Mientras muchas agencias y holdings desarman sus equipos creativos en nombre de la eficiencia tecnológica, OpenAI acaba de hacer lo contrario: pagó $6.5 mil millones por una mente creativa. No por un algoritmo. No por una marca. Por la forma de pensar de Jony Ive.
Eso no es solo una decisión estratégica. Es un mensaje.
La creatividad importa. Más que nunca.
OpenAI no solo tiene a Sam Altman, una de las mentes más influyentes en tecnología. Ahora suma a Ive, el arquitecto detrás de los productos más icónicos de Apple. Dos mentes creativas liderando una empresa de IA.
¿Por qué?
Porque incluso en un mundo gobernado por modelos predictivos, prompts y código, las grandes ideas no nacen de procesos automáticos. Nacen de visión. De intuición. De sensibilidad.
Y sí, la IA puede ser una herramienta impresionante. Puede ayudarte a ejecutar más rápido, a explorar más ideas, a probar más caminos. Pero si no tienes creatividad, solo vas a acelerar lo irrelevante.
La industria del marketing lo está entendiendo al revés.
Hoy vemos a muchos despidiendo creativos y contratando perfiles tech. Están convirtiendo a la IA en el corazón del proceso, no en una extensión del pensamiento humano. Y luego se preguntan por qué sus campañas no conectan. Por qué nadie habla de sus ideas. Por qué todo suena igual.
La IA no viene a reemplazar a los creativos. Viene a amplificar a los que tienen algo que decir.
Pero si ya despediste a los que sabían decirlo… la IA no va a salvarte.
El verdadero cambio viene de los pequeños.
Los creativos que las grandes agencias dejaron ir, hoy están armando agencias pequeñas, independientes, veloces, potentes. Como una banda de rock: pocos miembros, pero con un sonido claro. Sin oficinas de lujo. Sin estructuras pesadas. Solo talento, visión, e ideas que importan.
Y están ganando.
Porque el futuro del marketing no se trata de escalar. Se trata de conectar. De crear cosas que la gente quiera escuchar, compartir, recordar. Y eso no sale de una fórmula. Sale de una mente creativa con criterio.
OpenAI lo entendió. ¿Tú ya?
Cuando la empresa más avanzada del mundo en inteligencia artificial decide invertir en creatividad, no es porque crea que la IA lo puede todo. Es porque sabe que sin creatividad, no vale nada.
La pregunta es: ¿vas a seguir construyendo estructuras sin alma, o vas a usar la tecnología para potenciar lo que realmente importa?
La creatividad no es un proceso.
No es un asset más en tu Excel de eficiencia.
Es la diferencia entre pasar desapercibido… y hacer historia.