Revista de Marketing y Negocios

Más que abogado corporativo

Seguimos creyendo que un abogado es el especialista encargado de resolver asuntos litigiosos cuando durante años no se han atendido o cuando el sobrino que estudia segundo semestre de la carrera no pudo aplicar el cúmulo de sus conocimientos en la resolución de un problema en la empresa que, en principio, era un simple acto de cumplimiento y que por la falta de seriedad aquello se convirtió en un némesis que está a punto de mandar a la sociedad mercantil a la estadística de las miles de empresas que desaparecen prematuramente.

Cuando están metidos en un problema, están dispuestos a pagar cientos de miles de pesos (si no es que millones) para que los saquen del gran conflicto en el que se metieron, en la gran mayoría de las ocasiones, pudiendo evitar ese conflicto con simples pero pensadas acciones que se enmarcan dentro del ámbito de la prevención.

Lo barato sale caro

Por otro lado, hay un temor mezclado con molestia cuando un abogado o despacho jurídico les presenta una propuesta de asesoría que cuesta algunas decenas de miles de pesos mensuales porque se convierte en un “alto costo” que es incosteable por la empresa. Es en ese momento donde la divinidad los abandona porque, hasta por coincidencia, empiezan a llover los problemas jurídicos que no se evitaron gracias a la valentía del propietario del negocio cuando dijo “podemos necesitar cualquier cosa, pero no un abogado”.

La importancia del abogado corporativo está vinculado al papel que juegan aquellos servicios que no forman parte de una empresa. Esto quiere decir que una empresa de diseño y producción de muebles difícilmente tiene todo un departamento de contabilidad o de marketing, por lo que esos servicios resultan más viables que operen de forma externa.

Crecemos juntos

Con los servicios jurídicos pasa lo mismo, ya que el crecimiento de una empresa depende en buena medida en un cálculo permanente de riesgos que lo hace sí un contador pero también un abogado desde diversas perspectivas. Pareciera que se paga una fortuna por lo que puede hacer un abogado corporativo, sin embargo, su función en el crecimiento corporativo descansa en la necesidad de desarrollar herramientas que, por un lado, resuelvan y, por otro lado, informen.

Es decir, la función del abogado actual es atender los requerimientos que marca la ley, además de informar a los accionistas o a las áreas pertinentes qué es lo que se está haciendo y cuáles son sus alcances, de tal manera que entiendan que llevar a cabo esa medida será la llave para salir de cualquier inconveniente futuro.

abogado corporativo

Y lo voy a ejemplificar con determinadas tareas que le corresponderían a un abogado de empresa o corporativo.

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Contratos limpios y a la medida

Se encarga de revisar y elaborar contratos con trabajadores, clientes y proveedores, es decir, en la vertiente de la empresa como receptor y como prestador de servicios. En teoría, cualquier contrato es útil y con el simple hecho de contar con un formato ya estamos del otro lado, sin embargo, un buen abogado se encargará de revisar las peculiaridades del contrato, es decir, saber cuál es el objeto, qué tan pertinente es señalar cláusulas de confidencialidad, determinar si las partes pueden subcontratar e, incluso, hacer una investigación de la empresa con la que se firmará el contrato para saber lo riesgoso que ello puede ser.

Además, el especialista generará todo un esquema en caso de incumplimiento para que, en el peor de los casos en que exista incumplimiento, no sólo sepa actuar, sino que, además tenga las herramientas correctas para llevar un juicio rápido, efectivo y con la menor cantidad de gastos.

Propiedad intelectual de bolsillo

También se encarga de la propiedad intelectual de la empresa. Es sumamente común que el registro de marcas, patentes, modelos de utilidad o de obras de cualquier tipo propias del derecho de autor, se vea como un mero trámite o gestión, sin embargo, detrás hay una investigación jurídica con base en categorías, esquemas de semejanza y otros elementos que permiten, en primer plano, determinar la viabilidad del registro.

De la existencia de litigios por propiedad industrial ni hablamos, ya que requiere de un estudio profundo y de una experiencia probada para poder determinar quién tiene la razón en el caso del uso de la marca, lo cual, de no llevarse correctamente, puede acarrear multas, sanciones financieras y, lo peor, una pérdida de identidad marcaria que cuesta mucho más de lo que pudiera pensarse.

Sin deudas con la autoridad

El abogado corporativo también es un experto en compliance, es decir, se llega a involucrar a tal grado con la empresa que determina cuáles son las normas que se vinculan con esa rama corporativa. Sabe cuáles son las leyes que debe de cumplir de forma activa y aquellas otras que no puede omitir de forma pasiva, evitando sanciones de autoridades que, además del detrimento económico, puede provocar suspensiones de temporalidad considerable incluyendo el cierre total.

Por su parte, la vertiente litigiosa del derecho administrativo entonces se convierte en una lucha sumamente técnica que no puede atender cualquiera y que en caso de no llevar una defensa adecuada se estaría destinando a la empresa a la desaparición absoluta y, en el peor de los casos, a una responsabilidad penal de la que no los salva nadie.

En el fondo, un abogado corporativo hace mucho más, todo el tiempo debe estar pendiente y debe generar una planeación que evite problemas futuros y, de ser inevitables, atenderlos con diligencia y pensando no en ganar o perder en su visión jurídica, sino pensando en el bienestar de la corporación. De ahí su necesidad, su urgencia y el valor de un trabajo que cada vez recibe más propuestas de abaratarse.

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Kair Arafat Vela Meza

Socio Fundador despacho IRKA ARVE

Licenciado en Derecho y en Ciencias de la Comunicación de la UNAM con Especialidad en Derecho Fiscal y Maestría en Derecho Penal. Consultor de empresas como socio fundador del Despacho IRKA ARVE, Consultora de Soluciones Jurídicas y profesor en varias instituciones. Apasionado del litigio y de la asesoría legislativa.

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