La salud mental es un tema de suma importancia que merece la atención de todos. En los últimos años, afortunadamente, ha habido un aumento en la visibilidad de los problemas de salud mental en los medios de comunicación. Anteriormente, hablar sobre sentir tristeza o ir a un psicólogo era motivo de vergüenza. Incluso profesionales del ámbito de la comunicación, como Roberto Báez, han cobrado conciencia de la importancia de estar bien y han reconocido que es esencial que “Hablemos de salud mental en el gremio”.
A pesar de ser un avance positivo en la lucha contra el estigma asociado a este tema, es fundamental que los medios estén bien informados sobre todos los aspectos que implica padecer una enfermedad mental.
El medio publicitario desempeña un papel crucial, y transmitir el problema de manera inadecuada puede tener consecuencias negativas. El uso de imágenes estilizadas, frases “inspiradoras” y narrativas ficticias para generar una conexión emocional con el público puede ser peligroso, ya que trivializa las enfermedades mentales y las presenta como algo fácil de sobrellevar. Esto distorsiona la realidad y desvía el objetivo de generar empatía y conciencia. Es crucial reconocer la línea entre informar y romantizar.
Los trastornos mentales son condiciones serias que afectan la vida de millones de personas. No se trata simplemente de aburrimiento o ingratitud, sino que va mucho más allá. Presentar enfermedades como la depresión o la ansiedad de manera glamorosa o romántica crea una imagen irreal y poco precisa de estos trastornos.
Es importante mencionar que esto puede generar expectativas poco realistas en las personas que padecen problemas de salud mental. Al presentar una enfermedad mental como algo que uno puede superar solo con fuerza de voluntad y distracción, se corre el riesgo de desviar la atención de la importancia de buscar ayuda profesional y de tratar los trastornos adecuadamente.
La publicidad debe enfocarse en promover el apoyo y la recuperación, en lugar de sugerir que los trastornos mentales son una fuente de inspiración o algo que se puede manejar simplemente realizando actividades cotidianas, saliendo con amigos, bailando, o cantando. Claro que hay ejemplos que tocan acertadamente el tema, como “Las mejores campañas sobre salud mental”.
La romantización de los trastornos mentales puede influir en cómo se percibe este tema y prolongar los estigmas existentes. Si la publicidad presenta la depresión como algo que se puede superar fácilmente, las personas pueden subestimar su impacto real y no comprender la necesidad de un tratamiento adecuado.
Si la publicidad, por ejemplo, presenta una imagen de la depresión como algo gracioso, de lo que podemos salir con un simple cambio de rutina, las personas que no están familiarizadas e informadas correctamente con esta enfermedad podrían subestimar su impacto real y no comprender la necesidad de un tratamiento adecuado. Esto puede llevar a menor apoyo y comprensión hacia aquellos que luchan contra estos trastornos o directamente a la no credibilidad de lo que siente una persona.
Las empresas y publicistas tienen el poder de moldear la forma en que la sociedad ve este tema. Es esencial abordar los problemas de salud mental de manera responsable y empática, educando e informando de manera realista y respetuosa.
Evitemos las imágenes estereotipadas, las narrativas irreales y los mensajes simplistas. Destaquemos la importancia de buscar ayuda profesional, la empatía y la construcción de una sociedad de apoyo. La publicidad tiene un gran impacto y debe usarse de manera adecuada para crear campañas que ayuden a todos.
Por: Valeria Solares Moreno – estudiante del 5° semestre en la Licenciatura en Diseño y Producción Publicitaria / Estrategia y Creación Publicitaria de UPAEP – Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.