El poder de las palabras y sus sinónimos son utilizados para promocionar contenidos de venta turística, materiales físicos o ideales, sin darle el peso a su significado letra por letra. Actualmente se ha apartado la coherencia de las actividades con la importancia con la que se vende, para así evitar hacer sentir al consumidor como víctima de engaño.
No es un secreto que las empresas transnacionales, nacionales e individuos ocupan un recurso invaluable para la venta de un producto o idea en su día a día. Se ha visualizado de diferentes maneras como valor agregado, exageración, sinónimos o para los pesimistas y fatalistas, engaño.
Este recurso es más común de lo que se piensa, pues es en la vida cotidiana donde se desarrolla más a menudo. En las relaciones interpersonales, cuando existe un cortejo, las personas tratan de resaltar sus atributos para empatizar o diferenciar del resto. Lo mismo pasa con las ofertas de trabajo y la política. Ya sea personajes y partidos políticos o la imagen de las empresas y lo que se vende.
Evitar ser “engañado”
Cuando se requiere personal, las industrias utilizan palabras no recurrentes pero con el mismo significado (sinónimos) a las actividades a desarrollar para darle cierta presencia y formalidad al puesto. Un ejemplo claro son las agencias deportivas que requieren personal temporal y masivo y cambian palabras como: “montaje” e ”hidratación” por palabras como “organización” y “activación” que deja una laguna de significado aunque se conozcan bien las palabras.
Conocer el puesto al que se postula una persona y conocer a fondo la empresa permite evitar la depresión laboral. “Representa una de las primeras causas de pérdida de productividad; absentismo laboral; incremento de accidentes laborales; utilización de los servicios de salud y jubilación anticipada”, según menciona Enrique Castellón Leal.
Los Pueblos Mágicos
Para el turismo, principalmente, los ya famosos pueblos mágicos y zonas turísticas, apelan mucho a este recurso para enaltecer sus actividades, gastronomía, flora y fauna. Palabras como “senderismo”, “parapente” o “enduro” atrapan la curiosidad del turista en su publicidad utilizada en folletos y banners principalmente.
Otra nueva forma de atraer diferentes sectores más jóvenes o extranjeros con mayor poder adquisitivo es renovando el significado de las palabras; sin embargo, no deja de ser la misma cosa. Caso en el que la generación millennial se ha visto envuelta al promocionar vecindades como “coliving”; que no es nada más que “la iniciativa a través de la que una empresa puede gestionar pisos de alquiler destinados a profesionales o emprendedores que comparten vivienda.” Los ya mencionados roomies.
Mantener viva la imagen
Si bien el trabajador que ingresa a una empresa tiene una idea del cómo serán sus actividades, aunque estos estén descritos lo más detallados posibles, nunca suelen ser de los más precisos. Es por eso que es obligación del patrón, líder y jefe mantener la magia de la persona que ingresó. Esto se puede lograr mejorando el ambiente y vida laboral. Es cierto, sí, siempre va a existir desilusión de algún puesto. Pero se puede mantener la chispa con motivación y posibilidad de crecimiento, aún cuando en un principio no se desarrollen (como el empleado tenía pensado) las actividades de la vacante.
En el sector turístico es obligación de los empleados, darle al sinónimo, el significado y peso de la palabra que el turista cree que tiene. Con el buen trato y no minimizando la actividad, platillo, o tradición del pueblo y zona turística; ya que, si el empleado lo cree, el turista no tendrá ningún problema de creerlo o necesidad de sentirse engañado o estafado.
Engaño en la política
Mucho se habla del engaño en la política. Pero es culpa de la ciudadanía no cultivarse en vocabulario pues este es el pan de cada día para el quehacer político. Muchas de las veces solo es entender las palabras y sus significados. Así como en las relaciones interpersonales, el agua se aclara y no habrá necesidad de conflictos, malos entendidos o engaños como muchos se han sentido.
Claro está que las palabras pueden ser utilizadas con uso destructivo o constructivo, si no se respeta el peso que se le quiere dar a cada letra. La coherencia de cada definición del vocablo con los actos y actividades tiene que ser pulcra para evitar crear una mala imagen y mala reputación de la institución, persona, empresa, lugar o puesto de trabajo; y prevenir hacer sentir al consumidor como engañado, además de servir como buena promoción boca a boca.