Tocó como coincidencia que durante el viaje de vacaciones más planeado de mi vida, me tocara estar en Roma un par de días después de la muerte del Papa.
Como creyente que soy, consideré conveniente una visita al Vaticano.
Pero, mis expectativas de inmediato, empecé a notar una serie de situaciones que puedo decir me sorprendieron… y hasta me molestaron.
Por toda la ciudad banderas a media asta -del Vaticano, de Italia y de la Unión Europea- y en algunas embajadas, las del propio país-.
Los noticieros, siguiendo minuto a minuto el acontecer y recogiendo la opinión de cuanta persona les permitió una entrevista, todas en tono de tristeza y dolor.
Por su parte, los programas de opinión igual, transmitiendo un honda preocupación por el futuro de la iglesia.
Pero en el Vaticano, ya en la calle, apenas un par de banderas despintadas por la Vía della Conciliazione sugerían estar a media asta.
En el Tour por el museo, ninguna referencia. Al final una serie de recuerdos del Papa Francisco con Pelé, con Maradona y con quien ustedes quieran… ni un festón luctuoso.
Y en las iglesias circunvecinas nada… ni siquiera un festón.

Las tiendas de recuerdos religiosos, llenas del libro que acaba de lanzarse con su biografía y de publicaciones anteriores… ni un moño.
En la explanada, sacerdotes y monjas de notorias variadas nacionalidades tomándose fotos y enviando saludos… nadie rezando por el alma del Pontífice.
Y en las iglesias -que visitamos muchas- se sigue cobrando la entrada y ni siquiera colocan algo que sugiera luto.
La preocupación no es que murió una persona; ni que falleció el Sumo Pontífice de la Iglesia católica; o que el mundo ha perdido a un gran guía espiritual.
El tema que ocupa es quien será el sucesor… y si éste sabrá ser un estadista a la altura de las circunstancias por las que el mundo pasa.
Marshall Mc Luhan (mis maestros de la Universidad decían que era un visionario de la comunicación y la sociología) sugería que “EL MEDIO ES EL MENSAJE”.
Me resistía a creerlo pero tristemente, parece que tenía razón. Todo es imagen.
Lágrimas en la tele… nada en la realidad.