El botón de inicio, grande y brillante, rojo, con un iluminado impecable. Zoom in lento. La cámara se acerca, la punta de un dedo se dirige hacia el botón que se refleja en la uña, a punto de oprimirlo, titubea, se detiene. El dedo sobre la superficie pulcra y plástica parece retirarse, pero va hacia delante, presiona. Clic.
Un candidato, dos candidatos, tres candidatos se columpiaban sobre la tela de una araña. Vemos una interminable cascada de firmas apócrifas en las actas de los supuestos independientes. Miles de mujeres arengan y blanden pancartas con la leyenda “Me too!”. Kevin Spacey cayendo desde lo más alto entre sonoros aplausos.
Mujeres con joyas y vestidas de negro y de noche gritan levantando el puño. Con un Globo de Oro en las manos, Guillermo del Toro afima que “nadie ama la vida más que los mexicanos porque estamos muy conscientes sobre la muerte”. Un taxi circula con un letrero que dice: “Yo estoy en contra del gasolinazo”. Millones de mexicanos también, pero no importa. Woody Allen cayendo desde lo más alto entre sonoros aplausos.
La televisión pública japonesa exhorta a la población a buscar refugio tras el lanzamiento de un misil norcoreano. “Estamos en contra del puritanismo sexual”, “hay que dejar de creer que la mujer siempre es una víctima” publica Le Monde con la firma de Catherine Deneuve y cien artistas e intelectuales francesas. A los 43 desaparecidos se suman los apoyos del sismo. La noticia del misil resulta falsa.
Un candidato, dos candidatos, el tercer candidato que se columpiaba sobre la tela de una araña va cayendo estrepitosamente. Harvey Weinstein también pero desde lo más alto acompañado de una carretada de sonoros aplausos. Se afirma que Morena cuenta con apoyo del gobierno ruso mientras Trump insiste en que México pagará el muro. Sombrerazos, difamaciones y señalamientos en nuestra ya tradicional, ambiciosa y sexenal carrera hacia los Pinos que si bien aún no inicia ya se le ve, enroscada, una cola tan larga como peligrosa.
Sobre la imagen de la viscosa cola enroscándose aparece el letrero: 2018 ha iniciado. ¿Y tú, cómo lo vas a enfrentar?
Este es el spot que veo correr para el inicio del año. Anuncio que no está en los medios, pero sí en la cabeza de muchos.
Y la pregunta sigue dando vueltas en el aire: ¿Y tú, cómo lo vas a enfrentar?
No con más de lo mismo. No con las acostumbradas recetas gastadas y los lugares comunes de siempre. Ni desde la sobrepoblada zona de confort. Tampoco con ideas ya vistas hasta el cansancio ni soluciones al vapor porque el tiempo se agotó y urge. Menos desde la desmoralizante acción mecánica o la despiadada rutina. Este año las respuestas deben ser distintas, lo que está por venir lo demanda.
La creatividad al poder. Más arrojo y menos timidez. Menos rigidez y más ingenio. Menos pausa y más fast forward.
Para agarrar este año por los cuernos será necesario expandir nuevas ideas, poner en práctica soluciones diferentes. Hay que empezar por ser más audaces y menos institucionales en nuestras acciones. Atreverse a romper las reglas. Ser temerario no significa dejar de ser inteligente; la intuición y el sentido común bien aplicado siempre traerán grandes dividendos. Intentarlo no es perder, por el contrario, tenemos mucho por ganar. Pongamos en práctica la mítica introducción de la serie de culto Start Trek:
“El Espacio, la última frontera… Misión: explorar nuevos mundos. Descubrir nuevas formas de vida, nuevas civilizaciones… Llegar a regiones donde nunca antes nadie haya llegado”.