Los efectos nocivos (falsamente legítimos) de la Publicidad
03:06
23 Oct, 2025
En la realidad la Mercadotecnia llegó, como disciplina del concocimiento varios años (Tal vez un par de siglos) después que la Propaganda, la mayor de ambas y su hermana menor, la Publicidad. Ambas suscritas al entorno de la comunicación persuasiva que los griegos empezaron a cultivar como mecanismo para lograr que la élite culta masculina llegara a la emisión del voto. También se le puede echar la culpa a los griegos por esa figura retórica más manoseada que muchacha en minifalda en el vagón de hombres del metro de la CDMX, la “Democracia” (Gobierno del Pueblo). En nombre de ella se ha cometido toda clase de estropicios a la humanidad. Tal parece que “Pueblo” puede ser cualquiera que llegue al poder púbico, con los votos necesarios, y adquiera la licencia para cometer cuanta insensatez la imaginación le dicte en su nombre.
De hecho, cuando estudié Periodismo tuve una especialización en comunicación persuasiva, que era vista básicamente como Publicidad. La Propaganda era innombrable. Es más, no sé si alguien con una mínima dosis de decencia la pudiera haber considerado como profesión posible, pero a mi la Publicidad me parecía fascinante y me chiflaba.
Presuadir implica hacer que alguien haga algo que no haría voluntariamente. Puede ser desde la mamá que le dice a su hijo, que si no se lava los dientes el Ratón de los Dientes nunca vendrá, porque ya sabe que sus piezas dentales ya no servirán. Igual que el ministro religioso asugura a sus feligreses, que si no pagan su diezmo Dios llorará y pagarán cada lágrima en el infierno. Buenas o malas intenciones detrás de la mentiras, ¿justifican su uso?, ¿chantajear por muy buenas razones es ético? Una buena madre dirá que en la educación de los niños todo se vale y el ministro que todo es para poder seguir llevando la palabra y salvar más almas. Maquiavelo postuló uno de los axiomas más eficaces, pero más moralmente cuestionables: ¿el fin justifica los medios? ¿Cierto?
No gratis la Propaganda es calificada negativamente, por lo general. Tal vez le podamos echar la culpa a Hitler y su propagandista de cabecera, Goebbles como responsables de una los mayores genocidios de la historia. Pregunta seria: ¿los alemanes son tontos, ignorantes o simplemente perversos? O ¿cómo es que se llega la situación que vivieron los judíos europeos?
Aunque la Publicidad y la Propaganda se paracen mucho, mientras una busca persuadir a la adqusición de bienes y servicios, la segunda navega las aguas de la ideología. Marx, el gran ideólogo alemán y responsable de la mayor cantidad de utopías sociales fallidas, define a la ideología como la “falsa conciencia”. Una distorsión perversa de la realidad en apoyo de los objetivos de la clase dominante en el poder. Presentando sus ideas como legítimas universalmente. Así que la Propaganda se considera la herramienta idónea para modificar formas de ser, pensar y actuar de un público determinado. La ética no importa, así que mentir, manipular emocionalmente despertando el orgullo nacionalista, fortalecer -a veces- falsas esperanzas, o -de plano- cultivar el miedo.
Sin embargo, debemos pensar que tanto la Propaganda como la Publicidad son herramientas y éstas -per se- no son ni buenas ni malas. Son quienes las usan quienes tienen la posibilidad de ignorar la moralidad en función de un bien social mayor o únicamente el poder y su compañero de equipo: el dinero.
21 noviembre, 2025 
