Es común ver en redes sociales convocatorias de empresas o instituciones con presupuestos disponibles para participar con un trabajo creativo: cuento, poema o hasta ensayo. La gran retribución por aceptar esta participación es ver tu trabajo creativo publicado.
En ese sentido, hace unos días, se desplegaba una discusión entre una seguidora que respondía a una convocatoria de este tipo en una red social. Su comentario giraba en torno a la creencia, equivocada, de que el trabajo creativo no debe ser remunerado.
Esa creencia que se ha generalizado, lo mismo en instituciones públicas que privadas y que, en un testimonio que raya en el colmo, encarna en convocatorias que invitan a realizar trabajo a cambio de nada, debiera de ser erradicada, en efecto, por los propios creadores, negándose a participar en cualquier proyecto que no los retribuya.
El ejemplo más contundente lo ha puesto recientemente la Sociedad de Tinta, una agrupación de ilustradores que, en respuesta a la convocatoria del gobierno federal mexicano para rediseñar los libros texto de Primaria 2021, a cambio de una constancia, un libro impreso y darles el crédito que por ley les corresponde, decidió no responder a esta convocatoria, emitida por la SEP-CONALITEG.
Su explicación no tiene discusión: “Una constancia profesional como forma de pago contribuye a la precarización de nuestro trabajo”, además es algo que alarma viniendo del Estado”, detalla un comunicado emitido por la Sociedad de Tinta.
No está en tela de juicio que los niños de México deban tener libros, pero “los creadores de este país necesitamos tener acceso a una vida digna, y esta convocatoria va en contra de lo que, como seres humanos y profesionales necesitamos”, apunta el boletín.
Además, la Sociedad de Tinta conmina a sus colegas a abstenerse de participar en esta iniciativa que desdeña la labor creativa y vulnera a todo el sector.
La convocatoria, dirigida a diseñadores gráficos, escultores, fotógrafos, grafiteros, artistas urbanos, pintores, infografistas y cartógrafos, así como a dibujantes y escenógrafos, solicita imágenes inéditas y la cesión de derechos patrimoniales sin remuneración monetaria, sólo por participar, en contra de la Ley de Derechos de Autor.
En el caso de ser seleccionados, los participantes deben cumplir con los criterios de la SEP, entregar bocetos, realizar procesos de aplicación de color y cambios y ajustes a ilustraciones finales. Con todo eso, las imágenes aún pueden ser sean rechazadas.
Pero este caso sólo es uno de tantos, que buscan obtener un trabajo creativo sin remuneración de por medio, sin entender que en un trabajo de esta naturaleza puede radicar el éxito de una empresa o proyecto institucional.
Aunque muy pocos se interesen por saber que una frase tardó dos horas o dos días en salir bien, o que la sencilla pero magistral ilustración se gestó en 15 días, son estos pequeños detalles lo que han catapultado exitosas campañas publicitarias, para posicionar un nuevo producto, por ejemplo.
¿Qué haría Apple sin sus creativos?, ¿qué harían las firmas deportivas como Nike o Adidas?, ¿qué haría cualquier marca que pretenda destacar en un mercado global sin un equipo de creativos?
Peor aún, qué harían con unos creativos que, en lugar de enfocarse en su trabajo, deban preocuparse y ocuparse todos los días por la comida diaria.
Las ideas tienen valor, y mucho, tanto que estudios y análisis como The Future of Jobs, revelan que en adelante los trabajos demandarán mayor creatividad.
Además de mencionar que los trabajadores deberán tener la capacidad de resolver problemas complejos, a partir de tener pensamiento crítico y creativo, una mala noticia para los empleadores que no estén dispuestos a remunerar como se debe esta cualidad.
Generaciones como los millennials también han marcado un alto ante los empleadores que no están dispuestos a valorar esas cualidades. Por ello, entre otras causas, es que suelen cambiar de empleo con frecuencia.
Si las instituciones, públicas o privadas, no están dispuestas a retribuir el trabajo creativo, son los creadores los que deben tomar el sartén por el mango y no obsequiar su trabajo a cambio de nada.
Es un buen tiempo para devolverle a nuestro trabajo su valor real. Nos lo merecemos, o ¿cómo la ves?