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¡NECESITAMOS MAS MUNDOS! O un poco de tolerancia

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¡Vaya que nuestro mundo ha cambiado!

Y no me refiero solamente a los cambios del último año. Durante los primeros 1800 años de nuestra historia reciente (esto es, contando a partir del inicio de la era cristiana), los países, culturas, eventos, podríamos decir que eran locales. Lo que sucedía en China, se quedaba en China, registrado en los libros locales, esperando a ser descubierto en el futuro. 

Recuerdo haber recorrido el Museo Nacional de Historia China en Pekín, y nuestro guía nos mostró mapas, que demostraban que los chinos habían llegado a México, a través del Estrecho de Behring 1,500 años a.c. Si analizas las culturas del sureste de nuestro país, descubrirás muchas similitudes entre nuestros indígenas y los asiáticos. Más aún, se ha descubierto ADN chino en algunos pueblos  Mayas de Yucatán.

En el pasado, la historia se quedaba ahí, encerrada en un museo, pues no había forma de comunicarla a otros mundos. La comunicación se limitaba a la forma verbal y escrita. 

Con el tiempo, aparecieron el alfabeto Morse, después el telégrafo, el teléfono, la TV, las telecomunicaciones, el telex, el fax,  y todo iba bien. Hasta que apareció la computadora, que luego, tuvieron el atrevimiento de hacer computadora personal.

Y ese invento maravilloso, nos permite comunicarnos de forma instantánea con quien queramos, en cualquier momento, en cualquier parte del mundo. 

Del teléfono celular, mejor ni hablo.

La “compu”, y el “cel”, nos hicieron pensar que todos somos “masters” de la comunicación, y nos pusieron frente a frente con nuestras familias, nuestros vecinos, toda la ciudad, todo el país y el mundo. 

Y vinieron los malos entendidos. 

De pronto, a través de estas herramientas, tuvimos voz, una voz que puede ser muy potente. 

Nos dimos cuenta de que podíamos convocar a otros humanos abiertamente y, unidos, ser una fuerza importante para luchar por lo que queremos. Y también descubrimos que hay miles que no comparten nuestras opiniones.

Nos cambiaron el paradigma

De ser relativamente felices cada uno en nuestro país y entorno en el siglo XX, ahora debemos ser felices, en un mundo sobre-comunicado, en el cual muchos piensan tener la razón. Y nos unimos en clanes con otros, que piensan como nosotros, y queremos luchar juntos. Todos creemos tener la verdad, y obviamente luchamos por nuestra verdad… ¡En las redes!

El acceso a los medios, cambió todo. ¿Son culpables?

Cada uno de nosotros tiene sus propias luchas y todos (bueno, casi todos) somos culpables de cierto tipo de agresión. “Esta es mi verdad, es la que cuenta y listo”, piensan algunos. Tú, tienes que aceptarlo, o si no – piensan ellos – pues estás mal. Y hay quienes se sienten con autoridad para agredir y ofender, defendiendo SU verdad.

Y en este ejercicio de libertades, hay una práctica cada día más común y peligrosa: reenviar mensajes que apoyan nuestro punto de vista, sin leer la totalidad de su contenido, que puede contener palabras o conceptos muy ofensivos para otros. Así que, por un lado, creemos apoyar una causa y por el otro, en muchas ocasiones ofendemos a sectores de nuestra sociedad, en los cuales muy probablemente se encuentren personas queridas, familia, amigos.

¿Y LA TOLERANCIA? 

La tolerancia, del latín tolerantĭa, es un valor moral que implica respeto íntegro hacia otros, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes de las nuestras. Es un valor extremadamente importante, no solo en nuestras intervenciones en las redes sociales, sino en la familia, en el sitio de trabajo, entre socios, colegas, amigos.

Tengo claro que no voy a estar de acuerdo con todo mundo. Ni todos estarán de acuerdo conmigo. 

Tu, que me estás leyendo ahora, es muy probable que tengas una opinión ya formada, respecto a un tema como, la legalización del aborto. Habrá quienes estén a favor. Sin embargo, hay quienes opinarán lo contrario.  

Y hay dos opciones. 

Quien está en contra, puede comenzar a gritarlo, a pelear y a decirle a todos quienes están a favor, de lo que se van a morir. O, aceptar que, el que sea “legal”, no significa que todos tengan que hacerlo. Y entonces, quizá decida tomar acción y comenzar a educar, compartiendo sus valores, a quienes podrían tomar dicha decisión, simplemente para que decidan inteligentemente. 

Los medios de comunicación entonces, pueden ser difusores de ideas, que nos motiven a interactuar, a dialogar y exponer nuestro punto de vista, pero no para agredir. Pasarán a ser herramientas valiosas para alentar el entendimiento, la tolerancia.

Y tras la tolerancia, diálogo y acción.

Porque, si seguimos como vamos, muy pronto necesitaremos otros mundos. Uno para cada grupo. Acá los de x partido, acá los del otro. Acá los que creen en esto; en aquel, los que creen en algo diferente. 

