La más famosa obra de arte de Leonardo DaVinci es el principal centro de atención del museo más visitado del mundo, generando más del 80% de las entradas al Louvre, y es la que más atentados ha sufrido a través de la historia.
A principios del siglo pasado la pintura fue robada (y recuperada) y lastimada con una navaja por un hombre que dijo que estaba enamorada de ella, sucesos que llevaron a los administradores del recinto a separarla dl resto de las obras exhibidas y resguardarla con cristales de protección.
Eso no frenó a un par de visitantes que agredieron a la Gioconda en 1956: primero un hombre la roció el lienzo con ácido, dejándola seriamente dañada en la parte inferior, y meses después un pintor resentido vino a arrojarle una piedra que traspasó el cristal y le averió el codo.
Este par de sucesos provocó que infinidad de turistas y locales rompieran los récords de visitas a la afamada pintura, principalmente por curiosidad y, por supuesto, algo de morbo.
Según algunos intelectuales y mercadólogos, el fenomenal incremento de visitantes en ese año detonó la idea de producir “atentados” controlados para mantener la atención hacia la famosa MonaLisa, por ende al museo, convirtiéndose en un activo fundamental para Francia, la séptima economía del mundo, que le genera entre 9 y 10 millones de visitantes en un año.
El pastelazo de la semana pasada parece ser, obviamente, parte de esta cadena de tácticas dentro de la estrategia maestra del Louvre, hecho que ha generado infinidad de notas en todo el mundo, todas con teorías inverosímiles detrás de un supuesto ambientalista convertido en actor material de la maldad, disfrazado de anciana, y una tarta enmerengada que fue capaz de librar los filtros de seguridad de la pieza más protegida del museo, que no puedes ni ver entre el tumulto y los cristales antibalas.
Seguro lo que aquí expongo es otra de las teorías inverosímiles que han surgido alrededor del planeta. Pero la verdad es que no me parece nada descabellada. Yo por mi parte, me he lanzado dos veces a disfrutar de las exhibiciones que se han organizado en México donde, con todo lujo de detalle por medio de fotografías hiperrealistas de gran escala, puedes observar de forma ilimitada y libremente a la mujer de la sonrisa enigmática -y quizá sobrevalorada- sin empujones, sin molestos fotógrafos improvisados y sin guardias franceses que te vigilan con ojos amenazadores.
¿Qué opinas? ¿le creemos a este grupo de estrategas intelectuales su teoría? ¿o preferimos mantenernos con la romántica idea de que la obra de DaVinci es tan seductora que sus admiradores enloquecen ante su belleza?
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#EstrategiaDaVinci
Una respuesta
Pues no lo dudo ni tantito. ¿Como metio el pastel? como llego hasta el frente? nadie la vio sacar el pastel? buena observacion Lili, como siempre