La verdad es que soy alguien a quien le encanta hablar en público. Me gusta la adrenalina de pararme frente a pocos o muchos para compartir algún pensamiento, alguna clase, para dirigir un taller. No sé qué tan bueno soy, pero lo disfruto.
Bien o mal, siempre hago mi mejor esfuerzo y generalmente tengo buenos resultados, que no son gratuitos, pues antes de dar ese paso para entrar al “escenario”, que bien puede ser un salón de clase o una sala de juntas, dedico bastante tiempo a preparar esos minutos que amablemente me brindan quienes están ahí, a la expectativa.
Y en los talleres que desarrollamos para brindar herramientas y mejorar las habilidades para presentarse en público, siempre me ha sorprendido que la gran mayoría de los asistentes, consideran que tienen pocas oportunidades para hablar en público, o que nunca lo han hecho.
Y aquí, te pregunto a ti:
¿Cuándo fue la última vez que hablaste en público?
“Hablar en público”, no significa únicamente estar en un escenario, con un micrófono, con un público sentado en butacas y tú hablando sobre un tema que preparaste de antemano, con gran dedicación.
Las situaciones para que hablemos ante un público, se nos presentan a diario, en cualquier lugar, y sin un plan o con un tema específico. Porque la realidad es que tú, has estado presentándote ante un público desde que naciste.
Obvio que tu impacto es más importante y notorio ahora que eres joven o adulto, pues cada una de esas presentaciones puede significar un éxito o un fracaso. Pero hablemos de esas oportunidades que has tenido de presentarte públicamente.
ESE INCÓMODO MOMENTO
Quizá sin querer, has estado ante la mirada de un público:
- Ese momento en que entraste a la sala de juntas en tu empresa.
- El momento en que encendiste tu cámara (o que NO la encendiste) durante una reunión de zoom para reunirte con un grupo.
- El día que fuiste al súper en fachas.
- Cuando te reuniste con amigos y hablaste de cualquier cosa.
- El día que fuiste a presentar tu CV a una empresa.
- Cuando presentaste un proyecto maravilloso a un cliente potencial que te dijo que no… o que sí!
- El día que todos dieron su opinión sobre algo y tú, teniendo una opinión, decidiste quedarte callado.
- El día que te presentaste ante tus compañeros para ofrecerles una propiedad que tienes en tu catálogo para venta.
- El momento en que te presentaste ante cualquier grupo (los padres de familia, tus compañeros en una nueva empresa, los integrantes de cualquier club o grupo, tus compañeros de la misma iglesia, tus vecinos en la junta).
Ese momento incómodo en que muchos no saben que hacer o qué decir.
Y como estos, hay muchos, muchísimos momentos más, en los cuales, quizá sin pensarlo, estamos hablando públicamente y diciendo un sinfín de cosas sobre nosotros, nuestra educación, nuestra experiencia, nuestra cultura, sin pensar.
IMAGINA la impresión que tienes tu, de alguien que, para presentarse, apenas se levanta de su silla, no mira a nadie y apenas dice algunas palabras que pocos entienden. Es la misma persona que en una reunión virtual, está alejada de la cámara, habla muy quedo, y no sabe que decir, porque tiene pánico a hablar ante una cámara y ante el público.
Imagina también la impresión que deja alguien que, sin exageraciones, se levanta, con una sonrisa “saluda” a todos con la mirada y se presenta con confianza: Soy… me dedico a… me gusta… estoy aquí porque… y ¡me da mucho gusto estar con ustedes!
Estoy seguro de que pudiste imaginarte claramente a estas dos personas, y tu impresión de ambas es totalmente diferente.
¿CUAL DE ESTAS DOS PERSONAS ERES TU?
Quieras o no, encajas en alguno de esos dos estereotipos. O eres el que odia presentarse y hablar ante un público, o eres alguien que, sin amar el hacer presentaciones, lo sabe hacer con gusto y dignamente.
En este mundo digital, lleno de mensajes que te vuelan el cerebro, ya sea por lo creativos y bien elaborados o por precisamente lo opuesto, generar una buena impresión con aquellos con quienes apenas nos conocen por primera vez, es sumamente valioso, pues hasta un saludo de mano puede enviar mensajes que nunca pensamos.
Por eso, te invito a que sigas estos sencillos consejos que seguramente te pueden ayudar a tener un gran impacto, la próxima vez que, queriendo o sin querer, “Hables en público”.
PRACTICA: No es necesario que tengas un gran público, ni que sientes a tu familia en la sala a que escuchen tu saludo de presentación para la reunión que tienes mañana. Enciende tu teléfono celular, o la grabadora que siempre viene incluida en las herramientas, y grábate. Así, tal cual. Preséntate, di tu presentación de ventas a un cliente imaginario, habla con tu jefe sobre el proyecto que has desarrollado y que va a cambiar a tu equipo o a la empresa. Hazlo, sola o solo y escúchate. También puedes grabar tu siguiente intervención en cualquier clase o reunión virtual. Será muy valioso para ti.
