Nos encontramos en una era de cambio constante, donde las “novedades” emergen en cuestión de segundos y la rapidez en la comunicación se ha vuelto una “necesidad”. Esto ha resultado en un aumento de errores y equivocaciones en la forma en que las empresas manejan sus relaciones públicas, sea por ignorancia, desinterés o una mezcla de ambas.
El comportamiento de los stakeholders también ha evolucionado. No solo estamos sujetos a la validación de nuestros servicios y productos en línea, también nuestra reputación y credibilidad está sujeta a revisión y se hace “tangible” a través de foros y recomendaciones. Por lo tanto, no es suficiente con lo que la empresa quiere comunicar; es esencial entender lo que nuestros públicos internos y externos, dicen, piensan y creen de y sobre nosotros.
La calidad de la experiencia que ofrecemos a través de múltiples canales de comunicación es crucial para lograr visibilidad en un mundo virtual cada vez más competitivo. Por ejemplo, un estudio de Nielsen reveló que el 92% de los consumidores confía en las recomendaciones de personas que conocen, y el 70% confía en las opiniones de otros consumidores publicadas en línea.
En este contexto, las relaciones públicas deben adaptarse y ser capaces de gestionar la comunicación en tiempo real, asegurándose de que las percepciones y comentarios de los públicos estén alineados con los mensajes clave de la empresa.
Ante este panorama de la comunicación digital, se dice que las relaciones públicas han tenido que adaptarse para servir de vínculo, en tiempo real, entre los diferentes grupos de públicos y la empresa.
¿Qué aspectos como empresa debemos tener en cuenta en nuestra estrategia de RRPP?
1. Integrar lo tradicional con lo digital: Aunque pueda parecer paradójico, no debemos descartar las estrategias de marketing tradicional. En lugar de eso, debemos combinarlas con tácticas digitales. Por ejemplo, una visita a una feria comercial, una llamada telefónica personalizada o una tarjeta de cumpleaños siguen siendo tácticas efectivas.
2. Identificar y utilizar a los mensajeros clave: No solo importa qué se dice y cómo se dice, sino también quién lo dice. ¿Has identificado a los “influencers” en tu sector? Según un estudio de Influencer Marketing Hub, el 89% de los especialistas en marketing consideran que el retorno de inversión del marketing de influencers es comparable o superior a otras formas de marketing.
3. Enfocarse en comunidades, no en masas: Aunque los segmentos de audiencia actuales sean diversos, tienen más en común de lo que podríamos imaginar. El reto es encontrar esos puntos en común y, a partir de ellos, construir una experiencia de marca auténtica que se alinee con las necesidades y deseos de cada comunidad.
4. Crear contenidos nuevos y adaptados a cada canal: Prepara mensajes y campañas adecuados para cada canal y formato correspondiente. Los mensajes deben ser honestos, claros y enfocados.
5. Invertir en un equipo de copys/ redactores: Comprender los nuevos códigos de comunicación es fundamental, pero también lo es invertir en un equipo que elabore mensajes efectivos. Desde el contenido del blog y la página web hasta cartas y anuncios, cada mensaje cuenta.
Somos más conscientes de lo que leemos y desconfiamos de frases vacías como: “Ofrecemos servicios de calidad” (¿acaso venderíamos servicios sin calidad?) o “somos los mejores en…” (difícil de verificar sin evidencia como encuestas, testimonios, premios y certificaciones).
¿El reto? profesionalizar las relaciones públicas
No debemos pensar que las relaciones públicas son tan simples que cualquier persona las puede hacer. Este es uno de los clichés, fatal, por cierto, que tiene esta industria. Si quieres trascender, debes considerar en tus presupuestos la creación de un departamento de RRPP o bien, la contratación de agencia con especialidad en RRPP, una inversión que rinde sus frutos cuando todo parece perdido, y que puede anticipar y predecir cambios en las dinámicas sociales.
Las relaciones públicas han tenido que adaptarse para servir como un puente en tiempo real entre la empresa y sus diversos públicos. Es vital no solo entender qué se dice sobre nosotros, sino también cómo podemos influir positivamente en esas conversaciones. Así que, ¡manos a la obra.
