“Echarle ganas” es una expresión muy mexicana, aunque no puedo decir que tan habitual para todos y cada uno de los estados y ciudades de nuestro querido país y significa dar un buen esfuerzo por lo que sea que estemos haciendo; en algunas regiones se usa más que en otras y tengo la hipótesis que en los lugares donde menos se use mostrarán mejores resultados en general: en el trabajo, en la familia, en la vida. Estoy convencida de que “somos lo que pensamos”, y ese pensamiento se transforma en comunicación que eventualmente provoca acciones, o no…. La PNL (Programación NeuroLinguistica) podría darme la razón, si entendemos que consiste en aprender a reprogramar el lenguaje de nuestra propia mente a través de un conjunto de estrategias, técnicas, metodología y actitud que pueden impactar en alcanzar metas personales y mejorar nuestras relaciones con los demás.
De manera profunda e inconsciente esta expresión tan común en el hablar mexicano nos lleva a pensar que una buena manera de lograr algo que queremos es “echándole ganas”, esforzándonos, lo cual no me parece mal sin embargo, es muy común también justificarse en esas ocasiones en las que no se logra el resultado esperado diciendo algo así como: “No ganaron pero le “echaron muchas ganas”, con eso algunos se sienten mejor sin embargo preguntémosle por ejemplo a nuestra selección mexicana de futbol qué opinan de esos encabezados noticiosos con frases como: “Jugaron como nunca y perdieron como siempre”. Nada alentador y bastante duro contra el esfuerzo del equipo.
Realmente estoy convencida que las palabras generan un fuerte impacto en nuestras vidas y pienso que esta expresión tan repetida debería empezar a cambiar para nuestro bien y el de nuestro México. El esfuerzo es positivo siempre y cuando se llegue al resultado, de otra manera puede ser una pérdida de tiempo o un esfuerzo improductivo o ineficiente. Un avance hacia nuestros objetivos es muy importante y nada despreciable; a veces hay que jugar con los números y ajustar los planes. Lo que no me parece correcto es sólo justificarnos con un “le echamos ganas”. A mi me gustaría alguna expresión como “vamos por ello”, “Hazlo”, “Consíguelo”, ¡Hágamoslo juntos! ¿En qué cambian este tipo de expresiones con respecto a la primera de la cual estoy hablando? Lo que cambia es el fin. La finalidad de lograr algo, más allá de quedarnos en el camino o intento. No sólo se trata de invertir tiempo o hacer el recorrido sino de llegar al destino aprendiendo de los obstáculos y ¿Por qué no? Disfrútandolos también. Esto le da sentido a toda la preparación y esfuerzo que es bueno no dejar de lado. Sin embargo qué tal si el objetivo se vuelve simplificar el proceso para obtener el resultado de la forma más enfocada y fácil posible, envés de hacer lo que siempre hacemos, que puede ser muy complejo…
En caso de no llegar a la meta deberíamos reflexionar de qué manera podemos hacerlo mejor, qué debemos cambiar, cómo debemos implementarlo nuevamente y poner manos a la obra. Es muy importante redireccionar las acciones y volver a enfocarnos. Ojalá que en un tiempo corto nuestra mentalidad evolucione para que la mayor cantidad de gente hagamos más que “echarle ganas” y empecemos a generar mayores y tangibles resultados de forma contínua. Esto aplica fuertemente a cualquier área de management y dirección pero de manera individual empieza con cada uno(a). ¿Qué opinas?