Seguramente que cuando te vistes nunca te pones a pensar qué tuvo que pasar para que esa playera o esos jeans llegaran hasta a ti, cuál es el origen de tu ropa, quién la diseñó y quien la cosió, y qué otros procesos están involucrados para que tus vaqueros se vean hermosamente desteñidos.
Pero ahora te daremos un dato que seguro te hará pensar un poco más, incluso en tu acelerada carrera por las mañanas: 7 mil 500 litros de agua se consumen durante la producción de uno sólo de tus pantalones de mezclilla, de acuerdo con los cálculos de la ONU.
Esos 7 mil 500 litros, es la cantidad que llega a transportar un camión cisterna, o casi siete veces un tanque Rotoplás estándar (1,100 litros). Ahora, ¿alcanzas a dimensionar la cantidad de agua que implica tener unos ‘vaqueros’? Si no, aquí tienes más números:
La industria textil es el segundo consumidor de agua en el mundo, cada año gasta 93,000 millones de metros cúbicos, con lo que se abastecería a cinco millones de personas. Y solo el 1% de los materiales en la producción de ropa se recicla para fabricar nuevas piezas.
Este gasto excesivo ha hecho que muchas empresas textiles se hayan visto obligadas a comprometerse con el medio ambiente, lo que significa racionalizar el uso de recursos naturales, en este caso específico, el del agua.
Porque, para los no enterados, unos 2,200 millones de personas en el mundo no tienen acceso a servicios de agua potable gestionada de manera segura, nueve de cada 10 desastres naturales se relacionan con el agua y los riesgos climáticos vinculados con el agua tocan al sector alimentario, energético, urbano y ambiental.
Todos los anteriores son datos que proporciona el Banco Mundial, organismo que también alerta que el crecimiento económico depende del agua. Tiene sentido, ¿no crees?
El llamado es unánime: “El mundo requiere un cambio fundamental en la manera cómo se comprende, valora y gestiona el agua”, por eso no es gratuito que las iniciativas ahora partan, incluso, de las propias industrias que más la consumen.
Este 2021, Levi’s, sí la marca más popular de pantalones de mezclilla, lanzó su colección primavera-verano 2021:Wellthread, que incluye prendas sustentables que muestran el compromiso de la marca con el cuidado del medio ambiente.
La gran innovación es que esta edición combina una gama de telas elaboradas con prácticas que cuidan y protegen el medio ambiente, incluyendo algodón orgánico, cáñamo algodonado y Tencel (madera de uso controlado); lo que reduce desechos, consumo de agua y el uso de energéticos en el proceso de producción. Ya se habían tardado.
Levi’s también ha implementado en sus procesos productivos el programa Water Less, estos sí desde 2011, y asegura que gracias a ello, hasta el momento, ha ahorrado más de 3 mil millones y reciclado otros 5 mil millones de litros de agua.
El mayor consume de agua que realiza la empresa tiene que ver con el proceso para suavizar la mezclilla, pues en su condición original, o cruda, suele ser más rígida.
En México, Levi’s es la marca preferida de los consumidores, pues 23.3% de los jeans que se venden en el país, previo a la pandemia, eran de la marca. En orden de preferencias sigue Oggi, Lee, Furor, Cimarrón y Britos.
Aunque se calcula que 30 por ciento de la ropa producida nunca llega a venderse, lo que ocasiona una distorsión entre oferta y demanda, cuyo costo se calcula en 210 mil millones de dólares.
Por otro lado, hace unas semanas se dio a conocer el nacimiento de Circular Fashion Partnership (Alianza de la Moda Circular) que, en línea con la urgencia de implementar procesos apegados a la economía circular, busca implementar nuevos procesos para recuperar restos de tela, durante el proceso de textiles a fin de que se reúsen en la producción de nuevas prendas.
Con esas prácticas se evita que los retazos vayan a los basureros o se quemen, produciendo más contaminación.
Esta alianza también busca colocar el inventario excedente que se dio en varias fábricas y tiendas, a consecuencia de las restricciones que impuso la pandemia en el mundo.
En esa iniciativa participan marcas como H&M, Bershka o Pull & Bear, que implementaron esas prácticas en Bangladesh, segundo productor de ropa, después de China.