“Multitasking” es un término en inglés que mezclamos de manera frecuente con nuestro idioma español, para referirnos a esa habilidad de hacer más de una actividad a la vez: Somos o queremos ser Multitareas. Si nos comparamos con un sistema operativo o que involucra tecnología el resultado esperado no es sólo actuar de manera simultánea, sino que se haga rápido y absolutamente bien. ¿Es eso posible para el ser humano? Reconozcamos que no somos máquinas o robots, somos personas.
La tendencia en la época que nos toca vivir es considerar que no sólo podemos, sino debemos atender diversas actividades al mismo tiempo: pensar, planear, reaccionar, responder mensajes, conversar, manejar varios proyectos y escuchar. Esto último es lo que menos hacemos al final, por cierto. Pensamos que por hablar por teléfono mientras respondemos un mensaje o un correo electrónico se muestra nuestra capacidad multitareas. Que porque mandamos un mensaje, la contraparte está obligada a responderlo casi en ese instante ¿Es así? No necesariamente. A veces lo más importante es comunicarnos en el momento correcto para ambas partes, no siempre es el momento en que llegó el “WhatsApp”.
¿Sabes? Las mujeres solemos alardear bastante acerca de nuestra naturaleza femenina, que nos permite dividir nuestra atención con diversas asignaciones o actividades, así como cuidar múltiples detalles. Por ahí aprendimos que nuestras antecesoras eran recolectoras y de ahí surgieron algunas de estas maravillosas habilidades. Probablemente si lo hacemos un poco mejor que el género masculino, no lo sé, pero la realidad es que nuestra mente nunca está prestando la suficiente atención a todas las cosas que intentamos hacer a la vez. Cuando estoy escuchando la conversación de la persona de al lado estoy perdiendo parte de lo que me dice la persona que tengo enfrente y viceversa. Cuando estoy escuchando música y/o cantando no puedo concentrarme al 100% en lo que quiero leer o escribir, si estoy leyendo mis chats obviamente no escucho todo lo que me dicen, por lo tanto hago todo mucho más lento de lo que lo haría si me enfocara totalmente.
La situación es que nuestro entorno nos llena de información y estímulos por muchos canales y se nos exige dar respuesta casi inmediata. A menos que haya una negociación previa será difícil de negarnos. Es parte de vivir en el siglo XXI, y no es un tema de género. Si cuentas con un “smartphone”, además de muchas otras herramientas tecnológicas, es necesario que te mantengas con conexión. Somos esclavos de los dispositivos y medios digitales y no nos queda más que hacer varias cosas a la vez. Aunque el nivel de productividad y la efectividad con los que lo hacemos puede ser otra historia.
Al final es interesante como logramos adaptarnos al entorno y aunque no puedo generalizar o hablar por todo el mundo, si puedo aceptar que si utilizamos algunos recursos disponibles es posible hasta disfrutar la experiencia y tener buenos resultados.
Independientemente de la generación a la pertenezcas: “Boomer”, Generación X, “Millenial” o “Generación “Z”, todos hemos experimentado cierto nivel de ansiedad, desgaste y aprendizaje en cuanto al mundo productivo se refiere y la manera de compaginarlo con nuestra vida personal para lograr cierto balance. No es algo nuevo pero la manera de abordarlo debe adaptarse al contexto. Así que si llegas a sentir que el exceso de tareas, proyectos, retos que tienes empieza a afectarte, no dudes en tomar en cuenta lo siguiente:
–Organización. Antes que sufrir y quejarse por la cantidad de información, emails, chats, tareas, etc es necesario “regresar a la base” y poner orden. Parte de tener claridad mental requiere que organices la información para después poder planear y comunicar. Si hay algo que hoy existen son recursos para ello, así que manos a la obra.
–Saber Priorizar.- El paso siguiente a la organización es saber establecer prioridades. Pareciera fácil pero no lo es y todos hemos pasado por eso. En mis tiempos estaba de moda la Agenda Franklin Covey y debo decir que fue un gran recurso para aprender a administrar mi tiempo y asignar prioridades. A mí me sigue gustando escribir de forma tradicional aunque estoy segura que hoy hay un sinfín de alternativas. Lo más importante es la práctica.
-Claridad en la Comunicación. La única manera de asegurar la comunicación es validar que el receptor la ha recibido. El canal tiene 2 vías, si no es así entonces es una simple interacción. Un tip es acentuar la acción en el título de tu mensaje (si aplica por ejemplo. Generar calendarios previos o simplemente confirmar anticipadamente la recepción el mensaje. (Esto lo escrito en tantos artículos que si me has leído antes lo notarás).
-Trabajo en equipo. Entender que no estamos solos y que se pueden aprovechar las habilidades de un grupo de trabajo es sumamente importante así que comunicarse de manera oportuna y compartir avances o retrasos siempre debe hacerse para poder dar solución a cualquier tema. El equipo es crucial para ello.
–Poner límites. A veces nos cuesta trabajo decir que “NO” a alguna asignación. Puede ser que no conozcamos las implicaciones al 100% de un proyecto o simplemente creemos que podemos con todo. Parte de una buena comunicación es aceptar cuando no es así y saber también que poner límites nos ayuda a evitar un desgaste excesivo e incluso resultados adversos. “Hablando se entiende la gente”.
– Desconectarse. La mente requiere descansar, así que aprende a desconectarse de vez en vez. Es parte de esas prioridades que hay que establecer, recuerda que tu salud física y mental son lo más valioso que hay.
Te deseo un ciclo muy productivo. ¡Hasta Luego!
Una respuesta
Saludos Amelia Fuentes,
Muy interesante artículo. Realmente el cerebro no puede hacer 2 cosas a la vez. Lo que hacen las mujeres es pasar de una tarea a otra (o a otras) muy rápido, tan rápido que parece que pueden hacer varias o muchas cosas a la vez, y de hecho las hacen, pero por turnos muy rápidos.
A veces este multitasking puede generar estrés y agotamiento en la mujer.