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Tecnología para adivinar

La ficción nos alcanzó. La imagen de Tony Stark manipulando sus computadoras en un entorno de realidad aumentada pronto se podría trasladar a nuestra cotidianeidad, pues Facebook anunció recientemente el desarrollo de una pulsera capaz de interpretar las señales nerviosas de quien la porte. 

Esta pulsera tendría la enorme cualidad de adivinar qué es lo que deseas, pues reconoce perfectamente los movimientos de cada parte de la mano y dedos, para evitar que debas tocar los botones y teclados de un ordenador.

Andrew Bosworth, director del Laboratorio de investigación de realidad aumentada de Facebook, comentó que este dispositivo muestra cómo es que la firma se plantea el futuro de la interacción con los dispositivos electrónicos, en los próximos 10 años.

De acuerdo con el creador de este dispositivo, su funcionamiento ocurre con base en electromiografía, es decir, reconoce las señales eléctricas de los nervios para interpretarlas como señales digitales. 

Lo anterior, significa que con el movimiento de cualquier dedo podrás interactuar con controles virtuales. 

Según Facebook, la información basada en tu muñeca combinada con Inteligencia Artificial contextualizada es lo que ha permitido esta investigación.  

Si te estás preguntando por qué una pulsera, la división de investigación tecnológica de Facebook explica que, aunque hay muchas otras fuentes de entrada disponibles, “no son lo suficientemente privadas para la esfera pública ni lo suficientemente confiables debido al ruido de fondo”.

Tampoco se eligieron dispositivos externos, como teléfonos o controles, porque suelen guardarse en el bolsillo, creando fricciones. De manera que, concluyeron que la muñeca, como lugar tradicional para usar un reloj, podría funcionar en la cotidianeidad.

“Es un lugar cómodo para usar durante todo el día. Está ubicado justo al lado de los instrumentos principales que se usan para interactuar con el mundo: las manos”, explica la red social, y aclara que esa proximidad permite “una interacción intuitiva, poderosa y satisfactoria”.

Este anuncio se suma al realizado el año pasado por el dueño de Facebook, Mark Zuckerberg, cuando presentó unas gafas virtuales, las AR glasses, capaces de funcionar también como auxiliares personales, pues mandan avisos cuando sales de casa sin llaves, o brindan indicaciones para llegar a determinado lugar haciendo visibles señalamientos en un plano de realidad aumentada.

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La plataforma social también anunció que, a finales de este año, mostrará algunos de sus trabajos pioneros en robótica, para construir dispositivos portátiles, además de presentar una actualización sobre su investigación en torno a sus guantes.

Pero no te equivoques, porque Facebook no te pondrá al límite para que tengas que elegir entre conectarte con el mundo virtual o el real, por el contrario, sostiene que estos avances sólo transformarán “la forma en que nos conectamos con las personas cercanas y lejanas”.

Por eso Andrew Bosworth te conmina a imaginar poder teletransportarte a cualquier parte del mundo, para compartir experiencias con las personas que más quieres en tu vida, “sin importar dónde se encuentren”.

El directivo de Facebook, explica que las gafas AR “verán el mundo exactamente como lo vemos nosotros, colocando a las personas en el centro de la experiencia informática por primera vez”.

Además, como al parecer no hemos hecho nada bien aquello de comunicarnos, estos avances nos acercarán el mundo digital en tres dimensiones para hacerlo mejor y poder “navegar, aprender, compartir y actuar en el mundo”.

No suena nada mal, ¿no crees? Es evidente que además de investigadores los directivos de Facebook son grandes mercadólogos.

Lo cierto es que al mundo le urge una manera de comunicarse de manera más efectiva, pero aún existen muchas dudas en torno a que los avances tecnológicos basten para eficientar ese diálogo. 

Hasta que no se pruebe lo contrario, sólo seguiremos maravillados ante las innovaciones que transforman la ficción en realidad. Tal vez algún día aprendamos a usarlas en nuestro favor. 

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