Si la televisión abierta perdió fuerza ante la expansión de internet y el nacimiento del streaming, la propagación publicitaria, no. Por el contrario, observamos en estas nuevas tecnologías formas de llegar a públicos más grandes y diversos, incluyendo los infantiles, que también en estos ámbitos siguen siendo los más vulnerables.
Aunque a muchos padres nos gustaría poder hacer uso del recurso de la vitrina y no permitir que el aire tocará ni un cabello de nuestros pequeños para dañarlos, eso es imposible. Pero sí tenemos un arma para protegerlos antes el alud publicitario en internet y sus plataformas múltiples.
La poderosa información siempre será un buen recurso y un arma para defenderlos ante la sutileza que ejercen los mensajes publicitarios, que buscan introyectar en sus mentes la necesidad o el gusto por algún producto o servicio y, en consecuencia, el deseo de comprarlo.
Hablar con nuestros hijos y enseñarles a distinguir entre los contenidos que observan en la red, es una tarea que debemos realizar como parte de la alfabetización mediática que sugieren los investigadores en derechos humanos frente al entorno digital.
Además de ser una buena oportunidad para convivir con los niños, el sentarse con ellos para ver videos en internet o algún tipo de contenido que permita mostrar qué es una publicidad y cuáles son sus fines, podría ser la diferencia de estar fomentando en ellos una mente crítica ante este tipo de contenido.
La organización Common Sense Media, que difunde guías para padres ante este tipo de fenómenos digitales, sugiere que mientras se ve alguna publicidad, se hagan preguntas a los niños, a manera de juego, como: ¿Qué producto nos están vendiendo?, ¿cómo te hizo sentir el comercial?, ¿crees que es cierto todo lo que nos dicen?
Incluso se puede jugar a identificar los ‘trucos’ que la publicidad usa para que los niños quieran lo que venden y cómo tratan de llamar su atención para lograrlo.
Ese mismo recurso vale para cuando los niños están frente a algún influencer en plataformas como YouTube, pues los de mayor alcance suelen estar patrocinados o aliados con marcas para promocionar sus productos.
Explicar a los niños cómo funciona el mundo de la publicidad y sus estrategias, puede armarlos con una visión crítica y formarlos con un caparazón que les impida ser fácilmente manipulables por la publicidad a la que inevitablemente están expuestos.
De cualquier manera, siempre existe la posibilidad de establecer horarios limitados para los niños frente a los dispositivos móviles, computadoras e incluso televisión.
Common Sense Media nos sugiere en el caso de YouTube, donde los contenidos son tan abiertos y dirigidos a todo tipo de edad, suscribirnos a canales que elijamos de manera conjunta con nuestros hijos, para que vayamos directamente a aquello que hayamos seleccionado, y cuyo contenido ya hemos revisado previamente, lo que limitará la exposición al amplio, diverso y arriesgado contenido de esa plataforma.
YouTube Kids no es la salvación como se creyó en un principio, pues igualmente la amplitud de contenidos y el exceso de publicidad evita el control sobre los mismos. Por eso, la sugerencia también es unirse, de vez en cuando, a ver con las criaturas aquello que suele ser de su interés en la plataforma.
No podemos evitar aquello que es inherente a la generación de nuestros hijos, pero sí podemos ayudarles a discernir aquello a lo que están expuestos para que sus decisiones y gustos se formen con mayor conocimiento de causa y libertad, y crear una generación de niños informados ¿Implica tiempo?, sí, pero ¿qué otra cosa podemos ofrecerles si no?