Cuando estés definiendo qué decir sobre ti, te recomiendo que veas este clip, sobre el “pitch del elevador”, que básicamente consiste en que puedas presentar una idea convincente en 20 segundos, que es el tiempo que teóricamente, dura un viaje en un elevador. https://youtu.be/2b3xG_YjgvI Me gusta mucho y siempre lo recomiendo.
TUS NOTAS: Siempre es importante tener notas sobre lo que vas a decir. Y si es un texto largo, más te vale que las tengas. Tenlas siempre contigo. Es mejor tenerlas en la mano y consultar si de pronto no sabes hacia donde debes de seguir con tu presentación, a no hacerla o hacerla a medias. Los grandes oradores, no creas que tienen todos memorias prodigiosas. No! ellos tienen prompters, que son como acordeones electrónicos en los que van leyendo con pasión, el discurso que escribieron ellos mismos o alguien escribió para ellos.
No te sientas mal si tu llevas tus notas y de pronto, en algún momento, las consultas, directo, sin pena, sin pedir disculpas por hacerlo.
TU AMIGO EL ESPEJO: Nuevamente te invito a que tengas un espejo de cuerpo completo en tu casa. Es una de tus herramientas más económicas y valiosas. Si tu práctica la puedes llevar a cabo frente al espejo, tendrás mucha más información para hacer más profesional tu próxima presentación. ¿Estás parado erguido? ¿Sonreíste cuando era necesario? ¿Qué hacías con tus manos?
REVISA TU GRABACIÓN, MÁS DE UNA VEZ: Pon atención a detalles como tu postura, tu sonrisa, tu peinado (algunos no tenemos que preocuparnos mucho de eso), tus palabras. ¿Fuiste clara? ¿Se entendieron tus palabras? ¿Dijiste lo que querías decir?
LAS MULETILLAS: Todos las tenemos, algunos más exagerados que otros. Me refiero a esas palabritas que parece que “sin querer”, se meten en nuestras conversaciones, distraen, y nos hacen ver como todo, menos como profesionales. Son esos molestísimos “esteeee”, “hmmmm”, y cualquier otra expresión, palabra o ruido, que notes en tu presentación, y que no tenga nada que ver con el tema. Revisa una vez más tu grabación, y encuentra esos molestos ruidos. Elimínalos de inmediato.
NO HABLES DE TUS PROBLEMAS EVIDENTES: Perdón que no alcancé a peinarme, dirá alguno, mientras todos lo notaron desde que te vieron; o Perdón porque tengo problemas con mi conexión… Si, ya nos dimos cuenta todos, no tienes que decirlo. No es necesario que recalques lo que todos ya han observado. Mejor sonríe, soluciona rápido tu problema y no pongas de nervios a todos los demás.
SONRÍE Y ENTRA AL ESCENARIO, COMO REINA O COMO REY: Nada mejor que una sonrisa en la cara de alguien que estamos esperando y que entra al escenario (un foro, un teatro, un salón, tu casa, donde sea) con seguridad y transmitiendo confianza. Créeme, si están ahí es simplemente porque tienen que estar o porque han decidido estar, porque saben que estarás tu.
Si tienen que estar, haz que cambien su motivación de “tengo que estar aquí” a “qué bueno que vine, que buena plática tiene esta persona”.
NO TODO ES UN CHISTE: Aunque es bueno tener algunos comentarios simpáticos que muevan a la risa en tu presentación, no todo puede serlo.
HAY MUCHO MÁS.
Por supuesto que hay muchísimos más elementos que tenemos que considerar cuando hablamos en público. Podemos hablar de la estructura de los mensajes, de cómo tener una presencia de impacto, como interactuar con tu público, como responder a preguntas difíciles, y muchos puntos más que en el futuro veremos.
Debido a que por la situación que hemos vivido, y que de alguna forma se mantendrá, en la que todos participamos continuamente en reuniones en las que tenemos posibilidades de presentar nuestros comentarios, ideas o deberes, considero que esto es la base para destacar en este momento.
Te invito a que lo practiques desde ya, y lo pongas en práctica en tu siguiente oportunidad, ya sea junta, café con amigos o con desconocidos, un coctel, una fiesta, una reunión de trabajo.
A diario tienes muchos momentos para brillar. Todo es cosa de querer…Y obviamente hacer lo necesario para lograrlo.
Gracias por leerme, como siempre y te invito a que dejes comentarios aquí abajo. Ya funcionan!
Si te parece, por favor compártela.
Saludos
JL
Claudia Angulo (12 julio, 2022)