Playeras nacionales: nacionalistas y empresarios corruptos

Mas si osare un extraño enemigo, profanar con sus plantas tu playera de la selección…

―Canelo Álvarez

Todo un tema el enojo de Canelo Álvarez en redes sociales luego de ver que el fútbolista Lionel Messi tocara con uno de sus pies una playera verde de la selección nacional.

playeras

Para este señor, al parecer, no hay diferencia entre la bandera nacional y la playera que utilizan los jugadores a la hora de saltar a la cancha para hacer un ridículo más.

Al simple toque, sin intención alguna, del jugador argentino de inmediato lo califica como “limpiando el piso”.

Pero, tal como lo explica en sus tuits, el hecho de colocar la playera sobre el piso es un insulto que está dispuesto a solucionar con violencia.

Y eso no lo digo yo; aquí sus propias palabras que demuestran su alto nivel intelectual, de debate así como su calidad conciliadora y de diálogo: “…porque al hijo de su re-puta madre que le falte al respeto a mi nación le voy a partir su reputísima madre”. 

El boxeador afirmó que Messi debería de rezarle a dios para no encontrárselo. La típica reacción de machito carente de inteligencia emocional que todo, desde un altercado de tráfico hasta un desacuerdo en la fila del banco, lo quiere solucionar a bofetadas.

Por supuesto que podemos esperar una respuesta de este tipo por parte de una persona cuyo medio de vida es el de darse de mamporros con otras personas, incluso podríamos justificarlo ya que podría padecer algún tipo de lesión mental luego de recibir tantos golpes en la cabeza.

Lo que me impresionó, como de costumbre, es la cantidad de usuarios de Twitter que salieron a defender su posición. A justificar el insulto y la violencia como castigo al “sacrilegio” cometido por Messi. Tal pareciera que el diez argentino hubiera dicho que no le gusta el mole o que aborrecía a los tamales.

Una playera para cada hijo te dio

Desafortunadamente esta es una discusión que ya he tenido otras veces con personas que padecen estreñimiento mental y que, en la mayoría de los casos, no entienden razones. Ahí va de nuevo.

Si por pura casualidad el lector tiene a esta prenda de vestir en un nicho con una veladora y colocado junto a la imagen de la Guadalupana, Benito Juárez y los Niños Héroes, le recomiendo abstenerse de leer lo siguiente.

La playera de la selección no es objeto de culto, no es una insignia patria y, de ninguna manera, es un símbolo que nos represente como mexicanos.

Existe una creencia muy extendida de que esta prenda es en alguna manera digna de respeto, que contiene cierta dosis de honor patrio y que podría figurar al lado de la bandera, el himno o el águila devorando la serpiente. Créanme si les digo que eso no es cierto.

¿Qué representa la playera de la selección?

Esto es algo que como mexicanos, deberíamos de saber: la playera de la selección representa a una empresa. Sí, una empresa cuyo nombre es “La Selección Nacional”.

Esta empresa está dirigida por lo peor del capitalismo bananero, corrupto y abusivo de este país que, al igual que el deporte al que representa, toma decisiones basadas en números y en intereses muy particulares sin siquiera tener en cuenta a los aficionados.

A los dueños de la selección les vale absolutamente madres lo que ocurra con el equipo ―lo han demostrado a lo largo de décadas― a ellos sólo les interesa que califique al mundial (sin importar como le vaya después), que se llenen estadios en Houston así como Atlanta y que los patrocinadores se caigan con la lana.

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Los “sagrados colores del verde blanco y rojo” los tienen sin cuidado. El único verdadero interés que tienen con las playeras es que estas se vendan al por mayor y que a los que la piratean, les caiga todo el peso de la ley.

Si se puede (hacer el ridículo)

Entonces: ¿por qué hay gente que piensa que la playera es sagrada?

Porque a estos empresarios (ya he hablado de este tema) solo les interesa llevar a la selección a cada mundial sin importar si hace un buen papel o no. Mientras superen la fase de grupos el negocio está garantizado.

Para ello aplican mercadotecnia dirigida a los sentimientos más básicos de cada uno de nosotros: el nacionalismo, el deseo de pertenecer a la tribu, el hacer chantaje utilizando ese imaginario popular al que llamamos México para que la gente forje esperanzas.

¿Qué el equipo no es competitivo?

¡No hay problema! Para eso somos mexicanos, para sacar lo mejor de nosotros, para transformarnos en los “sí se puede”, en los que “imaginan cosas chingonas” y así cada ciclo mundialista.

Abusan de un sentimiento, del deseo que tiene la gente de gritar de alegría por algo que la saque de la realidad en la que vive pero, como ocurre cada vez, la desilusión es mayúscula luego de un proceso de inflado que duró cuatro años (basta mirar lo que pasó en Qatar).

Estamos ahora en ese momento cuatrianual de decepción. Algunos pobres ingenuos exigen cambios, reformas, respeto… Por supuesto que los directivos afirman que “ahora sí, se va a realizar un cambio fundamental” y no hacen caso. Tienen cuatro años para repetir dosis ya que el público está dispuesto a olvidar y a volver a engancharse con promesas y frases huecas.

Saben que tenemos la memoria corta y nos gusta ilusionarnos con esos “mexicanos tan entrones”, que pensamos que la vida es un corrido y que la esencia de lo mexicano se puede rescatar a costa de “echarle ganas” y jugárselo todo en una partida.

El verdadero amor

La playera nacional a lo único que representa es a esos corruptos directivos de la Federación Mexicana de Fútbol y a los dueños de los equipos que han logrado que la liga nacional sea uno de los peores ridículos del mundo: liguillas donde el número 12 puede ser campeón, donde no hay ascenso de las ligas inferiores, donde hay multipropiedad, donde se arreglan partidos, donde dueños de casas de apuestas pueden ser propietarios de equipos…

Todo mal, pero eso sí, la gente sigue comprando playeras y gritando porras.

No Canelo, esa playera si está para trapear y limpiar las wácaras de los pobres mexicanos que viajaron hasta Qatar solo para ver un ridículo más. Si no la respetan los propios jugadores y directivos, no le pidamos al mejor jugador del mundo que se fije donde pone semejante trapo devaluado.

Esa playera verde no representa a nuestro gran país, solo personifica una de sus instituciones más corruptas.

P.S.

En el momento en que termino de revisar este texto, los locutores de Televisa se dedican a gritar desaforadamente “Elijo creer”, refiriéndose a que sí creen que se dé el milagro de que México pase a la siguiente fase. ¿Quieren una muestra más clara de que la “esperanza por la selección” no es más que una campaña hecha desde los dueños de los equipos?

P.S. 2

…ya pidió perdón el Canelo. ¿Estaría en “estado inconveniente”?

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