La norma
Parece que fue ayer cuando un ganso bebé decía en la televisión: “recuérdame”, años después, sólo eso nos va a quedar de nuestro querido pastelito; el recuerdo (y de muchas otras mascotas). Para unos es una despedida melancólica, para otros es necesaria, a favor de los niños y de su salud.
La medida está descrita en la Norma (NOM) 051, del etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas, preenvasadas. A grandes rasgos la NOM 051 exige a las compañías de alimentos y bebidas que informen sobre el contenido de los químicos que en exceso pueden ser dañinos para la salud. Igualmente se estipula la remoción de mascotas publicitarias, para evitar que el producto sea más atractivo, especialmente para gente joven.
Un poco de historia
Las mascotas publicitarias son representaciones de animales, cosas o personas, en forma de caricatura, simplificada u abstractas.
El Bibendum de Michelin es la primer mascota publicitaria de la que se tiene registro (si alguien conoce una más antigua hágamelo saber) fué creado en 1897 por el ilustrador Marius Rossillon bajo las instrucciones de André Michelín.
Bibendum significa “comedor de caminos” y es una mascota publicitaria rica en historia, a lo largo de los años ha sido adaptada a la visión estética de la época y seguro la tendremos mucho tiempo más, ya que no representa a un producto alimenticio empaquetado o envasado.
En México tenemos nuestras mascotas publicitarias, las más antiguas son el “Osito Bimbo” (1945) y “Pancho Pantera” (1959). Cada una de estas mascotas tiene una larga historia, seguro se merecen columnas individuales de análisis, sobre su significado en cada etapa de la historia de México, si les gustaría saber más sobre ellos haganmelo saber en los comentarios.
¿Qué efecto tienen las mascotas publicitarias?
Cuándo se crearon las mascotas publicitarias se tenía poco conocimiento sobre el poder de las representaciones simbólicas, la mayoría del marketing era intuitivo y la gente creaba sus estrategias conforme a sus sentidos, y las sensaciones que les producía el mensaje, ya fuera oral, escrito o gráfico.
Cuando el marketing fue adquiriendo relevancia, se soportó en estudios de disciplinas como psicología, antropología y sociología, la incorporación del marketing a las prácticas industriales y el desarrollo de su propio método de investigación, ayudó a entender que los símbolos y las historias se pueden memorizar profundamente en la mente humana, mucho más rápido y mejor que un argumento lógico.
Para las personas que crecimos expuestos a la publicidad (Millenials) nos será casi imposible olvidar la relación que existe entre la frase “Recuérdame” o “Grrrriquisimas” y las caricaturas de los animales que representan. Pero la generación nueva aún tiene la oportunidad de crecer sin estos anclajes mentales.
Medidas para educar y un posible retorno.
Aunque la norma 051 parezca dura y definitiva, existe la posibilidad de recuperar la forma del diseño original en los empaques, los logotipos y mascotas publicitarias.
Un modelo de la convivencia con las mascotas publicitarias es Japón, en el país nipón la industria de las mascotas publicitarias genera anualmente 25 mil millones de euros (incluye todos los productos). En contraste, Japón tiene una tasa de obesidad del 3,5% (según la OMS), con ese dato se puede demostrar que las mascotas no son un factor determinante en el consumo de comida chatarra, por eso es importante el fomento del deporte, y la buena alimentación.
¿Cuál es el futuro de la publicidad sin mascotas?
Varios productos ya han presentado la nueva imagen de sus empaques sin mascotas publicitarias.
En muchos empaques aún podemos ver que las mascotas siguen presentes ya sea por colores o formas distintivas, que para quienes ya tenemos un anclaje mental con la mascota podemos sentir su presencia implícita.
Otra alternativa para la publicidad es el marketing sensorial, ahora sin empaques atractivos ni mascotas para empatizar, es posible destacar elementos sensoriales como: olores, sabores, texturas, sonidos.
El Gansito ahora puede destacar las características de sus ingredientes y esperemos que mejoren la calidad, sería un plus. Este ejemplo demuestra que los productos pueden sobrevivir sin sus mascotas. Mientras tanto podemos despedirnos y agradecerles por todos los recuerdos…