Durante décadas, el fútbol femenil fue relegado a la sombra. No salía en televisión, no tenía público y no generaba ingresos. Pero eso quedó atrás.
Hoy, México tiene una de las ligas femeniles más vistas del mundo, con una base de afición creciente, proyectos deportivos sólidos y un potencial económico que ya no se puede ignorar.
La Liga MX Femenil se ha convertido en un fenómeno cultural y comercial. No es solo una cancha con mujeres jugando: es una industria en expansión.

Tercera liga femenil más vista del planeta
Según datos de la FIFA, la Liga MX Femenil es ya la tercera liga femenil más vista del mundo, solo por debajo de la inglesa Women’s Super League y la estadounidense NWSL.
Esto no es casualidad. Es el resultado de un crecimiento acelerado en audiencia, inversión, estructura y sobre todo: estrategia de marketing.
El Clásico Regio Femenil, entre Tigres y Rayadas, ha sido clave en este ascenso. No solo llena estadios con más de 50 mil personas, también domina redes sociales y rompe métricas de engagement.
Y lo más importante: no es un caso aislado.
Clubes como el América Femenil, Chivas, Pachuca, León y Juárez han invertido en proyectos serios, con jugadoras de alto nivel, campañas bien pensadas y una relación cada vez más fuerte con sus comunidades.
Cuando el fútbol también es economía
El fútbol femenil en México ya genera empleos, activa patrocinios, impulsa marcas y fomenta turismo local.
No se trata solo de boletos y camisetas: hay clínicas, academias, transmisiones en streaming, contenido digital, colaboraciones de marca y, cada vez más, monetización directa.
Rayadas de Monterrey, por ejemplo, ha sido pionera en profesionalizar a sus jugadoras, asegurar condiciones laborales dignas y construir una identidad propia.
Pero otras instituciones también han entendido que el fútbol femenil no es un gasto, sino una inversión rentable y socialmente valiosa.
Marketing con propósito
Parte del éxito radica en el marketing emocional. La narrativa no es solo de competencia, sino de empoderamiento.
Jugadoras como Katty Martínez, Norma Palafox, Alison González, Cristina Ferral o Rebeca Bernal se han convertido en íconos dentro y fuera de la cancha.
Y las marcas lo saben.
La visibilidad no viene solo de goles, sino de historias: niñas que sueñan con jugar profesionalmente, mujeres que ven representadas sus luchas, y audiencias que conectan con una propuesta distinta a la del fútbol masculino.
El resultado: más engagement, más lealtad, más valor de marca.
Una audiencia nueva, con otros valores
El fútbol femenil no compite directamente con el masculino: construye su propio camino.
Y con él, arrastra a una audiencia más diversa: mujeres jóvenes, familias, públicos que exigen equidad y coherencia social.
Eso cambia las reglas del marketing: menos testosterona, más comunidad. Menos espectáculo violento, más historia compartida.
La liga ya no es solo una opción deportiva: es un vehículo para el cambio cultural y económico.
Con estética visual, storytelling emocional y hashtags precisos. Pero es una campaña que no está pensada para todos, sino para quienes encajan en el nuevo perfil del consumidor urbano: joven, dispuesto a pagar por lo “auténtico” mientras se mantiene cómodo.
¿Y ahora qué?
A pesar de su éxito, la Liga MX Femenil enfrenta retos:
- Brechas salariales
- Menor cobertura en medios tradicionales
- Infraestructura desigual
- Inversión aún menor que la que merece
Pero si algo ha quedado claro es que la demanda existe, la pasión existe, y el mercado responde.
Con el apoyo adecuado, México puede convertirse en la potencia número uno del fútbol femenil global, no solo en rating, también en impacto económico y cultural.
El fútbol femenil en México ya no es un proyecto en construcción: es una realidad rentable, visible y transformadora.
Equipos como Rayadas, Tigres, América, Chivas y Pachuca han demostrado que se puede ganar dentro y fuera de la cancha.
Y como toda industria con futuro, quien invierta a tiempo no solo hará historia… también hará negocio.








