En los últimos años, desde las grandes marcas, hasta los pequeños anunciantes independientes han encontrado en las redes sociales un foro de exposición muy potente para sus mensajes comerciales.
Pero la saturación es evidente. Si revisas tu muro de Facebook, verás que por cada publicación de tus amigos, existen más de 10 con mensajes pagados.
YouTube no va mejor. El inicio de un video de tu interés puede demorar 20 segundos… y hasta mucho más.
Y así cada lugar del ciberespacio está siendo plagado por un sinúmero de mensajes… no necesariamente brillantes, ni bien producidos.
Cabe señalar que el exceso de publicidad, en cualquier medio, genera varios efectos negativos, tanto en el proceso de compra del consumidor, como en la imagen de marca, y hasta en las propias plataformas de contenido. Esto ha sido comprobado, desde hace muchos años.
Algunos de los problemas más importantes que este fenómeno -publicitario, de comunicación, mercadológico y hasta social- está generando, son:
- Fatiga del consumidor: La exposición constante a anuncios lleva a la fatiga…y al enfado. Los usuarios se sienten abrumados, y hasta molestos, por la cantidad de publicidad que están obligados a ver. Esto genera una evidente disminución de la atención, interés y respuesta del consumidor ante los anuncios.
- Bloqueo de anuncios: A medida que aumenta la cantidad de publicidad, más usuarios pueden optar por utilizar bloqueadores de anuncios. Lo que afecta directamente a la efectividad de las campañas, la imagen de las marcas y la importancia de las plataformas -las que dependen, en la mayoría de los casos, de sus ingresos publicitarios-.
- Reducción de la confianza: El exceso de mensajes con fines comerciales puede disminuir la confianza del consumidor en las marcas, especialmente si son invasivos, demasiado aspiracionales, irrelevantes o engañosos. En contraparte, habría que señalar que el público se ha vuelto, cada vez, más escéptico y menos receptivo a los mensajes que presencia, de productos o servicios que no está buscando.
- Experiencia de usuario negativa: Las redes sociales y otras plataformas digitales se vuelven menos amigables y agradables de usar si están saturadas de anuncios con mensajes irrelevantes, repetitivos e impotentes para despertar interés. Este fenómeno conduce a una disminución en el uso de la plataforma y en la interacción de los usuarios.
- Ceguera de los anuncios: Con el tiempo, los usuarios pueden desarrollar “ceguera de taller”, ya que, simplemente, ignoran o no notan los anuncios, debido a la sobre exposición a la que se encuentran sometidos cotidianamente. Esto -resulta evidente- reduce directamente la efectividad de las campañas.
- Poca diferenciación: Las marcas encuentran más difícil poder destacarse y captar la atención de los usuarios en un entorno saturado de mensajes. Lo que obliga a generar estrategias más estratégicas y creativas, e invertir en mayores partidas en marketing, para poder aspirar a generar un impacto trascendente.
- Impacto en la salud mental: La exposición constante a publicidad- especialmente si es de aquella que genera inseguridades o despierta antojos momentáneos- puede llegar a afectar negativamente la salud mental de los usuarios; contribuyendo, por ejemplo, a agravar problemas personales como la ansiedad y la baja autoestima.
Para mitigar estos efectos, es importante que las marcas y los propios medios –las plataformas en este caso- encuentren un equilibrio adecuado en la cantidad de publicidad que muestran y se enfoquen en crear contenido relevante y no intrusivo, que agregue valor al usuario.