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Si vendes “ideas”, que no te pase lo que a mí…

Hace poco me contactó una persona para pedirme asesoría, me dedico a la comunicación creativa y mis clientes han aprendido a mejorar la conexión con los suyos (entre otras cosas) a través de mis dinámicas y sugerencias, obviamente el primer paso es revisar sus redes (si es que tienen) para poder hacerles la propuesta y ya se dan los pasos siguientes y en ellos se encuentra la lluvia de ideas que emana de una conversación profunda con respecto al servicio o producto en cuestión. Y bueno, esta persona me dijo maravillas de mi trabajo y que mis referencias habían sido muy buenas y necesitaba que lo ayudara con un tema en su perfil que no sabía por dónde empezar, me sentí halagada, para cualquier persona que vende “ideas” la recomendación es algo muy satisfactorio.

Hablamos de precios, él estuvo de acuerdo y arrancamos, pero nunca hubo un primer pago y es ahí en donde esa delgada linea del proveedor (o sea yo) se atora porque confías en que la otra persona va a pagarte el día acordado y tú ya empezaste a trabajar, ¿les ha pasado?.

No es lo mismo cuando es un producto, ese si no lo pagas no te lo llevas, pero en este caso es un trabajo que se va desarrollando porque es un traje a la medida del cliente, aunque hay bases similares para todos el proceso va variando según los objetivos. Llegamos a la fase 2 de 5 pero esas dos primeras son indispensables y determinantes para generar la estrategia, me daba largas para el primer pago y yo me sentía entre la espada y la pared, por un lado entiendes que a veces las cosas se atoran y quieres ser empático y por otro lado es tu trabajo, es tu tiempo, tu experiencia y tu propio valor, entonces ¿qué es más importante, él o yo?.

Quienes me siguen saben que tengo la idea de sumar y hacer equipo, promuevo el #juntospodemos a diestra y siniestra, pero en el fondo sentía que que el “juntos” no estaba siendo justo, porque yo sí hacía mi aportación y no era recíproca; decidí no seguir avanzando hasta no ver claro porque empezaba a perder (ante mis ojos) el respeto a mi trabajo, así que muy sutilmente le dejé claro que los dos debíamos dar pasos y no solo yo, en ese momento no volví a saber de él, tampoco es que yo le insistiera tantísimo, siendo adultos (creo yo) que sabes tus responsabilidades y acuerdos, así que lo dejé por la paz, aunque en el fondo me quedé con el ¿por qué no dar la cara carajo?, eso me puede poner de muy mal humor, entiendo las crisis, la carencia y que no siempre se puede, ¿pero así de plano ghostearme?, pensé, me salió barato, con alguien así quien sabe cuánto más se puede perder, entonces hasta gusto me dió que terminara el contacto.

Pero la cosa no queda ahí, no amiguitos se puso “piors” jajaja, resulta que me llega información de un externo mostrándome que “gasparín” estaba utilizando mi cuestionario y las tres cosas que le mandé para usarlas con sus clientes, la página que me mostró para que lo “ayudara” es sólo un parapeto porque él tiene un empresa y se dedica a lo mismo que yo, ¡plop!, me daba un soplo en el corazón oigan. ¿ES NETA? Ya sabrán cómo me sentí después de que ya había procesado el que solo desapareciera y no me pagara, resulta que hace dinero con ¡¡MIS ideas!!, me duró dos días el coraje y en esos dos días lo que hice fue (que otra me quedaba) sentirme muy orgullosa de que alguien me copia, fue más bien un robo pero ya no le quiero mover mucho porque me vuelvo a enojar así que no le muevan ustedes tampoco.

Marketing en la industria del entretenimiento | Lorena Zamora & Roberto Báez & Hans Hatch

Cuando eres un creativo tienes la fortuna de poder crear nuevas dinámicas y estrategias, no tienes que robarte las ideas de nadie porque tú mismo las creas, así que renové mis apuntes y quedaron bien padres, mejoré mis propuestas en todos los sentidos, aprendí que no doy un solo paso sin un solo peso pero ya lo explico tal cual, la gente lo entiende porque mi argumento es hablar del valor y respeto mutuo entre servicios, y les cuento esto porque estoy segura que a más de uno le ha pasado el no saber cobrar, y que el hecho de vender “ideas” es lo más fácil de ser robado, y entender que en el fondo es un halago que tus ideas gusten, aunque te lleves de repente dos tres puñaladas por la espalda. 

Y en mi mundo loco, ese en el que creo, imagino, visualizo, siento y cocino ideas, existe la apertura de sumar a quien se acerque, incluso si no tiene dinero, puedo ayudar porque quiero ayudar, pero diciendo la neta y encontrando la forma de que la energía regrese, no todo es dinero, pero todo es hablar con la verdad.

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