Como consumidores estamos adoptando nuevos hábitos que jamás imaginamos adquirir. Más allá de compras en línea o de buscar mejores precios, hemos descartado costumbres dizque muy arraigadas y hasta hemos switcheado a otros productos… ¿qué tanto se habrán dado cuenta las marcas?
La cosa está más o menos así. Durante estos meses de resguardo, hemos aprendido a vivir con lo básico. Unos más y otros menos, obviamente. Pero en general, nos hemos vuelto más sensatos y buscamos hacer compras inteligentes.
Así, hemos cambiado de súper, por percibir mejores medidas de seguridad e higiene, mejor atención, entrega responsable y puntual, más apoyo a nuestra economía, entre otros. El súper que está cerca, quizá se haya alejado de nuestra preferencia.
Hay menos compra de cereales y alimentos listos para comer en búsqueda de opciones sanas, naturales y menos carnívoras. Estamos disfrutando más las cosas hechas en casa. La comida rápida sufre un declive aún más acentuado del que traían.
El auto pasó a un segundo término. Caminamos y usamos más la bicicleta. Las gasolineras y hasta los huachicoleros tienen menor demanda.
Mientras los avanzados en actividades físicas extrañan sus gimnasios, el usuario promedio ha aprendido, con o sin aparatos, a mantenerse en buena condición en casa.
La escasez de cerveza que tuvimos llevó al consumidor a buscar opciones. Curiosamente, muchos no voltearon a otras categorías de alcohol, sino que se detonó el consumo de la mariguana.
En entretenimiento hubo muchos cambios. Algunos usuarios migraron 100% de TV de paga a servicios de streaming, mientras otros decidieron incrementar su paquete. El foco rojo para las empresas de internet, es que ninguna se está dando abasto con la demanda.
Actividades familiares resurgen como novedad, como Twister, rompecabezas y juegos de mesa. Leer se pone de moda.
Nos dimos cuenta que no necesitamos el lujo de pagar por logos. La vida se simplificó y lo suntuoso pierde terreno. Queremos más experiencias y menos modas pasajeras, es decir, mayor usabilidad y menos superficialidad. Especialmente en accesorios y en ropa. Menos planchado + menos formalidad = más comodidad.
Las parejas que iban a casarse cambiaron de planes. Deciden vivir juntos y el dineral de la boda lo usan en cosas útiles, de largo plazo, y gratificantes.
Los cosméticos cambian debido al uso del cubrebocas: más maquillaje para ojos y los labiales llevan 5 meses en franco decremento.
La lista es interminable. Lo que es un hecho es que las marcas tendrán que buscar opciones para escuchar el consumidor, porque mucho de esto prevalecerá pospandemia. La investigación de mercados y el listening son un must si pretendemos sobrevivir.
¿Qué cambios has notado? Cuéntame. TW: @LaBreton