Las redes sociales como Facebook, TikTok, Twitter, Instagram, entre otras, se han convertido en una herramienta fundamental no sólo para las marcas que buscan promocionar sus productos, debido a las bondades de exposición y alcance con su público objetivo, sino también para otros sectores como el político.
En los últimos años, los aspirantes a ocupar un cargo público en México (para alcalde, gobernador o presidente) las han utilizado para ganar más simpatizantes. Sin embargo, no siempre lo logran, y se han convertido en una piedra en el zapato para muchos de ellos, por no tener una estrategia definida.
El tema es que, a través de las redes sociales, no siempre se muestra el lado humano y cercano a los votantes. A algunos el uso de este tipo de herramientas los ha exhibido en situaciones realmente comprometedoras, lo cual es un claro reflejo de la ausencia de estrategia en estos canales.
Muchos han corrido con “mala suerte” y se han convertido en presas de adversarios políticos que han dado pie a la difusión de memes, videos o fotografías en las que exponen “el lado oscuro” de los candidatos (sea cierto o no).
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay 80.6 millones de usuarios de internet, un número nada despreciable al que los políticos quieren llegar, principalmente a las nuevas generaciones.
En años anteriores había quedado demostrado que las redes sociales han sido un gran apoyo para las campañas políticas en la intención de voto del electorado. Existen casos muy concretos como el de Barack Obama, en Estados Unidos, el de Sebastián Piñera, en Chile, y, en México, está el de Xóchitl Gálvez en el estado de Hidalgo, por mencionar algunos.
¿Por qué falla la estrategia?
De acuerdo con diversos especialistas algunas de las principales razones por las que las redes sociales pueden convertirse en un enemigo potencial en las campañas políticas tiene que ver con:
Presencia
Aunque parezca increíble, dado el acceso que tenemos a internet, hay candidatos que cuentan con una nula o poca presencia en las redes sociales. No se dan cuenta de que éstas existen hasta que ven el potencial que tienen dichos canales para difundir sus mensajes al electorado.
O hasta que ya los tundieron con un #Lord o #Lady algo y fueron los últimos en enterarse.
Conocimiento de audiencia
En ocasiones, al no estar tan bien planeados los mensajes de los candidatos, no se dirigen a audiencia que corresponde. Por ello, es fundamental que éste conozca y distinga el objetivo de cada red social y qué tipo de mensajes son adecuados para cada plataforma, pues cada una tiene un lenguaje singular con un público que se comporta diferente en cada ambiente.
Planeación
A los candidatos se les olvida que cada mensaje publicado en sus redes debe ser resultado de un plan, que tenga como eje rector cuidar su imagen, como si fuera una marca, sin improvisación, aunque sí con espontaneidad. Cada una de las publicaciones debe formar de parte de un paraguas unificado y controlado. Mientras más cuidada sea la imagen mejor será la proyección ante la audiencia.
Pensar digitalmente
Las campañas y los mensajes de cualquier aspirante a un cargo público deben estar totalmente alineados a las características del ambiente digital y de cada una de las plataformas en la que se publique.
Asimismo, los equipos de campaña deben ser ágiles y adaptables. Y tiene que contar con un equipo de marketing político sólido, que dé respuesta de forma rápida y estratégica.
Y que sepa reaccionar y responder de forma precisa, veloz y sin titubeos.
Respuesta
Como reza el dicho popular: “En la guerra y en el amor todo se vale”, los candidatos y sus equipos deben estar preparados para recibir “ataques mediáticos” de cualquier índole.
Así que preparar un plan manejo de crisis, que dé respuesta en escenarios de “ataques” o bien corrija el rumbo ante difusiones erróneas no estaría nada mal.
La capacitación del personal y los planes de acción para responder de forma ordenada tienen que ser parte fundamental de la estrategia digital.
El papel de las redes
Las redes sociales han tomado tanta relevancia en la intención de voto del electorado, que Facebook, Instagram, Twitter y Google han buscado actualizar sus normas e imponer límites, en países como Estados Unidos.
Lo anterior, tiene como objetivo etiquetar o eliminar información errónea que busque socavar la confianza en las elecciones. O bien, que no se aseguré la victoria antes de que se certifiquen los resultados oficiales o que inciten a una conducta ilegal que no permita tener una transferencia pacífica del poder.
Algunos especialistas se han mostrado escépticos de la efectividad real de las limitaciones y legislaciones en ambientes digitales.
¿Tú qué opinas?, ¿se deben regular las redes?