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Miedo a emprender

El cambio no se produce por sí solo. A veces es necesario que confrontes el reflejo que miras en el espejo para lograr corregir el rumbo, y esa, puede ser la más difícil de todas las tareas.

La semana pasada, particularmente, en el SPACE que tenemos todas las mañanas en Twitter, #LaChismaMorningShow decidimos hablar de los miedos, las inseguridades, las fobias y todo aquello que; nos pone en estado de alerta, nos obliga a hacer algo que no queremos o simplemente necesitamos saber, para darnos cuenta de que algo no está funcionando de la manera correcta, en cualquiera de las dimensiones o áreas de nuestra vida.

Lamentablemente y derivado del día a día, vamos dejando ese sueño, esa meta y aquellas cosas que soñábamos con lograr, por olvido o desatención, el asunto que muchos de nosotros nos encontramos al paso de los años en lugares que no imaginábamos y en algunos casos en situaciones complicadísimas, precisamente por no atender aquello que nos daba miedo.

El miedo, también nos juega en contra cuando permitimos que sea éste y no la meta, la que incida en nuestra motivación o parálisis.

… o sea ¿cómo, motivarte a partir del miedo a emprender?

Así como lo lees, aunque si debo aclarar que no se trata de ver o hacer cosas que te aterren, para que a partir de ahí seas un ALFA ante la vida, permíteme explicarme mejor.

Hace mucho tiempo, leí y después leí una técnica para transitar con tus miedos, para “jugar” de un modo diferente con ellos.  Partiendo de la afirmación, de parte de algunos psicólogos que participan en el programa, de que los miedos no se vencen, se confrontan para que evitar la parálisis y ansiedad que puede generar, el sólo hecho de imaginar un escenario desfavorable en el futuro.  Tal como es el emprender un negocio. Dicho entonces, la técnica es muy sencilla y la comparto contigo porque ya la probé, la tengo andando y es la que me ha ayudado a transitar por esa vereda, que en principio me aterraba y brindaba todas las inseguridades posibles, pero que ahora comienza a iluminarse y que a cada paso que avanzo.  Sí voy enfrentando nuevos retos, por supuesto, pero son retos para los que sin saberlo o haber intuido, me estuve preparando durante los últimos 20 años.

Explico la técnica con un ejemplo:

Sueño: “Mi sueño es abrir un restaurante, un restaurante donde pueda recibir a mis amigos, clientes y todo aquel que sea un SANO en mente, alma y corazón.  Con ingredientes de verdad 100% naturales, en un ambiente cool y agradable que promueva la armonía y gusto por la comida sin matar animales”

Una camarera, en medio de un café lleno de gente, toma los pedidos de un hombre y una mujer sentados en una mesa. La escena contrasta marcadamente con su persistente miedo a emprender, mientras lidia con la rutina diaria mientras sueña con comenzar su propio negocio algún día.

Miedos: Pero me aterra poner en riesgo mis ahorros; después de todo, tengo juntando de poquito en poquito casi 10 años.
¿Qué tal que no le gusta a la gente?

¿Y si no viene nadie de pronto y tengo que cerrar antes de 6 meses, qué hago con todo, ni modo de venderlo?

¿y si de pronto el ayudante o un mesero me demandan?

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… Y todos los que te has dicho a ti mismo, producto de la inseguridad, a cual sobra decirlo, es normal, de ahí que el ser emprendedor, ya no digamos empresario, no sea para todos.

¿Qué hacer?

Lo primero es separar el miedo principal de todos esos pequeñitos que en realidad son pretextos o justificaciones para no actuar, como cuando posponemos al siguiente lunes, el regreso al gimnasio, pero que cuando te das cuenta, ya han pasado 6 meses.

Una vez que aísles el miedo más grande, que en el ejemplo equivale a perder los ahorros de varios años, deberás crear uno más grande que te obligue a moverte hacia adelante. 

Quizás el verte anclado los siguientes 10 años a un trabajo que odias, en vez de ser dueño de una cadena franquiciable y vivir bajo tus propias reglas, o que tal que, estando consciente de que lo que ganas; no sólo no te alcanza para brindarle a tu familia el nivel de vida que merece, sino qué además, aborreces la rutina de ese trabajo que tuviste que tomar por necesidad y no por gusto. 

Justo ese miedo tiene que ser más aterrador, que arriesgarte a abrir el restaurante y tener un posible fracaso al cabo de un año.  Si te preparas, investigas, te asesoras y te arriesgas; muy probablemente, al paso de los años, te darás cuenta de que no existía tal monstruo bajo la cama.

No atreverte a vivir tu sueño de ser exitoso bajo tus propios parámetros, por miedos autoinflingidos, debiera ser considerado como tarjeta roja.  Afortunadamente tenemos ejemplos, herramientas o terapia para ayudarnos a cambiar, crecer y prosperar.

Soy Juan Pablo Altamirano, gracias por leerme.

Nos leemos en 15 días.

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