Hoy más que nunca, las empresas están conscientes de que necesitan contratar personas bien calificadas, que puedan cumplir con sus funciones en tiempo y forma, pero sobre todo que lo hagan de forma honesta, transparente y responsable todo el tiempo, aunque nadie los esté supervisando. Para ello es necesario actuar desde la ética, es decir actuar en congruencia con las reglas y lineamientos de la empresa, predicar con el ejemplo, coincidir con los valores de la organización y conducirse con integridad y responsabilidad, todo esto se puede concentrar en dos conceptos innovadores conocidos como: Compliance y Accountability.
Compliance es un concepto aplicado en el ámbito empresarial, que consiste en establecer las políticas y procedimientos adecuados y suficientes para garantizar que, dentro de la empresa, incluidos sus directivos, empleados y públicos vinculados, cumplan con el marco normativo y ético que se ha definido previamente, para ello se diseñan reglamentos, credos, valores y códigos de ética, que garanticen que cada empleado se conduzca de forma recta, sensata y ecuánime en cada una de sus labores, reconociendo que su imagen representa siempre a la compañía y que por tanto sus comportamientos dentro y fuera de ella, deben ser impecables, cuidadosos y consistentes.
De esta manera, en la actualidad se debe contar con un código de ética empresarial que delimite su filosofía, su misión y su visión, así como el establecimiento de lo permitido y lo no permitido, a través de sus reglas, sus lineamientos, sus valores y sus compromisos, entre otros.
Por su parte, el término accountability que en español de traduce como responsabilidad, va más allá de esta traducción, a mí me gusta interpretarlo como integridad, pues implica un compromiso y una motivación hacia las tareas que a cada persona dentro de la empresa se le han asignado y sobre todo el sentirse parte de un engranaje que trabaja por un objetivo en común y no solo por un interés personal. Es decir, cumplir en el día a día con compromiso, proactividad y autoeficacia.
La autoeficacia, es igualmente un concepto fundamental para la aplicación de los códigos de ética, pues implica que se le pueda proporcionar a cada empleado, los recursos materiales, la capacitación y los conocimientos necesarios para cumplir sus funciones cotidianas de forma efectiva y eficiente, pero sobre todo implica el otorgarle la confianza para tomar decisiones de forma autónoma, de acuerdo con las funciones que realiza dentro de la compañía.
Una empresa que no confía en sus empleados, no les permite tomar decisiones y requiere de una supervisión constante, nos habla de una mala gestión de sus códigos de ética, es por eso, que cada vez más, las empresas están incorporando el área de Compliance, la cual se encarga de gestionar adecuadamente el accountability y laautoeficacia de cada uno de sus colaboradores, de esta manera se crea un círculo virtuoso que genera confianza y credibilidad interna, misma que se permea de forma orgánica hacia los clientes, los usuarios o beneficiarios de la empresa.
Un gran líder se distingue por su integridad
La integridad es la cualidad o virtud de una persona que influye para que sea apreciada, por ello un verdadero líder es íntegro y demuestra ser educado, honesto, con control emocional, con respeto por sí mismo y los demás, responsable, directo, formal, disciplinado, puntual, leal, con firmeza en sus acciones, atento, correcto e intachable.
Así mismo, debe ser el primero en demostrar la congruencia entre lo que predica y lo que hace, ser ejemplo y conducirse de manera ética y honorable. La ética va totalmente ligada a la reputación y la marca personal, lo que le da a cada individuo credibilidad y seguridad, te invito a que leas más sobre marca personal como una propuesta de valor
La ética en la era de la Inteligencia Artificial (IA)
Otro desafío importante para la ética es el que se detona con la llegada de la Inteligencia Artificial IA, con aplicaciones como ChatGPT y DeepSeek, mismas que se han popularizado rápidamente por crear contenidos de todo tipo, con lo cual la autenticidad de los proyectos queda en duda y además pone en tela de juicio el origen de los datos, el sesgo de la información proporcionada por el algoritmo y el derecho a la privacidad, todo estos dilemas éticos, requerirán de un análisis profundo que debe considerarse dentro de las compañías para incorporarlos y definirlos en sus códigos de ética, pero ya platicaré de ello a mayor profundidad en mi siguiente columna.
¡Hasta la próxima!