La pilinga de David – El exhibicionismo petrificado

Floridianos contra florentinos

A veces pienso que hay todo un grupo de personas que, por alguna oscura razón, están empeñadas en llevar a la vida real los episodios de Los Simpson y, entre más alucinantes sean estos, mejor.

Vimos en una de las temporadas “clásicas” de la familia amarilla como la presentación del David de Miguel Ángel conmocionó a los correctitos de la caótica Springfield. De como el sector más conservador ponía el grito en el cielo al enterarse que el marmóreo pene de la escultura iba a ser expuesto sin recato alguno en el museo local.

Pues ya se hizo realidad.

En el estado de Florida una mujer de nombre Hope Carrasquilla, directora de una escuela primaria, tuvo que renunciar a su puesto debido a que un grupo de padres se escandalizó al enterarse que sus tiernos e inocentes hijos e hijas de 12 años habían sido expuestos a la pecaminosa escultura de Buonarroti.

Increíble tan solo pensar que dicha escultura fue realizada con fondos eclesiásticos por una persona cuya heterosexualidad sigue siendo cuestionada, y que representa a uno de los protagonistas más famosos del antiguo testamente del libro sagrado. Una clara muestra de cómo los papistas no son otra cosa que una bola de pervertidos y pedófilos cuya única intención es la de ennegrecer las puras y prístinas almas de los pequeños.

Los floridanos del siglo XXI son más mojigatos que los florentinos del siglo XVI.

Como si no supieran que esas tiernas criaturas han estado expuestas a más desnudos y pornografía de la que jamás lo estarán sus correctitos y escandalizables padres. Las redes sociales han hecho que a estos niños no les asuste nada y menos la foto del micropene de una escultura que está en Italia.

Censura

Racismo a la victoriana

Y hablando de correctitos y cambios, ahora resulta que HarperCollins, la empresa editorial que comercializa la obra de Agatha Christie, decidió cambiar el lenguaje y algunas descripciones de varias novelas de la autora debido a que son potencialmente ofensivas. Vaya, que el detective Poirot y Miss Marple son potenciales ofensores.

Aquí la gran pregunta radica en el origen de una obra y el impacto que podría tener:

¿Debemos de edulcorar los contenidos que no se ajustan a las ideas y valores de las nuevas generaciones?

¿Debemos de borrar lo que decían y pensaban nuestros antecesores en aras de crear un mundo de bordes suaves y colores brillantes para que sean felices?

Estoy totalmente de acuerdo que los valores de hace tan solo algunas décadas eran muy distintos a los de hoy en día. Es más, lo celebro: Mi abuela padecía de un racismo y una intolerancia digna de un camisa parda. La oí decir cosas que, al día de hoy, harían ver a Donald Trump como un woke.

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Sin embargo, sus descendientes que nos hemos desarrollado en una sociedad muy diferente y que no compartimos su visión sobre las personas —de hecho, la rechazamos de forma tajante—, la recordamos con cariño por muchas otras cosas. Fue una persona de su tiempo y, como tal, la comprendemos.

Creo que lo mismo debería de ocurrir con textos y contenidos de otras épocas.

La sociedad y las personas que aparecen retratadas en las novelas de Christie pertenecían a las clases burguesas de la Gran Bretaña herederas de aquella superioridad victoriana que cada inglés sentía poseer. Para ellos el mundo era una eterna “cena de negros” (una frase de mi abuela) en el que las razas inferiores estaban urgidas de que alguien llegara a ponerlos en orden. Que les enseñaran la religión correcta, el gobierno correcto, las formas correctas de ser civilizado.

Por supuesto que ese sacrificio de llevar la civilización a los rincones más remotos del orbe tenía un costo, así que los nativos tuvieron que agradecer la bonhomía de Albión siendo utilizados como mano de obra esclava y entregando sus recursos naturales.

(Acabo de leer que una de las palabras que van a remover de los libros de Christie es “nativo”)

Obviamente su visión era muy distinta y lo mismo aplica para casi todas las razas y culturas. Casi cada una ha tenido épocas en la que sus integrantes se pensaron superiores a vecinos o antípodas.

El hecho de dejar estas palabras, estas costumbres o estas formas de percibir el mundo en obras hechas en otra época, exhiben en gran manera lo mucho o lo poco que hemos avanzado así como lo que aún nos falta para llegar a un lugar más justo y parejo para todos.

Sinceramente siento que es un grave error ocultar a los jóvenes los pitos y las mentalidades de otras épocas. Nuestra historia cuenta con una realidad —a veces terrible— que, por más que nos esforcemos, es imposible de ocultar.

¿Qué nos dicen tooodos los profesores de historia el primer minuto del primer día de clases?

…pues eso…

Increíble pero cierto: para realizar la imagen que adorna esta columna pedí a Midjourney una imagen del David con “ropa interior” y el filtro me rechazó debido a que era algo que podría ser “ofensivo” y hasta pornográfico… Eso sí, me ofreció la imagen del David completamente desnudo. (¡¡¡!!!)

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2 comentarios

  1. La censura corta y quita de una obra lo que alguien considera que no es correcto. El adoctrinamiento enseña lo que si es correcto. Ambas acciones provienen de una mirada del mundo unidireccional y con intención dominante.
    Yo estoy bien, tú estás mal. Yo soy bueno tú eres malo.

    Interminable batalla.

  2. Sin duda alguna mutilar obras por marcos de valores propios es regresarnos a tiempos de la inquisición.
    Muchas gracias por tu comentario.

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