Canal de Soy.Marketing en WhatsApp

Y no tenemos tantos mundos como para dividirnos, así que nuestra única opción real, es ser tolerantes y aprender a convivir.

Hoy, no podemos sustraernos y aislarnos. Siempre es mejor dialogar, exponer nuestros puntos de vista y escuchar los de los demás… por muy difícil que esto nos parezca. 

Escuchar con atención a quien tiene ideas diferentes a las nuestras es un ejercicio MUY difícil y complicado para algunos.

Porque, en cuanto abre la boca nuestro interlocutor, hemos entrenado perfectamente a nuestro cerebro para que comience a elaborar las mejores respuestas, y al hacer esto, dejamos de escuchar el resto de las ideas, el concepto completo que nos están presentando. Que, por cierto, puede ser mucho mas interesante que tu idea original. 

Y no lo escuchaste. 

Era mas importante responder rápido, que comprender el contexto.

Recuerdas el: “Oye mamá pero…” seguido por “que pero ni que nada, ¡te me pones a hacer lo que te digo y ya!

No podemos culpar a nuestros padres por nuestra intolerancia. Bueno, pensándolo bien, quizá un poquito. Generalmente, de padres intolerantes, hijos intolerantes. Una conducta de intolerancia, repetida continuamente, puede dar a los más pequeños, en proceso de formación, la impresión de que, ser así, está bien. Sobre todo si quien me lo está enseñando son mis padres.

HOY, DEBEMOS PRIMERO ESCUCHAR.

Y… TENEMOS TANTO QUE ESCUCHAR

Los medios para comunicarnos que tenemos disponibles, hacen que escuchar, una acción tan sencilla, se vuelva más complicada. Sencillamente porque tenemos muchos a quienes escuchar, y todos quieren decirnos mucho.

Familiares, pareja, hijos, amigos, jefes, colegas, clientes, asociados, colaboradores, vecinos, redes sociales, televisión, radio, revistas y periódicos y más. Todos tienen algo que decir y a nosotros nos toca decidir a quien vamos a escuchar, sobre qué temas y qué medios vamos a utilizar. ¿Whats? ¿Messenger? ¿ClubHouse? ¿Zoom?

¿Hace cuanto tiempo que no escuchas la voz de tus familiares? O ¿Hace cuánto viste por última vez la cara de tus amigos cuando te dijeron algo importante?

Porque, además de escuchar, debemos de tratar, sinceramente, de comprender a quien tenemos enfrente. Pero enfrente literalmente. Ya sea en vivo o por lo menos en una videoconferencia. 

Porque muchas veces, los principales mensajes se encuentran detrás de las palabras.

Un gesto, una inflexión de la voz, un quiebre, pueden indicarnos que hay mucho más, y que la persona no sabe cómo decirlo. Y entonces, nos toca, cuando estamos en realidad escuchando, explorar hasta llegar al tema central. Ese que motivó el gesto, la ruptura de voz, el llanto que no podrías haber visto a través de un mensaje escrito.

Así que, si piensas como yo, que no tenemos mundos suficientes para que cada quien se vaya al propio a convivir exclusivamente con quienes piensan como ellos, te invito a que busques la interacción tan directa como sea posible con todos aquellos con quienes debes de comunicarte.

  • Una llamada es mejor que un mensaje escrito, aunque los dos juntos tienen un tremendo efecto.
  • Una breve nota personal, escrita a mano, es mucho mejor, mil veces mejor que un bonito mensaje copiado de no-sé-dónde y enviado por Whatsapp.
  • Una video llamada, es mucho mejor y más efectiva para comprender a alguien, que una llamada telefónica.
  • Una visita en vivo, es mejor que todo lo anterior, y es clave para alimentar la tolerancia, pues nos permite comprender mejor el mensaje de nuestros interlocutores. Nos permite no solo escuchar, sino ver reacciones, facciones, tocar, abrazar. Decir “te entiendo”, “lo siento”, “no te preocupes”, de una forma tal que en realidad transmita nuestro sentir a la otra persona.

Y todo esto aplica también para nuestros clientes. Quienes se ufanan de que TODO lo hacen a través de los medios electrónicos, no saben los resultados que tendrían si exploraran nuevamente el contacto personal.

Porque eso necesitamos en estos días: Acciones que fomenten la Tolerancia, comunicación de calidad y aceptación de la diversidad que existe entre todos nosotros.

Muchas gracias por leerme. 

Como siempre, me dará mucho gusto recibir tus comentarios. Aquí, abajo. 

JL

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JoseLuis González Segura

Coach y Asesor inmobiliario

Coach y Asesor inmobiliario. Muchos años de experiencia en Comunicación y RRPP en México y el mundo, con empresas como Up with People, General Motors de México y Novartis Farma. Espero que mis experiencias y conocimientos, sean de utilidad para quien me lee. Pienso que los buenos hábitos ejecutivos y de convivencia, son importantes en este mundo.

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