Algunos (o todos), hemos adquirido un compromiso, ya sea una mascota, un trabajo, un deporte, un proyecto, etc. y lo más curioso es que aveces aceptamos sin realmente saber lo que vamos a enfrentar y el nivel de entrega que se requiere para hacerlo funcionar y hacerlo bien.
Por ejemplo, en el compromiso con una mascota primero sientes “ganas” de adoptar o comprarla , analizas qué tipo de mascota es la que te gusta, ves videos de gatitos o perritos y te enamoras más de la posibilidad de vivir esos momentos maravillosos con tu propia mascota, aunque en realidad no sabes todo lo que vas a requerir en lo cotidiano, tú quieres o crees que será hermoso como en el video cuando el perrito corre tras la lluvia en un hermoso atardecer rodeado de árboles y flores junto a un arcoíris de ensueño, (ahí no sale cuando te embarras el zapato al salir al jardín, por ejemplo). Tú estás decidido a lograr el objetivo y sales en busca de tu proyecto o mascota, como prefieran decirle.
Finalmente vas por tu perrito junto con toda la ignorancia de la que eres capaz y llegas a la casa con tu “proyecto” tan deseado y más temprano que tarde sacas tu teléfono para tomar videos, fotos o lo que se pueda y gritarle al mundo que por fin tienes lo que tanto querías (que además no llegó solo), pero antes de siquiera empezar a grabar tienes que limpiar 250 veces las heces por toda la casa, él todavía no entiende cuál es “su lugar”, eso requiere tiempo, por suerte empieza a llover y es el momento perfecto para recrear el video que viste, ese mismo que te llevó a la concreción de tu sueño, salen los dos de la casa y empiezas a grabarlo jugando, saltando, corriendo bajo la lluvia y disfrutando su nuevo hogar, tú estás que no cabes de felicidad, tan fácil que ha sido lograr tu objetivo ¿verdad?.
Aquí empieza lo bueno… después de tomar el video y correr a casa para subirlo a tus redes y recibir comentarios lindísmos, el perro corre detrás de ti, trae las patitas mojadas, llenas de tierra y tu casa estaba impecable, ESTABA, ahora huele a todo menos a limpio, hay tierra por todos lados y ya te imaginarás cuánto más.
¿Es lógico enojarse?, ¿mejor regresar al perrito?, ¿voy a limpiar “toda la vida”?, ¿qué hacer?.
Te doy 3 razones antes de comprometerte con un proyecto:
1- Madurez.- No significan lo mismo “tener ganas” que “hacer un compromiso”, obviamente es indispensable que te guste la idea pero antes de tomar una decisión por “puro gusto” investiga y analiza qué va a requerir y sé honesto en cuanto la disposición y tiempo que vas a ofrecerle, porque la mayoría de las veces las ganas desaparecen en la primera manifestación de implica esfuerzo, es decir cuando surge otra realidad en la que no hay lluvia, ni árboles, ni un arcoíris maravilloso al atardecer, aunque tampoco es que deje de existir, es una mezcla de realidades coexistentes, en la cuales se disfruta y se trabaja. El compromiso es un acuerdo formal, una inversión, una decisión en la que sabes desde un inicio que tu vida y rutinas van a cambiar, no sabes exactamente de qué manera pero no será lo mismo y es justamente tu intención, puede ser para sentirte mejor, más complet@, plen@, productiv@, feliz, etc. y estás dispuest@ a hacer lo necesario para que funcione lo mejor posible y cuando no sepas qué hacer pide ayuda, siempre habrá expertos que nos den guía para mejorar nuestros procedimientos o lo que sea necesario.
Las ganas son efímeras, se cubren y se olvidan, el compromiso involucra responsabilidad, madurez, esfuerzo y la profunda convicción de estar construyendo lo que decidiste.
¿A qué estás dispuest@?
2- Esfuerzo.– Un proyecto es un reto, sin embargo hay quienes no están dispuestos a trabajar para lograrlo, supongamos que quieres abrir un restaurante, pero en tu cabeza solo está la parte bonita, (los clientes, la fama, etc.) y no contemplas que tienes que levantarte más temprano de lo normal, trasladarte a comprar lo necesario, contratar personas (con las que tendrás que lidiar) y tal vez ya no te de tiempo para ir a entrenar como lo hacías regularmente, tendrás que esforzarte un tiempo, sobretodo al inicio, en donde sentarás las bases de operación, equilibrio, inversión económica y logística en general, que con paciencia, perseverancia y organización llegará el momento en el que lleguen los clientes y todo lo demás, pero eso requiere esfuerzo y trabajo no solo ideas.
3- Compromiso.– Se vale equivocarse, se vale darse cuenta que ese proyecto no resultó como pensabas por la razón que sea, pero la gran diferencia en haberte involucrado desde el inicio con el compromiso perfectamente establecido, es que no habrá una mascota abandonada o un restaurante con la carta a medias, es decir, no habrá falta de atención de tu parte, aunque el perrito creció muchísimo y tu casa no es la apropiada para él, encontrarás un lugar mejor en el que sea feliz, si no van al restaurante tantos comensales como tenías contemplados, podrás tomar otra decisión cuando así lo consideres, pero sabes que diste todo y créeme que eso hace una gran diferencia en tu propia percepción al verte comprometid@, responsable y entregad@, independientemente del resultado final ¡DA TODO! Y no te quedes a deber.
Estamos experimentando constantemente y más ahora, forzado o por elección pero tenemos que innovar, crecer, crear y arriesgar, antes de dar un paso, piensa, estudia, revisa, analiza si ese proyecto en el cual quieres enfocarte es algo a lo que realmente le darás la atención y el compromiso necesarios, o es un mero antojo.
