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Cuidémonos de la banca, el mal necesario

Me acuerdo perfecto como si fuera ayer: me vaciaron mi cuenta bancaria. Fue a finales del siglo pasado y nadie me creía. Me tocó ser una de las primeras personas en reportar un caso así. La banca se movía a internet y podías ‘imprimir’ tus movimientos mandándote un fax desde el sitio del banco. Muy rupestre, tanto que ni siquiera se habían instrumentado medidas de seguridad para proteger las cuentas.

Cuando lo reporté a banco por teléfono, me dijeron que eso era imposible. Me apersoné en la sucursal y su director me veía entre atónito y entre descalificándome. Fuimos a su compu y checó la cuenta a donde había ido a dar mi dinero. Y ahí, ante sus ojos, el tipo estaba haciendo una y otra transferencias, llenando su cuenta y vaciando las ajenas.

Me ofrecieron devolverme mi dinero en 90 días. Gracias a un contacto, me lo devolvieron en un mes. A partir de ese momento, Bancomer empezó a poner candados por todas partes.

Actualmente, todo lo que tiene que ver con dinero lo hacemos electrónicamente, ya sea en el sitio web del banco, o por el teléfono, vía PayPal, o con tarjetas virtuales.

Y si cada vez estamos más expuestos, también es cierto que hay bancos con los que sientes mayor protección que con otros.

Bancomer es por mucho el rey de la banca digital. Tanto su portal como su app han sido motivo de premios internacionales, reconociéndosele como uno de los mejores del mundo (lo cual no se dice ni se le reconoce en México, igual que a Yalitza).

Los demás bancos de México están francamente en párvulos. No le llegan ni a los talones a Bancomer, pero hacen su luchita… no en vano Santander ha ido creciendo consistentemente en los últimos años, mientras Banamex entre su Citi (que nunca estuvo bien posicionado en México) y su rezago tecnológico, gradualmente se ha ido convirtiendo en el banco de los viejitos.

El peor de entre ‘los grandes’ de la banca en México es por mucho HSBC. Se le asocia con lavado de dinero, podrán tener sucursales en cada esquina pero la atención es como del IMSS en época de epidemias, su capacidad de resolver problemas es ciertamente nula, y su seguridad es constante y fuertemente vulnerada, o por lo menos eso dicen mientras le vacían sus cuentas a los incautos usuarios. Ni a eslogan llega (¿o sí?).

Así fue el caso del profesor Cabrera, cuyo hackeo de cuenta se hizo viral y aparentemente está en proceso de ser resuelto. No me quiero imaginar que después de años de trabajo y ahorro un trinche banquito de quinta decida no devolverte tu dinero, escudándose en quién-sabe-qué, porque en teoría los bancos tienen seguros contra todo eso, y la Condusef no se anda con sutilezas. Bien por don Cabrera (y por quienes lo apoyaron física y moralmente, entre ellos mi querido amigo Jaime Souza) que subió su situación a las redes. Espero que todos los demás que se colgaron a la publicación recuperen su capital.

La banca

#PincheHSBC

Neuromarketing: Descifrando el Cerebro del Consumidor | Duncan C. & Daniel R. & Hans Hatch

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