¿La nueva “Época de oro”?
Para muchos, esto podría ser el acabose, el apocalipsis, el final del mundo con lluvia de fuego y todo. Lo que está ocurriendo en Hollywood es un auténtico sismo que muy bien puede llevar al colapso a muchas productoras, algunas de ellas muy grandes y consideradas —como aquellos bancos en la crisis de 2008— como imposibles de fallar.
La realidad es que el estreno de las películas Barbie y Oppenheimer, en el que ambas han tenido un éxito indiscutible y sobre todo si las comparamos con algunas previas (te estoy viendo a ti, Indiana Jones), podría transformarse en el último gran fin de semana exitoso cinematográfico en muchísimo tiempo. La huelga, tanto de escritores como de actores podría hacer que se nos venga una sequía de Block Busters que podría prolongarse por meses, y hasta años.
Creo que estamos a punto de ver un cambio de paradigma cinematográfico que puede modificar de manera radical la historia de este medio.
Pues ahí les va el consejo, señores productores y realizadores cinematográficos de esta pobre patria: es momento de comenzar a pensar a lo grande y realizar producciones con las que se pueda “invadir” el país vecino o, en el peor de los casos, la inmensa Latinoamérica.
Recuerden que uno de los eventos que promovieron la llamada “Época de Oro” del cine mexicano fue cuando Hollywood se puso a hacer películas de propaganda de guerra y dejó a un lado los temas más banales que, la industria mexicana cinematográfica de la época, supo aprovechar de manera magistral.
Conste, que yo solo digo.
Barbie girl
Y hablando de fenómenos cinematográficos y mercadológicos, impresionante lo que pasó con la película Barbie.
Cientos de personas vestidas de rosa llenan las butacas para ver una película que, alguno de esos que sobreanalizan los contenidos y tienden a escandalizarse por todo, calificó como una de las películas más Woke del año pero que al parecer nadie se dio cuenta.
Afirman que la cinta sobre la muñeca de Mattel odia a los hombres. Exige un mundo donde los estos sean colocados en un lugar secundario y tenidos nada más como adornos. Qué ese es el mensaje que nuestros pobres niñas y niños están recibiendo con beneplácito de sus padres que son tan obtusos que sólo les da para vestirse de rosa.
Claro que peor quedaron todos aquellos que se dedicaron a tachar a la gente vestida de rosa como nacos, borregos o de plano cuestionaron su salud mental por el simple hecho de vestir un color para acudir al cine.
Lo curioso es que muchos de estos críticos se les hace lo más normal del mundo aquellos que acuden al estadio utilizando los colores de su equipo favorito hasta en los calzones y que tiene su playera oficial de la selección para usar, junto con millones de fanáticos, los días que juega el equipo.
En fin, la hipotenusa.
Queda clarísimo que a esta gente le falta mucho mundo; si pudieran ver la forma en que los fans acuden a eventos como el Comic-Con de San Diego, seguro les da el patatús.
¿Por qué existen personas que le afecta de forma tan violenta que los demás disfruten las cosas a su manera? Tal vez de pequeños los tenían amarrados o de plano no los sacaban ni a la esquina, el caso es que, si se va a cuestionar el daño mental, habría que comenzar con su temperamento de tía solterona que no aprueba nada que no sea el rosario tres veces a la semana y la misa de los domingos, eso sí, con ropita bien recatada.
Oppie
Por cierto, también se quejan de que la película de Oppenheimer no tiene suficiente variedad racial.
Aunque estoy de acuerdo que en cierto tipo de películas se busque una mayor inclusión hay momentos en que esta no viene al caso. A menos que se pongan en plan Netflix de cambiar radicalmente a los personajes, la historia del Proyecto Manhattan está hecha por completo por hombres blancos. Las minorías fueron prácticamente inexistentes mientras que las mujeres no pasaron de papeles secundarios de esposas, secretarias y tal vez de calculadoras.
No lo digo yo: el racismo y machismo en épocas de la Segunda Guerra Mundial eran rampantes en la sociedad, en el ejército y en la comunidad científica. Christopher Nolan no ha hecho más que aproximarse a la realidad histórica de una era muy distinta a la actual.
La razón para no poner mujeres o minorías es la misma por la que no puso tampoco dinosaurios.
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PS: Está muy equis la equis de “X”
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