El título de esta, su columna favorita, viene de las Estrategias Oblicuas de Brian Eno, el gran productor musical. Creo que es un gran llamado de atención para nosotros, los adultos en un mundo laboral, retador y a veces rígido.
Para La Generala no hay límites; no hay escalón suficiente alto para saltar de ahí al piso, toda superficie es un lienzo para crear una obra de arte, siempre hay recovecos para explorar o vías de escape cuando voy detrás de ella.
Lo mágico -para mí-, además de ir conociendo cómo esta chamaca ha resultado ser astuta, divertida y enérgica (e irresistiblemente encantadora), es ir descubriendo cómo a sus escasos dos años de edad tiene un pensamiento lateral tan desarrollado (como muchos niños, sí, amigos. Tampoco estoy criando otra “Logan Antonio”).
Cuando nos volvemos adultos aprendemos a desarrollar el pensamiento vertical porque trabajamos con procesos comprobados que nos dan la suficiente certeza para alcanzar nuestros objetivos. Se crean normas que nos hacen sentir “safe” chambeando. ¿Eso tiene algo de malo? No. Bueno, en parte. Orita les cuento por qué.
Con la neurociencia, hemos aprendido que en el frontal se encuentra la razón. Es la parte de nuestro cerebro que más tarda en desarrollarse. Por eso, no nos debería sorprender toparnos en TikTok o Instagram a tantos morritos haciendo parkour en edificios abandonado, o surfeando en playas infestadas de tiburones blancos. “Equis somos chavos” dicen y el frontal sigue desarrollándoseles, pero se la pasan increíble. ¡Entre más retador, más inspirador (y más Likes)!
Independientemente de cómo a este, su anciano y aprensivo pero propositivo columnista “se le frunza” cada que ve a los chavos adictos a la adrenalina en los Reels, o a la temeraria Generala trepándose al juego más peligroso del parque, no deja de ser un admirador de esa combinación entre el pensamiento lateral y la osadía en todas sus acciones; cosa que conforme envejecemos se desdibuja, especialmente en lo laboral.
De verdad llama la atención porque, con nuestra madurez y experiencia, viniendo de una etapa en la que pensar de manera divergente era nuestro pan de cada día, ahora nos cueste tanto trabajo soltar lo vertical y lo tradicional para resolver problemas. Posiblemente sea por miedo o flojera, pero en algunas industrias, especialmente las creativas, aún reinan esos elementos y no debería ser algo exclusivo de los que trabajan en ese rubro.
Hace unos años, nos enfrentamos con un problema de negocio para una farmacéutica: entender el “journey” de los pacientes con TDA/H y la percepción de sus cuidadores para desarrollar una campaña.
El pensamiento lineal nos decía que un cuali y un cuanti serían suficientes para indagar y validar a cientos de pacientes, ¿pero a qué costo? Imagínense mantenerlos en un solo lugar hablando de varios temas, haciendo ejercicios proyectivos que podrían no interesarles y que dejaran la sesión a medias sin explicación alguna.
Decidimos aplicar nuestro pensamiento lateral y trabajar con herramientas menos convencionales. A través de Social Listening y búsquedas especializadas, visitando grupos y comunidades online fue posible explorarlos de manera no intrusiva. Solo “escucharíamos” lo que los usuarios opinaban sin tener que preguntarles y ni imponerles un tiempo límite para responder.
Los hallazgos fueron brutales. Además de entender la parte médica, aprendimos sobre sus preocupaciones, sus obsesiones, sus “metidas de pata”, sus batallas cotidianas y sus códigos para comunicarse entre pacientes a través de memes y posts. Vimos en Redes Sociales el mundo desde su TDA/H. ¡Priceless!
Desde entonces, en WatsonData aprovechamos el pensamiento lateral para atacar cualquier problema de negocio, especialmente en digital, donde no nos limitamos a medir solamente la reputación digital de una marca; también exploramos y nos metemos en la mente de los usuarios a través de sus interacciones digitales.
Pero, tío Presno, ¿cómo le hago para pensar así? Pues, empecemos con esto:
- Enfocarse en el problema y no en la posible solución.
- Hacerse preguntas de manera constante, sobre lo que se quiere lograr y por qué se quiere conseguir.
- Realizar lluvias de ideas con palabras asociadas al problema en cuestión.
- Intentar comparar la situación actual con otras, para verlo de forma diferente.
- Dividir al problema en distintas partes y analizarlas por separado.
Otro gran recurso es las Oblique Strategies de Brian Eno, que también están en una app. Consiste en un set de 55 oraciones rándom que a manera de técnica proyectiva podemos generar ideas. ¡Una chulada!
También, chequen los libros del inigualable Malcolm Gladwell que, además de entretener con sus casos, tiene una forma muy particular de investigarlos.
“Usar una idea vieja” no tiene que ser necesariamente apegarse al pensamiento vertical para resolver un problema. También significa retomar aquella forma de ver las cosas como ahora lo hace La Generala: SIN LÍMITES. Los resultados les podrían sorprenderles.
Nos leemos pronto…
Una respuesta
Interesante como siempre lo