Hasta antes de la pandemia difícilmente habíamos escuchado en México acerca de las empresas unicornio. Y a través del tiempo cada vez se escucha más, como el milagro económico para las startups.
Recordemos que un unicornio es una empresa que inicia como un emprendimiento que alcanza una valoración de 1,000 millones de dólares y no está en la bolsa. Esto es, se trata de empresas con levantamiento de capital e ingresos y por lo general incursionan en el área tecnológica, aunque pueden surgir en cualquier otra categoría.
Es de verdad admirable que una empresa cuya idea se gesta a la mejor en una sobremesa o en un momento de iluminación que se comparte con alguien alcance niveles inimaginables ante los ojos de los demás.
Lo que mi ojo observador-analítico ha detectado es que en su mayoría son ideas que crecen bajo el control y cuidado de quien emprende, pero una vez que se expande, se friega.
Claro que tenemos ejemplos que vale la pena monitorear y seguir, como Clip, que vino a llenar un hueco de alta relevancia tanto para consumidores como para comerciantes y su desempeño ha sido ejemplar mientras que su crecimiento es sobresaliente entre los unicornios.
Casos como Rappi, Didi y Uber son ejemplares en este renglón, aunque en su desarrollo se estén tropezando y me parece que no van a poder contener su declive. Primero pensé, como nos pasa muchas veces, “esto nomás cayó en manos de los mexicanos se fastidió”, lo cual es un poquito cierto, pero estamos viendo que en otros países van de mal en peor, por las lagunas legales y humanas que no se previeron durante su crecimiento.
También hace tiempo vimos el triste caso de Kichink cuyo negocio resultó ser unilateral y se hizo un escándalo por las quejas de los usuarios que fueron engañados y por la falta claridad en la legislación, la gente se quedó en la indefensión absoluta.
El que creo que no va a sobrevivir es Kavak. Se trata de una empresa que surge por una mala experiencia de su fundador cuando trató de vender su auto. Si bien el modelo de negocio no era nuevo (en EUA ya existen sitios /apps como Carvana, Vroom o CarGurus, por mencionar algunos), la experiencia mexicana ha estado siendo deplorable. Los usuarios terminan frustrados y estafados, y aparentemente no hay ley que proteja a quienes buscaron esta opción para no comprar chueco o robado, o no correr riesgos en lugares que te roban al primer descuido.
Si hacemos un escaneo de listening en las redes, podemos detectar infinidad de casos que se reportan diario, uno tras otro, sin que se vea una posible solución o alternativa en el horizonte. Estos ejemplos son solamente de UNA TARDE, cuyos hilos de respuestas son enriquecedores:
Aunque este unicornio mexicano presume de ya tener presencia en Brasil y Argentina, seguramente tendrán primero que resolver las broncas legales en las que tiene el pantano al cuello.
¿Has tenido alguna experiencia, buena o mala, con un unicornio? ¿has podido concretar una compra o una venta en Kavak? Ven y cuéntame a mi Twitter LaBreton
#CuidadoConKavak