Keto cobró gran relevancia cuando Kim Kardashian y Rihanna las pusieron sobre la mesa, al presentarse como una dieta que promete resultados rápidos pero que para algunos representa una dieta insostenible con el tiempo.
Esta dieta que ha sido utilizada en pacientes epilépticos con grandes beneficios para ellos, consiste en eliminar casi por completo de la dieta los carbohidratos y aumentar el consumo de grasas animales, preferir alimentos orgánicos y olvidar el azúcar para conseguir reducciones de peso.
Esta reducción de carbohidratos provoca una serie de síntomas conocidos como “gripe keto” y que consisten en calambres en las piernas, dolores de cabeza, mal aliento, entre otros. Los adeptos a este tipo de alimentación dicen que con una adecuada hidratación, los síntomas desaparecen en una semana.
Cada dieta tiene sus seguidores y un mercado a la moda en pleno crecimiento. En ambos casos han surgido panaderías y restaurantes que ofrecen a sus consumidores productos especiales para este tipo de alimentación. ¿Deberían las grandes marcas tratar de complacer a esos selectos nuevos grupos de consumidores creando una línea de productos que reúnan las características que buscan estos consumidores?
Por: Astrid Sotomayor