Recientemente tuve la oportunidad de ver la película mexicana de humor muy negro, llamada “Señora influencer” en la que su personaje principal Fati Ferri, interpretada magistralmente por Mónica Huarte, caricaturiza la forma en la que ahora muchos de los llamados influencersse vuelven rápidamente famosos por cosas simples, vulgares, insignificantes, ridículas, inesperadas, temporales, efímeras y banales, que poco aportan a la sociedad. Así observamos en este filme un claro reflejo de la sociedad actual que muestra tan solo el lado A de la vida fantástica que exponen en las redes sociales, mientras que el lado B queda reservado para la intimidad en la que el dolor y las carencias van carcomiendo sus vidas.
En este contexto, la trama no escapa del rol que juegan los medios, la publicidad y las marcas para sumarse a las tendencias y explotar al máximo a las celebridades del momento, como ha ocurrido con las “famosas perdidas” y otros influencers, en los que se han dejado completamente de lado las consideraciones de sus derechos humanos, su integridad, su dignidad, su discapacidad física o mental, así como sus vulnerabilidades o problemas. Lo importante es monetizar y hacerse virales a costa de lo que sea, aun cuando sean motivo de burla o mensajes racistas, clasistas, de odio y resentimiento; todo se justifica porque si quieres ser famoso(a) tienes que permitir o acostumbrarte a los discursos de odio.
Cabe señalar que no todos los contenidos de los influencers caen en esta categoría de ser superficiales o grotescos, pues existen también grandes personalidades que han sabido utilizar las redes sociales para consolidarse como voces que aportan información de gran valor y han atraído a diversas comunidades que se han visto altamente beneficiadas por sus contribuciones. Es por ello que, las marcas deben aprender a seleccionar con sumo cuidado a las celebridades o influencers con los cuales desean colaborar para que sus valores, filosofía y contenidos sean congruentes y se conviertan verdaderamente en dignos representantes de sus productos o servicios.
Consejos para elegir al influencer ideal y lograr una colaboración exitosa
- Asegúrate de que su personalidad empate con los valores e imagen de tu marca.
- Analiza su trayectoria y experiencia (nivel de credibilidad y autoridad).
- Verifica su nivel de engagement o impresión en el público(número de seguidores, perfil de sus audiencias, redes en las que comparte contenido).
- Comprueba que sus seguidores corresponden con tu público meta (target).
- Verifica la calidad y tipo de contenidos que comparte.
- Identifica su alcance para que coincida con el de tu campaña (local, regional, nacional o mundial): macroinfluencer (más de 100,000 seguidores); influencer (entre 50,000 y 100,000); microinfluencer (entre 10,000 y 50,000 seguidores) y nanoinfluencer (entre 5,000 y 10,000).
- Diseña una estrategia bien definida acerca del tipo de contenido o mensajes que deseas que comparta para representar a tu marca.
- Averigua si ha colaborada con otras marcas de la competencia.
- Identifica el tipo de relación que deseas establecer con él o ella (a corto, mediano o largo plazo).
- Elige a alguien que se caracterice por su autenticidad y naturalidad, para que no sea evidente que está haciendo menciones pagadas.
También es importante destacar la figura del prosumidor (productor + consumidor), ya que en la actualidad la mayoría de nosotros somos prosumidores y no solamente nos limitamos a consumir, sino que alimentamos nuestras redes sociales con fotos, chismes, opiniones diversas, canciones, videos o mensajes que otros observan, reconocen, critican o comparten, es así como se generan las tendencias y contratendencias que van marcando la agenda pública, por ello no solo las celebridades o influencers pueden ser promotores o desacreditadores de nuestras marcas, por lo que hay que tener a los prosumidores (ciudadanos de a pie) siempre en el radar como compartí en una de mis columnas anteriores.